miércoles, 17 de septiembre de 2025


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Publicada: miércoles, 17 de septiembre de 2025 5:47

Trump desertifica a Colombia por no combatir los cultivos ilícitos, ignorando la responsabilidad de EE.UU. como consumidor que estimula el tráfico y el uso de fentanilo.

 Por: Carlos Santa María

Donald Trump, el mandatario estadounidense, acaba de desertificar a Colombia, responsabilizando al gobierno nacional de no realizar una lucha denodada contra los cultivos ilícitos, sin sancionarlo por las necesidades de seguridad interna de Estados Unidos. Pese a ello, no hay ningún análisis del tema, ni se acepta la responsabilidad de Washington como consumidor que estimula el cultivo, incluso el uso de fentanilo en altísimas cantidades.

Con el fin de profundizar, cabe señalar que no es un secreto (aunque se intente ocultarlo), que la oficina de control de drogas estadounidense —DEA— está considerado el mayor cartel de estupefacientes en el mundo y su conocimiento de personalidades, influencias, chantajes, rutas de tráfico e historial delictivo, lo preceden confirmándolo como una organización criminal.

Para evidenciar su papel de estimulador del tráfico hacia EE.UU. y la Unión Europea existe un amplio prontuario, sin embargo, hay tres hechos internacionales suficientes: primero, el uso de los talibanes y su derrota luego de impedir los cultivos de heroína; segundo, la expulsión de la DEA en América Latina y la disminución radical de cultivos; tercero, el aumento de extradiciones incentivando capitales para el gobierno estadounidense y la absoluta falta de control de la droga en ese territorio.

Primero, Estados Unidos creo el grupo terrorista Al-Qaeda para derrotar a la Unión Soviética en Afganistán, donde los talibanes fueron mostrados como campesinos armados con escopetas que liderados por Rambo los lograron vencer. Sin embargo, los talibanes no permitieron el establecimiento de cultivos con drogas por lo cual se enfrentó Washington a sus aliados masacrándolos por dos décadas donde la heroína floreció. Ahora que los talibanes hicieron huir al ejército estadounidense, nuevamente son eliminados los territorios de cultivo. Confirmación plena y suficiente de a quienes les interesa incrementar las drogas para su tráfico.

Segundo, Bolivia, Ecuador con el presidente Rafael Correa y Hugo Chávez, impidieron la labor de la DEA en sus naciones logrando un descenso casi total del cultivo de cocaína y otros. Al regresar el Cartel de la DEA a Ecuador ya se ha visto que la criminalidad, violencia y producción es inmensa.

Se debe señalar que esta organización criminal utilizó los recursos económicos logrados en el tráfico para ayudar a los “contras” en Nicaragua con el fin de destruir al Frente Sandinista de Liberación Nacional, como gobierno democrático ante la dictadura de Somoza.

Tercero, la población drogadicta en Estados Unidos se ha triplicado y las encuestas coinciden en que como mínimo uno de seis ciudadanos que residen es drogodependiente, es decir, más de sesenta millones de personas, afectando también a las clases dirigentes.

Aún más, ningún capo de la droga ha sido detenido en dicho país, lo que hace suscitar altas dudas sobre si realmente se desea controlar la drogadicción o simplemente aprobar que la población no entienda su realidad. La táctica de la extradición es absolutamente extraña: se negocia con los líderes más peligrosos en América Latina extraditados y, por permitirle vivir, Deben entregar al Tesoro de EE.UU. cantidades extraordinarias cercanas, en algunos casos, a 10 000 millones de dólares, las que en nuestros países permitirían la sustitución de cultivos ilícitos con dinero para nuevos proyectos.

Es una decisión política contra un gobierno soberano. La derecha colombiana la aplaude.

En Colombia hay dos posiciones: una es la de la derecha pro estadounidense feliz de que desertifiquen a Colombia ya que, según ella, eso debilita el gobierno progresista, creando un temor inmenso respecto a los daños que causaría a la guerra contra las drogas si ellos no “ayudan” al país latino. Los Medios Masivos de Desinformación han procedido de inmediato a culpar, según el gobierno extranjero, al mandatario de todos los colombianos (1).

No obstante, existe otra visión mucho más completa cual es que dejar de depender de una nación en el control de la inteligencia, el dominio de las fuerzas armadas, la infiltración en la información privilegiada y secreta del país, la creación de bases foráneas donde sus soldados no pueden ser juzgados por el poder judicial interno, entre otras situaciones, que permiten pensar en nuevas posibilidades independientes que pueden apoyar que en la nación se pueda avanzar en un proyecto de paz integral.

Donald Trump ha respondido que desertifica sin sanciones ilegales esperando que Colombia insista en su papel agresivo para mermar los cultivos, aunque no se compromete a disminuir el consumo desde su propio territorio, ni apresar a líderes propios de carteles. En su defecto, amenaza y ataca a Venezuela dada su propia incapacidad de resolver lo propio.

Los planteamientos acertados del presidente Gustavo Petro

Ha planteado cuatro puntos que resumen una visión multilateral, de ética justa.

La importancia de dejar de depender de una nación extranjera para consolidar fuerzas armadas mucho más conscientes y donde no sean las que pongan las víctimas mientras que el drogadicto consumidor se ríe. Además, como principio que siempre la derecha financiera defiende y en este caso se “olvida”, corresponde a que cada obstáculo debe ser visto como una oportunidad y por tanto se puede continuar con nuevas propuestas y diálogos fortalecidos.

La sustitución forzada debe dar paso a la sustitución voluntaria, concertada, donde las víctimas no sea el pueblo y los militares o policía, y por sobre todo reconocer el esfuerzo hecho que ha sido confirmado incluso en una carta a Trump por el demócrata Gregory Meeks, quien dirige el Comité de Asuntos Exteriores, realzando los éxitos de Colombia.

Desertificar sin sanciones ilegales, por ahora, no puede ser una posición que deje a la nación latinoamericana condicionada a seguir dictados que no la favorecen, excepto toda la colaboración con criterio científico, razonable, autónomo y de multilateralidad. 

La conclusión final: ¿un estado drogadicto desertificando las políticas antidrogas de una nación soberana?

Lo fundamental, la reflexión sobre el causante de los cultivos ilícitos, es decir, el consumidor que estimula la oferta y no es castigado, no se pone en primer plano, lo que impide la solución real.

Por tanto, un presidente digno, valiente, autónomo y comprometido con su pueblo, como lo es Gustavo Petro, ha planteado que lo esencial es desertificar a quien origina la violencia y criminalidad junto con la producción y tráfico, lo que corresponde a Estados Unidos. Los muertos no sólo debe ponerlos la nación latinoamericana.

Las decisiones políticas de un conservador, tradicional, con mentalidad capitalista, desprovisto de alma al potenciar el genocidio de “Israel”, no puede ser el criterio que guie una posición hegemónica. La verdadera libertad se conquista y defiende con dignidad.

 

(1) Descertificación: turismo, financiamiento, comercio. María Claudia Lacouture explica los enormes costos que tendría esta decisión

Estados Unidos presenta a Colombia como importante productor de drogas ilícitas

El presidente Petro afirmó que EE.UU. descertificó a Colombia en la lucha antidrogas

 

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