miércoles, 17 de septiembre de 2025

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Apuntando a Al-Baidar: grupo palestino de derechos humanos enfrenta la violencia e incitación de colonos israelíes

 

La Organización Al-Baidar para la Defensa de los Derechos de los Beduinos se encuentra hoy en el corazón mismo de la batalla directa contra el proyecto colonial de asentamientos en Cisjordania. Su labor cotidiana de documentar violaciones, denunciar los crímenes de desplazamiento forzado y reafirmar la narrativa palestina frente a la propaganda sionista la ha convertido en una espina en la garganta de los colonos, que la consideran un obstáculo real a sus planes expansionistas. Para el movimiento de colonización, la mera existencia de una institución de derechos humanos que exponga sus prácticas y sus mentiras es una amenaza directa a la lógica colonial que intenta reducir a los palestinos, en particular a los beduinos, a “residentes sin derechos”.

En este contexto, el abogado Hassan Mleihat, supervisor general de la organización, se ha convertido en blanco principal de campañas de incitación sistemáticas lideradas por grupos de colonos a través de plataformas electrónicas y medios de comunicación alineados con el discurso de la ocupación. Estas campañas no se limitaron a la incitación, sino que llegaron a amenazas personales directas, en un intento de silenciar la voz de la organización y convertirla en un mero testigo pasivo de un crimen en curso.

Frente a ello, Al-Baidar continúa su labor en el terreno, documentando olas crecientes de violencia y desplazamiento forzado ejercidos por las milicias de colonos contra las comunidades beduinas, especialmente en el Valle del Jordán y la zona C. Esta insistencia en revelar la verdad la coloca en el punto de mira político y mediático, y multiplica la presión sobre su personal y activistas, que trabajan en un entorno cargado de amenazas e intentos de intimidación.

 

Identidad y liderazgo

La Organización Al-Baidar se define como un marco jurídico palestino especializado en el seguimiento de los asuntos de las comunidades beduinas de Cisjordania, en particular aquellas amenazadas con desplazamiento en las zonas clasificadas como C y en el Valle del Jordán. La dirige el abogado Hassan Mleihat, que se ha convertido en su rostro más visible, no solo a través de su supervisión general del trabajo, sino también mediante su representación en medios de comunicación locales e internacionales. Mleihat aparece con frecuencia en entrevistas y reportajes de campo, presentando a la organización como una voz jurídica y de derechos humanos que busca denunciar las prácticas de la colonización y defender el derecho de los beduinos a permanecer en su tierra. Esta visibilidad lo ha convertido a él, y a la organización en general, en objetivo directo de incitación y ataques por parte de los colonos, que lo consideran un adversario central a sus proyectos expansionistas.

 

Objetivos prácticos de la organización

Los objetivos de Al-Baidar giran en torno a la acción de campo y legal para proteger a las comunidades beduinas. Sus equipos móviles se dedican, en primer lugar, a documentar las violaciones diarias que sufren los beduinos: desde la demolición de viviendas y tiendas, pasando por la confiscación de rebaños, hasta las agresiones físicas directas perpetradas por colonos israelíes.

Además de la documentación, la organización se involucra en la defensa legal mediante la presentación de demandas ante tribunales israelíes, y envía expedientes e informes detallados a instituciones internacionales de derechos humanos y a las Naciones Unidas, con el fin de mantener la cuestión beduina en la agenda global. Al-Baidar va aún más lejos, implementando iniciativas de apoyo en el terreno que incluyen el suministro de tiendas de campaña y materiales básicos de construcción, así como programas de concienciación para niños y mujeres, con el objetivo de fortalecer su resistencia frente a los intentos de desarraigo.

 

Mecanismos de trabajo e impacto

El papel de Al-Baidar no se limita a la intervención de emergencia en el terreno, sino que también produce informes periódicos —mensuales o trimestrales— que incluyen estadísticas precisas y relatos documentados con fotografías y testimonios. Estos informes se han convertido en una fuente utilizada por los medios de comunicación y las instituciones de derechos humanos, y en ocasiones sirven como pruebas de apoyo en campañas de presión política y diplomática contra las políticas israelíes.

A través de estos mecanismos, Al-Baidar ha pasado de ser una organización local a un actor de derechos humanos influyente, que desconcierta los cálculos de los colonos y los enfrenta a la opinión pública internacional, lo que explica el aumento de las campañas de incitación contra ella y su liderazgo.

 

Entre los datos de Al-Baidar y la documentación internacional

La organización no se limita a emitir declaraciones generales, sino que recopila cifras exactas sobre la situación de las comunidades beduinas en Cisjordania: su número, las familias que han sufrido desplazamiento y el alcance de las violaciones diarias cometidas por las milicias de colonos armados, apoyados por el ejército israelí, que incluyen demoliciones, confiscaciones y agresiones. Estas cifras son utilizadas con frecuencia por los medios locales como referencia fundamental para comprender la magnitud del hostigamiento que enfrentan los beduinos.

Sin embargo, el panorama solo se completa al compararlo con datos más amplios emitidos por Naciones Unidas y organizaciones internacionales independientes, como la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), que confirman que las olas de desplazamiento forzado de comunidades beduinas no son un relato local, sino una realidad sobre el terreno directamente vinculada al aumento de la violencia de los colonos y a las medidas administrativas israelíes en la zona C.

Así, puede decirse que las cifras de Al-Baidar representan un testimonio inicial y necesario de la vida diaria bajo presión, pero adquieren toda su fuerza al integrarse en los mapas de documentación más amplios que presentan los organismos internacionales, lo que las convierte en parte de una imagen global que revela la magnitud de las violaciones sistemáticas contra las comunidades beduinas.

 

Por qué los colonos apuntan contra Al-Baidar?

La creciente incitación contra la organización no surge de la nada, sino que está directamente relacionada con la naturaleza de su papel en el terreno. Los colonos consideran cualquier esfuerzo jurídico o de documentación sobre la existencia de comunidades beduinas como una amenaza directa a su proyecto expansionista. La presencia beduina en áreas como el Valle del Jordán y la zona C no solo representa un problema humanitario, sino que para el movimiento de colonización constituye un obstáculo a la plena apropiación de la tierra y a la conexión de los asentamientos entre sí. De ahí que atacar a una organización como Al-Baidar sea una cuestión estratégica para los líderes colonos, que buscan silenciar cualquier voz que documente crímenes o movilice la opinión pública contra ellos.

Dimensión política y legal

Los colonos son conscientes de que el trabajo de Al-Baidar no se limita a recoger testimonios locales, sino que también construye expedientes legales que se presentan ante tribunales internacionales y organizaciones de derechos humanos, lo que puede constituir material acusatorio ante la comunidad internacional contra sus prácticas. Por ello, Al-Baidar no es vista únicamente como una organización civil, sino como una “herramienta política” capaz de socavar la narrativa oficial israelí, especialmente en lo que respecta a la propiedad de la tierra y la legitimidad de los asentamientos. En consecuencia, sus líderes, y en particular Hassan Mleihat, se han convertido en objetivos personales de campañas de difamación y amenazas, en un intento de aislarlos de la sociedad y socavar la confianza pública en ellos.

El hostigamiento como parte de la lucha por el control de la tierra

Las campañas de incitación contra Al-Baidar forman parte de una batalla más amplia por el control de la tierra. Los colonos, apoyados por políticas oficiales israelíes, buscan vaciar la zona C de sus habitantes originarios mediante un doble enfoque: la violencia directa, por un lado, y medidas administrativas, por otro, como declarar zonas de pastoreo como “cerradas” o emitir órdenes de demolición. Ante estas políticas, Al-Baidar se convierte en un verdadero obstáculo porque documenta cada violación y la transforma en un expediente jurídico y mediático que expone los objetivos del proyecto colonial.

Al-Baidar entre la intimidación y la resistencia

A pesar de esta enorme presión, la organización continúa su labor en el terreno. Sus equipos recopilan testimonios y fotografías, sus abogados siguen los casos en los tribunales y sus comunicados llegan a los medios de comunicación y a las organizaciones internacionales. Pero perseverar en esta línea de trabajo implica pagar un alto precio: un aumento de la incitación y el hostigamiento. No obstante, la permanencia activa de la organización demuestra su determinación de desempeñar el papel de “guardián de derechos” de las comunidades beduinas, incluso a costa de enfrentarse abiertamente a los colonos extremistas.

Herramientas de represión y presión en el terreno

Las comunidades beduinas palestinas en Cisjordania están sometidas a múltiples presiones ejercidas por las milicias de colonos y el ejército israelí, que van desde la violencia armada hasta el sabotaje sistemático de los medios de subsistencia. Informes múltiples han documentado casos de envenenamiento de rebaños, quema de propiedades civiles e impedimento de acceso a tierras de pastoreo. Estas agresiones, a menudo acompañadas de encubrimiento o connivencia de las fuerzas de seguridad, hacen que la permanencia en estas comunidades sea extremadamente difícil y aumentan la vulnerabilidad de los beduinos frente a los intentos de desplazamiento forzado.

Además de la violencia material, las autoridades israelíes recurren a medidas administrativas para imponer el control de la tierra, como declarar áreas “zonas militares” temporales o emitir órdenes de demolición y prohibiciones de construcción, lo que limita directamente la capacidad de las familias para permanecer en sus tierras.

La presión no se limita al terreno físico; la incitación y la personalización de los ataques se han convertido en herramientas esenciales para intentar frenar el trabajo de las organizaciones de derechos humanos. Campañas en redes sociales y sitios de colonos apuntan contra líderes de organizaciones como Al-Baidar, incluido su supervisor general Hassan Mleihat, con el objetivo de intimidarlos y generar un clima de aislamiento.

 

Conclusión: entre la amenaza y la resistencia

La Organización Al-Baidar para la Defensa de los Derechos de los Beduinos y las Aldeas en Riesgo trabaja en el corazón de una región políticamente explosiva, donde su existencia jurídica y de derechos humanos constituye una amenaza directa para quienes se benefician del proyecto colonial israelí. Su labor de documentar violaciones, perseguir casos legales y difundir datos de campo la convierte en un blanco constante de incitación, tanto a través de medios israelíes locales alineados con el discurso de los colonos, como mediante redes sociales que atacan a su liderazgo y socavan su credibilidad.

El abogado Hassan Mleihat, supervisor general de la organización, y el conjunto de su equipo administrativo, compuesto por abogados, investigadores, activistas de campo, comunicadores y el comisionado de relaciones exteriores, se han convertido en símbolos de este hostigamiento, lo que coloca a toda la organización bajo el fuego cruzado de campañas de intimidación y amenazas. Estos ataques no son hechos aislados, sino parte de una estrategia colonial sistemática para desmantelar cualquier resistencia jurídica y organizativa frente al expansionismo colonial de asentamientos.

La lucha que libra Al-Baidar no es solo local; forma parte de una batalla global contra el colonialismo moderno y sus manifestaciones racistas. La causa beduina en Palestina representa hoy un ejemplo claro del proceso de limpieza étnica lenta llevado a cabo por la ocupación, y por ello, proteger y apoyar a Al-Baidar es un deber de todas las fuerzas de libertad y justicia en el mundo.

El ataque contra la organización no es un hecho pasajero, sino un eslabón más en un proyecto colonial que busca desmantelar cualquier herramienta de resistencia popular y de derechos humanos. Enfrentar este hostigamiento requiere una alianza amplia entre organizaciones de la sociedad civil, fuerzas progresistas y movimientos de liberación en todo el mundo, para que la voz de Al-Baidar sea más fuerte que cualquier intento de silenciarla.

Hoy, Al-Baidar no es solo una organización; es parte de un frente de lucha nacional y social contra el colonialismo de asentamientos, y una voz que demuestra que los palestinos no son víctimas silenciosas, sino dueños de la tierra y de derechos, que resisten por su supervivencia y por su libertad.

Dr. Rasem Bisharat – Doctorado en Estudios de Asia Occidental y Comisionado de Relaciones Exteriores en la Organización Al-Baider para la Defensa de los Derechos de los Beduinos y las Aldeas Objetivo en Palestina

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