La primera vuelta presidencial fue el reflejo del avance electoral de la extrema derecha, el hundimiento de los partidos tradicionales del centro político y la persistencia de una crisis orgánica no resuelta. Las promesas incumplidas de Boric le abrieron el camino a Kast, consolidando su influencia en el parlamento. Frente a este escenario queremos hacer un llamado a derrotar a Kast y su proyecto reaccionario fortaleciendo la organización de base, la movilización, coordinación y la lucha en las calles, organizándonos de forma independiente del gobierno de Boric y de la actual candidatura de Jeannette Jara. Necesitamos construir una alternativa política de la izquierda revolucionaria, internacionalista y de la clase trabajadora para poner al centro nuestras demandas.
El proyecto político que encarna la candidatura de José Antonio Kast es una amenaza para las mayorías trabajadoras. Su programa es de ataques a derechos laborales como la eliminación de la indemnización por años de servicios, la idea de los contratos por hora o el debilitamiento de los sindicatos; contra los jubilados deja en el aire el financiamiento de las pensiones a los sectores más pobres; de ataques sobre los derechos de las mujeres como es el cuestionamiento al aborto en tres causales y el cuestionamiento incluso al matrimonio igualitario.
Tiene una agenda contra las y los inmigrantes de expulsión incluso siendo padres de nacidos en Chile. Asimismo en su programa propone recortes fiscales en salud, educación y vivienda. Quiere rebajar el impuesto a los grandes empresarios ya sea personal o a sus ganancias, quitar regulaciones ambientales que dan vía libre al saqueo en zonas de sacrificio. A nivel internacional, aunque su modelo es Giorgia Meloni –quien representa una extrema derecha integrada al régimen– a nivel regional se alineará con gobiernos como Javier Milei en Argentina o Daniel Noboa en Ecuador. Es decir, gobiernos subordinados a la política de Donald Trump, quien busca ordenar su “patio trasero” con más intervencionismo político, económico y militar como se ve en Venezuela.
Esto, de la mano con mayores niveles de autoritarismo estatal con su concepto de “gobierno de emergencia”, militarización de la seguridad pública, la amenaza del uso de “decretos” y un largo etcétera. Es un peligro para las grandes mayorías trabajadoras y populares.
Si bien Evelyn Matthei era la representante más fiel de los grandes empresarios, al no pasar a segunda vuelta, ahora Kast es su candidato natural. Los grandes empresarios están llamando a unir a la derecha detrás de un programa de ajuste fiscal, fin a la protección ambiental, rebaja de derechos laborales, privilegios para los inversionistas y una reforma al régimen político que aumente los rasgos de autoritarismo estatal. El proyecto económico de Kast se centra en reducir impuestos a las grandes empresas y avanzar en recortes por 6 mil millones de dólares al gasto público que implicará ataques a derechos y planes sociales.
Detrás de Kast se han cuadrado Johannes Kaiser y el Partido Nacional Libertario, Chile Vamos, Demócratas y sectores de la ex DC con Frei Ruiz Tagle a la cabeza. Según todas las encuestas, el candidato del partido Republicano es el favorito para ganar la segunda vuelta presidencial del 14 de diciembre.
A esta derecha debemos hacerle frente de manera decidida. Debemos derrotar a Kast y su proyecto que constituirán un retroceso para las mayorías trabajadoras y populares, y para esto es necesario rearticular la organización de base y la coordinación de las causas sociales y democráticas, recuperando las calles y la movilización.
Si bien todavía el escenario no termina de definirse es evidente que la candidata del oficialismo Jeannette Jara tiene un escenario electoral cuesta arriba. Pese a superar al resto de candidaturas en primera vuelta, sacó menos votos de lo esperado. En la primaria oficialista, Jeannette Jara ganó por amplia mayoría sobre Winter y Tohá, y fueron decenas de miles quienes la votaron con la expectativa de tener una candidata más de izquierda y sin las volteretas del gobierno de Boric.
Pero la candidata del oficialismo realizó una campaña de primera vuelta dirigida al centro. Buscó alianzas con la Democracia Cristiana y renunció a aspectos fundamentales de su programa como la nacionalización del cobre. De cara a la segunda vuelta ha integrado de lleno a la ex Concertación a su comando, que ahora es controlado por viejos rostros de la política neoliberal como Francisco Vidal y la senadora del PS Paulina Vodanovic.
Una candidata que decidió profundizar su “giro concertacionista” para hacer gestos al “centro político”, ese mismo centro que, como rostros del Chile neoliberal de los 30 años y de la política tradicional, ha recibido un amplio repudio por parte de la población, porque han gobernado para las empresas.
Pero, ¿por qué llegamos a esta situación? ¿Por qué José Antonio Kast, con su programa reaccionario anti popular, se encuentra a las puertas de La Moneda? No se puede responder esta pregunta sin sacar las lecciones de los cuatro años del gobierno de Boric.
El gobierno de Boric y la formación de una Concertación 2.0
Boric hizo campaña contra el TPP-11 y las AFP, denunciando la represión de Piñera durante la revuelta, hablando de cambios estructurales y transformaciones sociales. Pero al poco andar todo eso cambió radicalmente, y fueron el gobierno de la “normalización”, una especie de continuidad del concertacionismo clásico.
Boric no tardó en traicionar sus promesas de reforma, realizando una alianza estratégica con la ex Concertación, aplicando medidas neoliberales que dejaron intacto los pilares de la herencia de la dictadura, incluso tomando aspectos de la agenda de la derecha en materia de economía y seguridad.
Promovió un perdonazo para las ISAPRES cuidando los intereses de los empresarios de la salud a costa del bolsillo de sus usuarios. Mantuvo los vouchers para el financiamiento universitario y no condonó el CAE, manteniendo las bases de la educación de mercado y el negocio de los bancos. Apoyó los SLEP cuestionados por el movimiento docente. Firmó el TPP-11 que profundiza la dependencia económica y limita derechos laborales, ambientales y de las comunidades. Pasó un proyecto de “motosierra” ambiental al gusto de las empresas. Entregaron el litio al yerno de Pinochet Julio Ponce Lerou manteniendo la concesión privada de recursos estratégicos. Se mantuvo respetuoso con los grandes empresarios, aprobó los proyectos extractivistas, llevó a cabo una reforma que revitalizó a las AFP e impulsaron un proyecto de permisología ampliamente denunciado por cientos de organizaciones medioambientales. Si bien hay reformas como las 40 horas o el aumento al sueldo mínimo con los cuales no podríamos estar en desacuerdo, se usaron como monedas de negociación con el gran empresariado que permiten pasar la flexibilidad laboral.
Lo más grave es que la agenda securitaria de la derecha fue aplicada bajo este gobierno, se encargó de blindar a las policías, promover leyes de gatillo fácil (Ley Nain Retamal) o estados de excepción permanente en el sur aplicados contra el pueblo mapuche, cuyas organizaciones hoy tienen cerca de 100 luchadores en las cárceles; mantener la impunidad, promoviendo al general Yañez responsable político de las violaciones a Derechos Humanos durante la rebelión del 2019. Hoy la agenda represiva que tendrá Kast de llegar a La Moneda es en gran medida responsabilidad de Boric y su coalición.
Pero quizás lo más importante del balance de estos cuatro años de gobierno de Boric fue la desmovilización del movimiento de trabajadores, estudiantil y de mujeres, la cooptación de los dirigentes de los movimientos sociales y la pasivización de las organizaciones de base. Cuando estas salieron de escena fue justamente la derecha la que avanzó. Las burocracias de la CUT se fueron a sostener cómodos cargos del Gobierno, mantuvieron una tregua y al subordinar a las organizaciones sociales a la agenda del gobierno, terminó debilitando la organización popular. No hubo ninguna lucha en la cual se vieran las burocracias. Su triste papel es de desorganizadores del movimiento sindical.
El Partido Comunista, en el cual muchos sectores confían, no fue una fuerza para impulsar una agenda de lucha y movilización de la clase trabajadora y el pueblo. Lejos de ello, dio un salto en su integración al régimen con ministerios claves como la vocería de Gobierno, Educación y Trabajo, y avalaron importantes medidas como las reformas que fortalecen a las policías, los estados de excepción en el sur o la reforma de pensiones que consolidan las AFP, o llegando incluso a avalar el desalojo de los campamentos de gente que no tiene donde vivir. Hoy se parecen cada vez más a sectores de la vieja Concertación.
De conjunto, estos “cambios” y “volteretas” desmoralizaron a su propia base social y abrió el camino para que la derecha pudiera recomponerse luego del fracaso del gobierno de Piñera, permitiendo que ésta avanzara, cediendo a sus sentidos comunes xenófobos y tomando aspectos de su agenda.
Enfrentamos a la derecha sin dar nuestro apoyo político a la candidatura de Jeanette Jara
En ese marco, el debate que está abierto es cómo enfrentar el avance de la extrema derecha. Comprendemos a quienes quieren frenar a Kast esta segunda vuelta votando por Jeannette Jara por el temor a los ataques que esta candidatura trae consigo. Sin embargo, no compartimos ese camino. A Kast y la ultra derecha debemos hacerle frente con los métodos de la lucha de clases, retomando el camino de la organización desde abajo, la coordinación de las luchas y la movilización.
En Italia, donde gobierna una amiga de Kast, las masas trabajadoras y populares, la juventud y las mujeres, han tomado las calles denunciando el rearme militar en preparación hacia la guerra, defendiendo la salud y educación de los ajustes fiscales, y en solidaridad con el pueblo Palestino. Con bloqueos de calle, cortes de ruta, tomas de fábrica, bloqueos en los puertos y aeropuertos, paros y ocupaciones universitarias, movilizaciones masivas y la Huelga General, muestra el ejemplo de cómo enfrentar a la extrema derecha. O en Alemania, la juventud antifascista que toma las calles impidiendo las manifestaciones de la extrema derecha, mientras la policía defiende a sus líderes.
Este es el ejemplo que hay que tomar para Chile y el mundo, recuperar las luchas, movilización, la autoorganización desde abajo, la coordinación y las calles. Cuando nos movilizamos, la derecha retrocede. Los Sindicatos como la CUT, los organismos estudianiles como la Confech, las organizaciones de mujeres como la C8M, deberían estar empezando a organizar esta pelea, y no andar armando “comandos por Jara” que después terminan en la total pasividad. Debemos exigir a los sindicatos y sectores de lucha, preparar un plan de lucha y movilización para derrotar a Kast y sus planes.
Llamamos a todas y todos quienes quieren enfrentar y derrotar a Kast y la extrema derecha, a luchar en común recuperando la movilización y las calles, única forma de defender en forma consecuente nuestros derechos y demandas. Pero no le daremos nuestro apoyo político ni electoral a la candidatura de Jeannette Jara. En esta segunda vuelta votaremos nulo, marcando claramente la necesidad de hacer frente a la extrema derecha con la organización de base, la coordinación y la movilización. Bajo el chantaje del “mal menor” se fortalecieron las leyes represivas y discursos que favorecieron a la derecha. Por eso, no se va a frenar el avance persistente de la derecha votando a una candidatura controlada por la vieja Concertación y que repetirá el camino de los acuerdos por arriba que desarrolló Gabriel Boric. Este camino ya lo recorrimos y el resultado ya lo conocemos. Seguir confiando y esperando que la derecha se mantendrá a raya gracias a una administración “progresista” del Estado por parte de una alianza entre el PC, el Frente Amplio y la Concertación, significa seguir profundizando este camino.
Nuestro llamado no tiene nada que ver con lo que llama Parisi, con su discurso “ni derecha ni de izquierda” que esconde un programa que no resuelve las demandas de las mayorías populares. Sus medidas, compartidas por un gran sector de la clase trabajadora, no apuntan a poner fin al dominio de los grandes capitalistas y sus negocios, que son quienes precarizan la vida y el trabajo.
Marcar una posición de derrotar y enfrentar a Kast con las luchas y movilización, sin apoyo político ni electoral a Jara, va en el camino de fortalecer una política independiente de los partidos que han administrado este régimen.
Hoy una izquierda de este tipo no existe como una referencia y alternativa para la clase trabajadora, razón por la cual es fundamental poner los esfuerzos en construirla. Desde el PTR, una organización de trabajadores y estudiantes que nos organizamos en minas e industrias, en escuelas y hospitales, en universidades y liceos, estaremos codo a codo en las luchas con millones que quieren enfrentar a Kast y la extrema derecha. Y convocamos a quienes compartan esta perspectiva a luchar por la construcción de una gran organización de miles de trabajadores, jóvenes y mujeres, que se proponga derrotar realmente a la extrema derecha y se proponga ir hasta el final con la lucha por conquistar íntegramente nuestras demandas, mediante la conquista de un gobierno de los trabajadores en ruptura con el capitalismo, un sistema agotado que ya no ofrece un futuro mejor a las mayorías trabajadoras ni la juventud, sino que solo ofrece guerras, crisis y autoritarismo.


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