
“Ni un puto mena en Madrid”: la ultraderecha reaviva su retórica de cacería
Dos meses después de los disturbios en Torre Pacheco, el eco de la violencia racista resuena nuevamente, esta vez en Madrid. Grupos ultraderechistas han vuelto a difundir consignas xenófobas cargadas de odio hacia los menores migrantes alojados en el centro de Hortaleza —refiriéndose despectivamente a ellos como “menas”— y fomentan una violencia ya ensayada con anterioridad.
Así este martes 2 de septiembre de 2025, Vox organizó una concentración frente al Centro de Primera Acogida de Hortaleza. A pesar de que la Delegación del Gobierno la había prohibido la formación la presentó como una “comparecencia ante los medios”. Al acto asistieron unas 150 personas, entre las que se contaban los dirigentes Isabel Pérez Moñino y Rocío de Meer, quienes sostuvieron algunas de las habituales consignas xenófobas como “ilegales fuera, delincuentes fuera”.
También en redes de colectivos como el neonazi como Democracia Nacional, partido ultraderechista legalmente registrado, se incita a miembros y simpatizantes a “vaciar” el centro de acogida calificándolo de “nido de delincuentes y violadores” y a movilizarse en nombre de una pretendida “autodefensa”. Frases como “ni un puto mena en Madrid” circulan como manifestaciones del odio legitimado.
Personajes como Pedro Chaparro —condenado por el asalto a la librería Blanquerna en 2013— ha difundido este discurso a través de redes como X (anteriormente Twitter) y Telegram, justificando la violencia hacia estos colectivos. Su mensaje, publicado tras una agresión a tres menores migrantes cerca del centro, pretendía avivar el ambiente y detonar una reacción más ampliamente coordinada.
Esta nueva ofensiva sigue una mecánica ya utilizada en Torre Pacheco, donde grupos ultraderechistas convocaron “cacerías” contra migrantes tras un incidente aislado. Allí también operaron organizaciones como Democracia Nacional, España 2000 o Núcleo Nacional, aprovechando el miedo colectivo para movilizarse.
Al igual que en Torre Pacheco, en Madrid se detecta una dinámica de provocación y desinformación. El precedente de campañas de odio artificialmente justificadas y organizadas desde plataformas digitales es inquietante. Estas acciones suelen partir de bulos, manipulación emocional y una fácil viralidad, que catalizan comportamientos de odio con consecuencias reales y peligrosas.
El renacer del discurso violento contra los menores migrantes en Madrid no es aislado, sino un reflejo de patrones organizados de radicalización que combinan redes virtuales, símbolos de intolerancia y la impunidad discursiva, demostrando estar dispuestos a instrumentalizar tragedias locales para generar confrontación social, con el trasfondo de una creciente popularidad de la criminalización de la población inmigrante fomentada legalmente desde la discriminatoria ‘Ley de Extranjería’. Frente a ello, la respuesta antifascista debe ser contundente a partir de la autoorganización y la respuesta movilizadora frente a las acciones xenófobas de la ultraderecha y la exigencia de derogación de la legislación racista en que se apoya.
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