jueves, 4 de diciembre de 2025

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José Iglesias Fernández: «El municipalismo como un proceso contra el capitalismo»

 

José Iglesias Fernández nació el 27 de diciembre de 1931; está a punto de cumplir 94 años, pero siempre ha sido un pensador “juvenil”, avanzándose a las modas, dejando atrás sin problemas paradigmas hasta entonces atesorados, esa manía que tiene la izquierda de abrazarse a lianas que han servido para avanzar, pero que de tanto manosearlas se acabaron esclerotizando.

Pero en este momento se toma un respiro y ha decidido volver la mirada atrás y rescatar diez contribuciones inéditas, que tienen en común el contener los esbozos de cada una de las ideas que posteriormente desarrolló y profundizó, y cómo fue, como acabamos de indicar, haciéndolas evolucionar, naciendo una incluso de la crítica a la otra, pese a haber sido uno de los primeros en haberlas formulado originariamente, al menos en el ámbito hispano.

En ellos, como en toda su obra y su activismo, también está muy presente la vocación didáctica de compartir el conocimiento para hacerlo progresar mediante la participación dialéctica, acción que proviene de la soledad de aquel niño que tuvo que dejar los estudios con nueve años para aportar sustento a su familia, acarreando grandes sierras de una aldea a otra en la Galicia rural postfranquista, y que, con la solidaridad sindical internacional y el eterno apoyo vital de su compañera, la economista crítica Miren Etxezarreta (89 años), pudo erigirse hasta los bruñidos colegios de Oxford para tratar de abrir las puertas del saber y la lucha, del hilo rojo, mediante la docencia obrera y de base.

En el camino pues muchos hitos, especialmente en los últimos 30 años, desde la Renta Básica al Municipalismo, compartidos en este espacio crítico tan querido, “su” Kaos en la Red, y qué lugar mejor para mostrar, con vuestra inestimable colaboración, los cimientos de algunas de sus principales ideas. Esperamos que las disfrutéis y, sobre todo, que sirvan para el avance del común.

José Iglesias Etxezarreta en nombre de José Iglesias Fernández

2 de diciembre de 2025, Barcelona.



La emancipación del ser humano pasa por la destrucción del capitalismo

Las carencias transformadoras de la actual praxis política

La mayoría de los humanos vivimos en ciudades, grandes o pequeñas. Pero las ciudades están diseñadas y transformadas de acuerdo con las necesidades del modelo de acumulación capitalista. Sin embargo, es conveniente un sistema productivo, agrario e industrial, a escala controlable, a la vez que un sistema urbano menos concentrado, más disperso. Un modelo de ciudades y de empresas que combine la posibilidad de recuperar el tiempo libre para actividades creativas o sociales, así como para controlar y tratar los deshechos, y restituir los fertilizantes. En otras palabras, es indispensable recomponer esa división marcada por lo urbano y lo rural, y así evitar la ruptura en el metabolismo que se da entre el hombre y la naturaleza, introducido por el sistema. 1

Además, el modelo de acumulación capitalista exige siempre desigualdad y pobreza, 2 manifestadas en varios problemas sociales, tales como la frecuencia y el volumen de los desahucios, las tasas de paro crónico, la incidencia de la precariedad de los contratos y las condiciones laborales, las diversas reformas del sistema público de pensiones, los recortes o reducciones del gasto en los programas de salud, educación pública, y ayudas sociales, la desposesión de derechos pero también de bienes físicos y financieros, etc., los cuales conlleva a que las poblaciones contemplen alarmadas el futuro totalmente incierto que les aguarda dentro del capitalismo. Es tal la agresión de las políticas neoliberales al bienestar de las poblaciones que se entiende que los movimientos sociales concentren todas sus movilizaciones en contrarrestarlas en el inmediato plazo.

Es esta precariedad de vida e urgencia programática política la que introduce la carencia de una visión sistémica contra el capitalismo, carencia que nos lleva a pensar en modelos alternativos de sociedad, así como en procesos alternativos de cambio social para rellenar este vacío. 3 Es decir, y aún a pesar de la exigencia coyuntural de aportar respuestas inmediatas a tal ingente desposesión, las mismas personas y los mismos movimientos frecuentemente se hacen preguntas acerca de las posibles alternativas al capitalismo. Es decir, hay que abordar el vacío actual que se da entre la praxis y la teoría, entre las soluciones diarias a las disfunciones dentro del sistema, y expresadas en miles de mareas, y las alternativas que cada vez son más apremiantes contra el sistema, si la izquierda todavía aspira a mantener el objetivo de transformar el capitalismo. Como recomienda Horst Stowasser, “no sabemos cómo y cuándo llegará el momento preciso, […] pero tendríamos que estar preparados, bien preparados, para responder a una situación tal de forma adecuada”.4

Un esquema de transformación contra el capitalismo

Toda transformación social anticapitalista ha de contener una estructura de cambio: desde unos sujetos activos (individuales y colectivos), hasta unos procesos y unos instrumentos. Para que estas características que componen la estructura de la transformación sean coherentes entre si han de marcar bien claro cual es el o los puntos de llegada. Decía que hay muchas alternativas al capitalismo, aunque yo proponga la sociedad comunal como lugar de llegada. Sin embargo, a mi me parece que el municipalismo como proceso y la Renta Básica de las iguales y la Riqueza comunal podrían bien ser unos instrumentos pertinentes, especialmente en las primeras épocas de diseño e implantación de la alternativa al sistema. En este trabajo vamos a explicar la idoneidad del proceso municipalista, dejando para un segundo artículo la explicación de los instrumentos mencionados, así como la sociedad comunal como alternativa al capitalismo. 5

Mapa sobre sujetos, procesos, instrumentos y alternativas

Fuente: elaboración propia

El municipalismo como proceso de transformación anticapitalista

El potencial transformador que genera el ámbito municipal

Decía Arquímedes (287-212 aC) que si le facilitaban un punto de apoyo, con una palanca levantaría el mundo. El municipalismo es ese punto de apoyo indispensable para que las gentes antisistema transformen el capitalismo. Dicho esto, ¿por qué es tan importante el ámbito municipal como espacio desde el cual iniciar el proceso anticapitalista? Es bien sabido que la ciudadanía, constituida en sujetos políticos, (pasivos o activos, individuales o colectivos), se ubican en lo barrios que componen el espacio municipal. Enfatizábamos estos aspectos en otro trabajo, en el cual recordábamos como la población “vivimos en barrios, pero la suma de ellos conforma ese espacio al que llamamos administrativamente el municipio. En todo municipio, somos muchas las personas que nos beneficiamos de los bienes y servicios municipales, bienes públicos que están a cargo de la buena o mala gestión de la Alcaldía. Allá donde la gestión se hace a favor de la población la calidad de vida puede ser óptima; allá donde se hace a favor de los poderes locales o externos al municipio, esta seguramente que es pésima, o deja bastante que desear. Recordemos algunos de los servicios más importantes que podemos tener acceso a nivel local, que son comunes en la mayoría de municipios, y que pueden ser utilizados como transformadores:

  • Entorno ambiental. Alcantarillado y saneamiento, limpieza y arreglo de calles, alumbrado público, mantenimiento de parques, jardines y zonas verdes, recogida de basuras, seguridad vial, urbanismo, vivienda y terreno residencial, depuración aguas y residuos.

  • Bienestar social. Asistencia social, centros de acogida (maltrato de género, infancia, menores y ancianos, discapacitados, jubilados, sin techo, minorías étnicas y extranjeros), programas contra la pobreza, atención a drogodependencias, alojamiento a transeúntes, atención ciudadana, emergencia social

  • Actividades educativas y culturales. Escuelas y guarderías, cursos (idiomas, arte, música, danza, internet, etc.), becas de estudio, comedor y libros de texto, actividades extraescolares, conciertos, exposiciones, bibliotecas y ludotecas, museos, teatros, radio y prensa, albergues.

  • Actividades ciudadanas. Subvenciones a asociaciones, clubes, empresas privadas (talleres y comercios), mantenimiento de fachadas.

  • Actividades económicas. Recursos dedicados a potenciar el turismo, la construcción de polígonos industriales, los mercados municipales, ferias artesanas, transporte urbano, oficina de patentes, propiedad, y recaudación fiscal, la promoción del empleo.

  • Actividades artístico-deportivas. Pabellones, campos (fútbol, tenis) y polideportivos, frontones, piscinas, gimnasios, centros cívicos, programas y concursos culturales y festivos, programas de ocio y tiempo libre.

  • Salud. Hospitales, consultorios y centros de salud, planificación familiar, servicio de ambulancias.

  • Otros servicios. Bomberos, seguridad ciudadana, oficina del consumidor, puntos verdes (recogida de muebles, electrodomésticos, etc.), cementerios.

  • Empresas municipales, consorcios mixtos, empresas privadas. Las empresas municipales han ido desapareciendo, en la medida que se privatizaban servicios tales como el agua, la vivienda, luz, gas, transporte público, y pasaban a ser gestionados por empresas mixtas y privadas. Por tanto, la mayoría de las alcaldías han dejado de controlar servicios tan importantes para el bienestar ciudadano como el agua y otras energías (electricidad, gas, carbón), etc., porque los políticos, a quienes cedemos la representación periódicamente, los fueron y van todavía privatizando en beneficio de las entidades privadas de lucro. La corrupción, que se ha disparado en la última década, especialmente a nivel municipal, es posible debido a esta dejadez manifiesta por parte de las poblaciones locales.

Además, podemos añadir como en el municipio, existen otras dimensiones que afectan directamente a la convivencia humana: relaciones de vecindario, laborales, culturales, asociativas, etc.:

  • Relaciones de producción y consumo. El ámbito municipal facilita el contacto directo entre sus habitantes: tanto a nivel de producción, como de proximidad de los trabajadores de los diferentes oficios y especialidades, y mediante las redes de trabajo personal y colectivo; a nivel de satisfacción de necesidades, esta misma proximidad facilita el intercambio; es decir, desde el punto de organizar estas dos actividades como economía colectiva, la proximidad entre productores, así como la proximidad entre consumidores, y entre ambos grupos, es un elemento positivo para potenciar las actividades económicas en la vida local. Este es uno de los planos básicos para consolidar las relaciones sin la intermediación de la propiedad privada en la producción y la distribución de la sociedad comunal.

  • Relaciones de vecindario. Relaciones de cooperación entre vecinos que se podrán establecer y organizar desde las respectivas organizaciones y colectivos que actúan en los respectivos barrios. Los problemas de la pobreza, la inmigración, el racismo, la exclusión social, la marginación por orientación sexual, la discriminación y el maltrato de género, las carencias por edad o discapacidad, el desempleo, la drogadicción y la ludopatía, las dificultades de acceso a la vivienda y los desahucios, etc. podrían ser abordados conjuntamente, de forma integral donde sea posible, con políticas y fondos municipales, así como con la participación de las mencionadas asociaciones ciudadanas y vecinales; una forma más comunitaria y social de abordar estas situaciones de desamparo de estos colectivos que la economía de mercado y las empresas privadas jamás atenderán. Este es otro plano para el desarrollo del apoyo mutuo y la gestión horizontal, sin poder, de las diversas actividades encaminadas al bienestar colectivo.

  • La presencia de las empresas municipales encargadas de estos servicios y actividades, así como la recuperación de otras desparecidas, irán contratando progresivamente el personal con carácter de servidores públicos o funcionarios. En el corto plazo, algunos de estos servicios pueden ser gestionados por empresas mixtas, en las cuales la propiedad es pública pero la actividad productiva puede ser realizada por personal de entidades organizadas bajo el criterio de la economía social.6 Esta es una de las medidas que potenciará la capacidad de ocupación local y dará prioridad a los ciudadanos que viven en el propio municipio. No hace falta añadir que la calidad del empleo (contratación, niveles salariales, protección social, condiciones de trabajo, etc.) tanto de los funcionarios como el del personal de las empresas mixtas, ha de ajustarse a lo establecido por la normativa laboral. Este plano permite la implicación directa en la organización y la gestión de la producción, elemento clave para la satisfacción de necesidades en cualquier sociedad humana.

  • Gestión asamblearia. La gestión con carácter representativo que actualmente tiene el Ayuntamiento ha de ir perdiendo peso para ir dando paso a la participación, la gestión y el seguimiento ciudadano en forma de asamblea. Mientras dure la versión representativa, tanto el alcalde como los ediles no podrán ser reelegidos para una segunda legislatura. La gestión colegiada basará su trabajo en las funciones necesarias a desempeñar y no en el concepto de cargo, de forma que ha de desaparecer el cometido de alcalde, tenientes de alcalde, secretarios, etc., que tanto poder personal e institucional contienen en ellos mismos. Otro de los planos indispensables para la disolución del poder, y en especial el del Estado en todos sus niveles administrativos.

  • Disolución paulatina del EstadoReafirmar que el Estado no tiene cabida en la gestión orgánica de la sociedad comunal. Por tanto, en el municipalismo, la idea de la disolución paulatina de esta institución clasista debe ser un objetivo irrenunciable de todas las organizaciones sociales y vecinales, de todos los colectivos y movimientos sociales comprometidos con la transformación del capitalismo en una sociedad sin clases”. 7 Aquí no encontramos con una serio problema, pues “la izquierda aún no entendió los límites del Estado-nación, entre ellos que el Estado no puede ser refundado”.8

El municipalismo. La brújula / matriz como un instrumento de orientación

Este es un instrumento indispensable que sirve para evaluar el comportamiento y los programas de los sujetos, la coherencia de los procesos como el municipalismo, así como la naturaleza de las alternativas contra el capitalismo. Necesitamos disponer de un instrumento con unos pocos criterios fundamentales que sirvan como brújula de orientación o de unidad de verificación (en el sentido de marcar la dirección del proceso a seguir), a la vez de matriz que establece el lugar donde procrear la sociedad no capitalista. Es decir, se trata de disponer de una hoja de ruta con capacidad de procreación y orientación durante todo ese tiempo que dure el proceso. Esto debemos hacerlo a pesar de que somos conscientes de la precariedad y dificultades de las que partimos en el momento de articular un discurso sobre una sociedad y un proceso municipal distinto, ya que deberá ser vivido por personas con valores muy diferentes a los dominantes en la actualidad, y que el funcionamiento de esa sociedad deberá ser tan diferente al actual que nos resulta casi imposible desde ahora poderla tan solo imaginar. 9 No obstante, es una tarea que se ha de intentar.

Se dice que Lord Acton (1834-1902) acuñó en 1887 la conocidísima frase 10 de que “el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”. También añadió que el “dinero es poder”. Decimos esto porque la característica fundamental que permeabiliza todo el capitalismo es la relación sistémica que existe entre propiedad privadadinero y mercado, elementos en los que el poder es un rasgo común a todos ellos: la propiedad es poder, el dinero es poder, el control del sistema de mercado da poder a las empresas monopolistas.11 De aquí que, al diseñar la matriz se haya buscado que su rasgo distintivo sea la igualdad, pero esta sólo podría ser posible en la medida que quedase desmontado el poder, es decir, la brújula/matriz tendría que impedir cualquier posibilidad de que se volviese a reproducir en el seno de la comunidad la perversión del poder entre sus miembros o instituciones.

Entonces, ¿cuáles serán las características mínimas que identificarán la sociedad utópica, así como el proceso municipalista que pretendemos? Esta brújula y matriz general de orientación es válida para cualquier propuesta alternativa, por estar compuesta por unas características mínimas, unos ejes teóricos y prácticos, que han sido deducidos a partir de todos aquellos sectores que conforman el capitalismo y que hay que rechazar, por los que consideramos esenciales para construir radicalmente tanto el proceso como esa sociedad que establezcamos como punto de llegada:

Partimos de un elemento inicial que sirve de tronco. Este consiste en qué su sistema de propiedad sea colectivo, comunal, no privado.12 De hecho, y según manifiesta Maximo Kovalevsky, “la propiedad no existía en el estado de naturaleza, pues en tal estado todos tenían derecho a todo”.13 En los Cuadernos Kovalevsky, Marx prefería considerar a la comunidad como dueña de las tierras (o de la riqueza comunal), y a las personas comuneras como poseedoras de las mismas.14 Al final, la propiedad privada es una institución social que puede ser destruida igual que fue creada. Por tanto, eliminada la propiedad privada de los recursos productivos y naturales, el poder que ejercían los propietarios y el poder del Estado de clase que protegía los intereses de los capitalistas, se desvanece. Esta exigencia sobre la disolución de la propiedad,15 y sus consecuencias sobre el poder, permiten reconstruir los demás sectores más determinantes de la vida comunal, pero especialmente del proceso municipal:

  • Qué su sistema de producción esté en régimen comunitario; que no explote al hombre ni despilfarre recursos.16

  • Qué su sistema de distribución sea equitativo; libre acceso a los bienes que satisfacen las necesidades básicas.17

  • Qué la gestión del poder sea horizontal; no jerárquica ni despótica. 18 A debatir la forma de gobierno, de república, cuando la comunidad venga condicionada por grandes concentraciones de habitantes (urbes).

  • Qué su sistema de valores y afectos proponga y potencie el bien común: justicia, igualdad, fraternidad (amistad), apoyo mutuo, etc.

  • Qué mientras como ciudadano, la persona respeta la res pública, o el espíritu comunitario de la sociedad, la comunidad le respeta su derecho individual a la intimidad, al disfrute de su res privada. Sin embargo, y dado el carácter eminentemente social del ser humano, allá donde la res pública entre en conflicto con la res privada, los asuntos comunitarios (o públicos) tendrán carácter preferente sobre los privados.

Muchas de las propuestas postuladas como alternativas no cuestionan la propiedad privada de la riqueza productiva. Tampoco proponen producir bienes y servicios para ser distribuidos libre y equitativamente como bienes comunales. Ni proponen un cambio en la forma de gobierno, ni exigen y garantizan que este sea horizontal, entre iguales. La idea del bien común como filosofía del buen vivir 19 de la comunidad no aparece, o al menos con la fuerza y el papel que ha de jugar, en la composición de las características fundamentales que ha de tener la matriz comunal.

En el estado primigenio, no sabemos cuanta felicidad social disfrutaba el ser humano. Lo que si aparece como una constante es la búsqueda incesante de un grado de convivencia social en que la misma esté asegurada. De aquí que la utopía no solo permite soñar al ser humano con sociedades doradas, edénicas, representadas frecuentemente por cielos, jardines, vergeles, sino que puede ser también aplicada a procesos e instrumentos que sirvan de norte o brújula. Basándose en las corrientes humanistas que afloraban en la edad media, y en especial con referencia a los textos cervantinos, Francisco Garrote Pérez deduce un modelo de criterio de verificación similar al que acabamos de defender. Un modelo de arcadia que lo antecede en el tiempo en casi quinientos años. Las principales características son:

  • El igualitarismo y el comunitarismo de los bienes y de los medios de producción, lo que lleva a la no admisión de la propiedad privada.

  • Igualdad completa y general entre los hombres.

  • Ausencia de cualquier explotación u opresión, fuente de cualquier alienación.

  • Amor fraterno generalizado como base de la convivencia.

  • Comunidad de bienes, tanto de recursos como de bienes y servicios producidos.20

La matriz / brújula comunal

Fuente: Elaboración propia

No hace falta aclarar que estos no son los únicos criterios posibles para saber si formulamos alternativas contra, o simplemente medidas que actúan de tiritas cuando el capitalismo tiene una herida, pero mientras no me ofrezcan otro, al menos a mi me ayuda a que no me den gato por liebre, como en el caso del decrecimiento, el consumo responsable, la banca ética, los micro créditos, el comercio justo, las monedas complementarias, las empresas con responsabilidad social corporativa, el impuesto Tobin, la permacultura, y un largo etcétera, propuestas primarias que pueden contener algunas de las características mencionadas de una forma embrionaria o latente, pero no explicitadas como instrumentos irrenunciables en el proceso de su devenir contra el sistema.21

La afirmación anterior me obliga a dar razones. Primera, coincido con Michael Löwy que advierte como “un cambio en las formas de propiedad que no sea seguido por la gestión democrática (horizontal) y la reorganización del sistema productivo (propiedad comunal del saber, de los recursos y las mercancías producidas) solo puede llevar a un final terrible”.22 Segunda, los antisistema, especialmente los marxistas, podemos inspirarnos en lo que destacaba Marx en relación con la Comuna de Paris: “los trabajadores no pueden tomar posesión del aparato del Estado capitalista y ponerlo a funcionar a su servicio. Deben “demolerlo” y reemplazarlo por una forma de poder político radicalmente diferente, democrático y no estatal”.23 Tercera, también me convence Anthony Burguess cuando expresa sus temores: “el Estado moderno, tanto en un país totalitario como en un país democrático, tiene demasiado poder, y seguramente hacemos bien en tenerle miedo”.24 Y cuarta, en las que la afirmación de Audre Lorde conjuga las anteriores. Dice: hay que abastecerse de unos valores e instrumentos que “no podrán ser los del amo. [Porque los valores y] las herramientas del amo nunca desmontan la casa del amo. Quizá nos permitan obtener una victoria pasajera siguiendo las reglas del juego, pero nunca nos valdrán para efectuar un auténtico cambio”.25

Filosofía y fases del proceso municipalista

El municipalismo es una filosofía de la praxis, de la acción, por la que toma su nombre del lugar o territorio en el cual actúa. Siguiendo las normas y aplicando el criterio o matriz comunal, el proceso municipalista asume y sostiene que los recursos han de satisfacer las necesidades humanas, pero de forma que tanto la propiedad como la organización y la gestión de los mismos sean comunitarios (propiedad comunal). Este proceso, que contiene una fuerte dosis de utopía, es un desafío a los poderes del sistema, pero se ha de entender como un proceso abierto, dejando que cada sujeto social (colectivo o persona) decida que proceso sigue para caminar con cierta seguridad hacia la destrucción del capitalismo. Será esta filosofía la que oriente el proceso de cambio, desde la situación de partida en la que se encuentra jurídicamente la municipalidad hoy, hasta su final transformación en una sociedad comunal. Así mismo, servirá de orientación para que las políticas e instrumentos que se propongan aseguren que los recursos privados se conviertan en públicos, y lo público en comunal, para bienestar de la ciudadanía.26 El proceso municipalista contempla dos fases:

  • Una fasedentro del capitalismo, está dividida en:

a) El municipalismo de mercado, en la que domina el sector privado;

b) El municipalismo de servicios públicos (o Estado del bienestar), en la que domina el sector público, representado por la Alcaldía.

  • La otra fase, será considerada como el período de transición entre la fase capitalista y el desarrollo de las condiciones para el paso de la propiedad estatal a la propiedad comunal. Esta es la verdadera fase anticapitalista. Es decir, un tiempo en el que se va imponiendo el dominio del sector comunal, tanto en la gestión política, como en la productiva y distributiva, así como en la consolidación de los valores comunales: amistad, apoyo mutuo, igualdad, esa comunidad en la que la felicidad individual y colectiva va floreciendo a consecuencia de la confianza entre sus miembros.

De forma más detallada:

  • En la fase de mercado, o dominio del sector privado, lo que prevalece es la privatización de los bienes públicos convertidos en mercancías, con la pérdida de los derechos ciudadanos adquiridos a lo largo de las luchas en las sociedades clasistas. Los bienes del sector público pasan a ser gestionados por intereses privados. Y los totalmente privatizados, quién no tiene recursos (dinero) para obtenerlos en los mercados, se queda sin ellos.

  • En la fase en la que el Ayuntamiento recupera sus atribuciones, o dominio del sector público; lo que se recupera es la reconversión de la mayoría del sector privado en público. Vuelta a los derechos, a la gestión ciudadana del Municipio desde la Alcaldía, con un mayor control de los recursos públicos. Ahora los ciudadanos pueden disfrutar de los mismos (algunos con tasas municipales), aunque no dispongan de poder adquisitivo.

  • En la fase de transición hacia el comunalismo, o período en que el que el sector comunal va siendo dominante, se comienza a conformar la sociedad comunal, punto de llegada, donde todos los recursos serán de propiedad comunal, así como el uso fruto de los servicios y mercancías que generen estos recursos. A partir de esta etapa, la anticapitalista, sólo serán autorizados los bienes privados considerados como riqueza no productiva.

Epílogo

No cabe duda que la izquierda tiene que enfrentar los problemas cotidianos a los que se ve sometida la población, especialmente por lo que supone de defensa de muchos derechos que el capitalismo quiere eliminar. Es decir, no sólo se trata de mantener niveles de dignidad adquiridos mediante la lucha de clases, sino de que tal bienestar se ha logrado en forma de derecho inalienable.

Ahora bien, ante el capitalismo como barbarie la izquierda ha de proponerse su desaparición. En mi caso, yo propongo la sociedad comunal como alternativa y el municipalismo como proceso de transición. Nos ayudamos de la brújula y matriz comunal, así como del proceso municipalista, porque contienen todas las características que garantizan un proceso de transformación hacia la nueva sociedad:27 propiedad comunal, no sólo de la riqueza productiva y de la producida (democracia en la producción y en la distribución), sino que, con la disolución del poder individual y estatal (democracia en la gestión), la participación entre iguales queda garantizada en la vida del municipio, de la comunidad. Así mismo, el concepto del buen vivir que implantarán las personas comuneras será una de las múltiples tareas que la convivencia entre ellas irá adecuando a las necesidades y saberes que vayan desarrollando. Y como señalábamos al principio, en el recorrido de este proceso, pensamos que la Renta Básica de la iguales (RBis) y la Riqueza Comunal de las iguales (RCis) son dos instrumentos valiosísimos que nos pueden servir para alcanzar esta meta transformadora.

José Iglesias Fernández

Barcelona, 24 de junio del 2014

2 Luís Martínez Sistach y Cáritas: “La pobreza es extensa, intensa, crónica y profunda”. El País 20 junio del 2014.

3 Para una visión más profunda y argumentada, ver “Reflexionando sobre las alternativas. Informe nº 9. Seminario de Economía Critica Taifa, Septiembre del 2013.

4 Horst Stowasser. El Proyecto A. Página 40. En AAVV. La utopía es posible. Experiencias posibles. Utopía Libertaria. Buenos Aires.

5 Una parte de este artículo está extraído de José Iglesias Fernández. De la Renta Básica de las iguales a la Riqueza Comunal. Baladre/Zambra, 2013. Hay versión en catalán con el nombre de Municipalisme i societat comunal: Procés i alternativa al capitalisme. Papers d’ innovació social, nº. 104 y 105. Ecoconcern, 2013.

6 Un buen ejemplo lo encontramos en los colectivos de El Parke (Alfafar) que gestionan los servicios municipales de recogida de basuras, reciclaje, jardinería, etc., en forma de economía social compartida y rotativa allá dónde el empleo es escaso.

7 Copiado de José Iglesias Fernández. Cambiar el poder municipal para mejorar nuestras vidas y transformar la sociedad. En http://old.kaosenlared.net/noticia/cambiar-poder-municipal-para-mejorar-nuestras-vidas-transformar-socied

8 Raúl Zibechi. Descolonización. Próxima publicación

9 Esta misma regla sirve para saber si los ámbitos de autonomía que proponemos se organicen (comunidades, colonias, comunas) pueden ser embriones de una futura sociedad alternativa.

10 Otro de sus dichos que cobra rabiosa actualidad es: “la lucha dormida, latente durante siglos, y que tendrá lugar tarde o temprano es la lucha del pueblo contra los bancos”.

11 En el capitalismo planetario, los mercados de recursos naturales, mercancías y servicios, dinero, y de la demanda mano de obra, están en manos de empresas marcadas por la estructura de un fuerte oligopolio.

12 Tanto desde la propiedad privada reconocida al individuo como la reconocida en el ámbito societario a fundaciones, cooperativas, “sales”, etc.

13 Maximo Kovalevsky. Orígenes y evolución de la familia y la propiedad. En

http://info5.juridicas.unam.mx/libros/4/1573/pl1573.htm

14 Cita extraída del texto de Álvaro García Linera, Introducción al Cuaderno Kovalevsky de Karl Marx, La Paz, Ofensiva Roja, 1989.

15 En lo referido a la propiedad, Pat Devine sostiene que ésta debe ser social, no privada. Según el autor la propiedad estatal o pública no asegura la propiedad social. La nacionalización de los medios de producción es un primer paso crucial hacia su socialización, pero ésta no es suficiente por si sola para conseguirla. La propiedad social debe cumplir dos criterios. Primero, los medios de producción deben ser empleados en función de los intereses de la sociedad. Segundo, la sociedad debe tener una disposición efectiva sobre los medios de producción que posee. Ver TAIFA. Seminario de Economía Crítica. Reflexionando sobre las alternativas. Informe nº 9. Trabajo citado.

16 La planificación entre iguales ha de ser un instrumento a considerar.

17 En la fase capitalista (de mercado y bienes públicos), la implantación de una Renta Básica es indispensable.

18 Como proponía Epicuro, una autonomía independiente de cualquier tipo de jerarquía, es decir, una gestión horizontal basada en la autarkeia, o de la soberanía de sus miembros. Dicho de otra manera, “La noción de autosuficiencia (autárkeia) se refiere a la posibilidad y la capacidad de concurrir sobre la base de los propios medios a la satisfacción de lo que es necesario para la vida y su plenitud”. Epicuro. Carta a Meneceo.

En http://www.onomazein.net/4/epicuro.pdf

19 “Parte de nuestros deseos son naturales, y otra parte son vanos deseos; entre los naturales, unos son necesarios y otros no; y entre los necesarios, unos lo son para la felicidad, otros para el bienestar del cuerpo y otros para la vida misma. Conociendo bien estas clases de deseos es posible referir toda elección a la salud del cuerpo y a la serenidad del alma, porque en ello consiste la vida feliz. Pues actuamos siempre para no sufrir dolor ni pesar, y una vez que lo hemos conseguido ya no necesitamos de nada más”. Epicuro. Carta a Meneceo.

En http://www.webdianoia.com/helenismo/epicuro_fil.htm

20 Francisco Garrote Pérez. La sociedad ideal de Cervantes, p.22. CEGAL, 1997.

21 La aplicación de la matriz comunal puede leerse más ampliamente en José Iglesias Fernández. Sobre el decrecimiento y otras rendiciones. Interpretación crítica sobre el decrecimiento y el consumo responsable. Baladre / Libreando 2010.

22 Michael Löwy. Ecosocialismo: hacia una nueva civilización.

En http://www.herramienta.com.ar/revista-herramienta-n-42/ecosocialismo-hacia-una-nueva-civilizacion

23 Michael Löwy. Ecosocialismo: hacia una nueva civilización. Trabajo citado.

24 Anthony Burgess. “La condición mecánica”. El País, 27 octubre del 2012.

25 Mercedes Jabardo (ed.). Feminismos negros. Una antología, p. 33. Traficantes de sueños, 2012.

26 Este epígrafe de la filosofía y el proceso está tomado de José Iglesias Fernández. ¿República, sí o no? Sobre las sociedades y las formas de gobierno: la propuesta del municipalismo. Virus, 2009, y Cambiar el poder municipal para mejorar nuestras vidas y transformar la sociedad. En

http://old.kaosenlared.net/noticia/cambiar-poder-municipal-para-mejorar-nuestras-vidas-transformar-socied

27 Comunal o comunista, Engels ya recalcaba que “el comunismo [y el comunalismo] no es una mera doctrina del partido de la clase obrera, sino un teoría cuyo objetivo final es conseguir que toda la sociedad, incluyendo a los capitalistas, pueda liberarse de las estrechas condiciones actuales”. Prefacio a la edición alemana de 1892. Las condiciones de la clase obrera en Inglaterra, 1845.

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