jueves, 4 de diciembre de 2025

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Estudiantes alemanes van a la huelga contra la reintroducción del servicio militar: ‘No queremos ser carne de cañón’

Detrás de la retórica de ‘defensa nacional’ se esconde, según los manifestantes, un negocio lucrativo para las grandes corporaciones armamentísticas.

Por Joaquín Castro

Miles de estudiantes y escolares alemanes se preparan para una huelga nacional el próximo viernes 5 de diciembre. La convocatoria busca rechazar los planes del gobierno para reactivar el servicio militar obligatorio. Bajo el lema «No queremos convertirnos en carne de cañón», los jóvenes advierten que esta medida no responde a necesidades de defensa real, sino a una agenda de militarización que beneficia principalmente a la industria armamentística. Las protestas se extenderán a más de 40 ciudades del país, incluyendo Berlín, Múnich, Hamburgo y Colonia, con paros escolares, marchas y concentraciones frente a sedes gubernamentales.

Un contexto de remilitarización acelerada

El anuncio del gobierno de coalición, liderado por el canciller Friedrich Merz, ha encendido las alarmas entre la juventud alemana. A partir de 2026, todos los jóvenes nacidos en 2008 –y sucesivas generaciones– deberán responder a un cuestionario sobre su disposición a alistarse voluntariamente en la Bundeswehr, el ejército federal. Si el reclutamiento voluntario no alcanza los objetivos –estimados en al menos 5.000 efectivos anuales–, el Parlamento podría activar un sistema de servicio obligatorio por sorteo, incluyendo revisiones médicas generalizadas para seleccionar reclutas. Esta medida forma parte de un ambicioso plan de militarización que prevé una inversión récord de 377.000 millones de euros hasta 2035.

Los promotores del plan argumentan que responde a la «amenaza rusa» y al debilitamiento de la OTAN en el flanco este, pero los críticos lo ven como un paso hacia la normalización de la guerra en Europa. «Da la sensación de que se avecina una guerra, y eso da miedo», confiesa un estudiante de secundaria involucrado en la organización de la huelga, quien participa en debates escolares donde defiende la objeción de conciencia. Organizaciones como el Comité de Jóvenes contra la Militarización estiman que al menos 700.000 jóvenes serán contactados en el primer año, lo que podría derivar en un reclutamiento masivo si el voluntariado falla.

Huelga en más de 40 ciudades

La huelga del 5 de diciembre marca el pico de una ola de protestas que ha crecido desde marzo, cuando se filtraron los primeros borradores del plan. En ciudades como Leipzig y Frankfurt, comités estudiantiles han coordinado paros de clases enteras que han contado con el apoyo de sindicatos docentes. «Esta no es solo una cuestión de servicio militar; es sobre rechazar una sociedad que prioriza las armas sobre la educación y el bienestar», declara un portavoz de la iniciativa en Hamburgo.

La sombra de la industria armamentística

Detrás de la retórica de «defensa nacional» se esconde, según los manifestantes, un negocio lucrativo para las grandes corporaciones. El plan de 377.000 millones de euros adjudica ya 182.000 millones a la industria alemana, con Rheinmetall como principal beneficiaria: más de 88.000 millones en contratos, incluyendo la producción de blindados Puma y Boxer. En febrero de 2025, la empresa firmó un marco contractual por 3.100 millones de euros para sistemas de soldados digitales (IdZ-ES), el mayor de su historia, con un pedido inicial de 417 millones. Ese mismo año, Rheinmetall obtuvo un encargo de 770 millones para más de 1.000 camiones tácticos MAN y otro de 300 millones para instalaciones médicas blindadas, con entregas previstas para 2029.

Estos pedidos millonarios con dinero público –financiados por impuestos– han disparado las acciones de Rheinmetall un 150% en 2025, generando ganancias exponenciales para accionistas mientras los jóvenes enfrentan el riesgo de ser enviados al frente. En octubre, la firma alemana lanzó un proyecto de fábrica de municiones en Bulgaria, financiado por el gobierno local, ampliando su red de producción en Europa del Este. Los estudiantes argumentan que esta militarización no fortalece la paz, sino que la erosiona, enriqueciendo a unos pocos a costa de la juventud.

 

Fuente: Nueva Revolucion

 

 

 

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