jueves, 4 de septiembre de 2025

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El colapso del Orden Mundial

EL COLAPSO DEL ORDEN MUNDIAL

(Un pequeño ensayo sobre la orfandad de los pueblos)

El mundo dobló una esquina ciega y cayó en una alcantarilla.

Acusado de terrorismo por vestir una camiseta con la inscripción “Palestina Action”, Paul Laverty, marido de Iciar Bollain y guionista de las películas de Ken Loach, tendrá que vérselas en Septiembre con un tribunal londinense. No es el único, ni mucho menos de los detenidos  allí por la defensa de la causa palestina. ¿Estará el tribunal a favor  de los  derechos humanos y contra el parecer del Gobierno que manda detenerlo? Pregunto.  No es el Reino Unido una excepción europea, naturalmente. Allí se reprimen manifestaciones y se detienen activistas pro Palestina, como sucede también  en Alemania o en Francia. ¿Serán juzgados por tribunales proclives a la defensa de los derechos palestinos y contra los gobiernos francés y alemán?  Podría ser, sí, pero ¿podrá ser? Ah, eso es otra cuestión. La ilegal, ilegítima y criminal  complicidad de gobiernos y jueces con los que matan niños y embarazadas, destruyen hospitales con médicos y enfermos, bombardean campos de refugiados,  matan de hambre a miles y miles, y asesinan a los  testigos de sus crímenes, muestra hasta qué punto  el Derecho ha sido arrojado al cubo de la basura.

¿Por qué ofende la verdad siempre a los mismos?

Bien sea por actuar contra leyes inmorales, por proclamar derechos propios o ajenos legalmente reconocidos, por defender a los injustamente tratados, por revelar secretos de abusos de poder de un gobierno, o  simplemente por decir verdades que ofenden a la doctrina  dominante de un Estado, jueces parciales, cárceles especialmente preparadas y guardianes especialmente adiestrados para hacer sufrir  a infractores de las leyes, aguardan para los que se atreven a decir verdades en países amordazados. Y hay muchos, según los Informes de las ONG humanitarias, y no solo los señalados como peligrosos por el famoso Club, como es el caso de Rusia  (¿EEUU, no?) Corea del Norte, Venezuela, Cuba, India, Irán,   (¿Israel no?)  Existe la Corte Penal Internacional, pero  no funciona porque EEUU no le deja para proteger a Israel. Debería  funcionar para  que juzgue los crímenes que cometen los gobiernos del mundo, los verdugos internacionales  y los de sus  amigos. Debería funcionar, sí, pero al doblar una esquina ciega se cae en una alcantarilla en cuyo oscuro fondo cenagoso se encuentran seres  tan peligrosos como  Netanyahu, Milei, Trump o Putin que deberían ser juzgados por ese alto tribunal, pero  no se sabe muy bien por qué, silencio en la sala: en la del juicio. Y todos esos delincuentes y otros de su misma cuerda –siempre fascista o de esa cuerda- salen de rositas.

 ¿Ley y Orden? Sus víctimas

Ahora bien: si no eres  fascista y te manifiestes contra una caterva de esos violentos que invaden tu barrio con malas maneras sembrando odio y violencia y  entonces viene la  policía porque alguien les planta cara en la  plaza pacíficamente, y  te detiene  junto a  unos amigos que pasáis  por allí y un juez te condena a siete años de prisión. Y NUNCA son hechos aislados.  Permanece en prisión Pablo Hassel, un rapero, por practicar la libertad de expresión, como  las  “Seis de la Suiza”, por defender derechos sindicales, tan a la baja como en Cádiz hace poco.  En cambio no  se investiga ni se detiene a un fascista que llama a destruir un barco porque socorre  náufragos africanos pobres  que huyen del hambre o de la guerra,  ni tampoco se detiene  a los inductores y ejecutores principales de  injuriar masivamente en redes y en plazas públicas al presidente del Gobierno de  España. Pero sí se detiene o se multa – a activistas sociales y a científicos en defensa del clima y la supervivencia humana. Curiosa casuística esta de la aplicación de las leyes en nuestra Europa y en este país  porque invita a suponer que la única ley que se aplica con éxito policial y judicial es siempre  la misma: los buenos son los delincuentes, y si hay que juzgar a alguien  no será a ellos, sino al que defiende a sus  víctimas. Es más fácil, sí, para los delincuentes, vivir con esa tranquilidad. Saber que si contaminan por tierra, mar y aire, si  exterminan a un pueblo entero, siembran odio, inventan bulos, acosan, maltratan o matan periodistas, y otros  delitos castigados por  el código penal, los jueces  hacen como que no se enteran. Entonces, ¿ quién defiende  la justicia social, la moral, la vida,  la verdad y el bien común?… Si  los jueces no hacen su papel, ¿ no tendremos que ocupar su lugar  los pueblos para estar a salvo -también de ellos-  y defender lo que ellos no defienden?

El gran fracaso del Derecho Internacional

¿Por qué es posible que se den todos estos casos que menciono? Porque se enmarcan dentro del derrumbe del Derecho Internacional que caracteriza a nuestra época. Ya no hay un Orden, sino una pugna entre  intereses de poder y mercados, y la ONU no sirve definitivamente,  lo mismo que no sirvió antes la Sociedad de Naciones, y lo mismo que no sirve  la Corte Penal Internacional. Como una burla contra todas estas instituciones supuestamente protectoras se suceden sin trabas los  crímenes de guerra y los genocidios cuando conviene a los poderosos,  y se ignoran los derechos humanos cuando el humano es de otro color que no sea el blanco nuclear, sea inmigrante  de cualquier edad o sea palestino aunque sea recién nacido.

En este contexto de desprecio al Derecho  (no digamos ya a la Justicia) los  que defienden simplemente el derecho a la palabra libre pueden ser juzgados por motivos diferentes a los reales (decir la verdad) torturados, enfermados en cárceles horrorosas sin recibir asistencia médica,  o raptados en plena luz del día, incomunicados y expulsados esposados  del país, como vemos actualmente en Estados Unidos. Personas y grupos enteros acusados de simples sospechosos  son tratados de esta manera, y  cuando esto ocurre, y ocurre todos los días en alguna parte del mundo, (da igual que los gobiernos se llamen a sí mismos demócratas, neoliberales, comunistas o como quiera que se llamen)- los  que ocupan los altos sillones  actúan como ejecutores, como inductores o como encubridores directos  y todos sus fieles colaboradores  en todos los niveles de la corrupción miran para otro lado, ya  sean civiles, militares o eclesiásticos.

Mientras tanto, muchos pueblos en los países desarrollados, pero cada vez más en todos los demás, viven inmersos en el torbellino que se les impone: desmotivados, adiestrados y manipulados;  sin horizonte vital e ignorantes  de la verdadera libertad, de la verdadera espiritualidad (camuflada como religión)  y del acceso a formas de pensamiento libre y crítico.

Para todo eso  que el ser humano aspira en lo más hondo de sí se le proporcionan siempre sucedáneos como democracia sin derechos o religión sin espiritualidad,  perfectamente programados desde los primeros años de la vida. Estos sucedáneos  desvían las mentes de los caminos principales y las empujan hacia caminos secundarios que conducen a dogmas, tradiciones, costumbres y fascismos triunfantes por el fracaso y la insatisfacción que producen al final. Ha sido oscurecido en las mayorías de las personas  lo   que pudiera favorecer su autonomía mental, su conciencia crítica  y su conciencia social y  espiritual y malviven  recluidos en sus casas, desconfiando de sus vecinos, sentados ante sus televisores donde son debidamente instruidos con el discurso del poder civil y religioso  para que las cosas sigan siendo siempre las que son.

¿Pasividad o resistencia?

Convencidos en  masa por los discursos del Poder  en cualquiera de sus versiones, (por la aparente fuerza de “Lo Irremediable”) miran hipnotizados  el televisor  y dejan de preguntarse, que para eso se creó la Sociedad del Espectáculo  que se les ofrece y de la que ya nos puso en guardia hace mucho aquel grupo de revolucionarios de los años sesenta llamado “Socialismo o Barbarie”( como la que hay y la que veremos por no sé cuánto tiempo).

Dejar de preguntarse y convertirse en Espectador del Otro, del que a la vez  se desconfía;  tenernos divididos y enfrentados  es perfecto para el Poder criminal del mundo. Pero quien deja de preguntarse, no evoluciona. Quien desconfía, no se une, y quien no se une es sometido.  Entonces el Poder canta victoria sobre el mundo, sobre el  suyo, puesto a sus pies, aunque no sabe todavía que ha doblado una esquina y simplemente se ha perdido en la oscuridad donde no existe ni ley, ni orden ni moral alguna. Allí  nos puede arrastrar si le dejamos que actúe sin control, lo que no es posible si cada uno de nosotros no somos capaces de autocontrolar nuestros egos  para no dañarnos ni  parecernos a quien nos daña.

Agosto 2025

Imagen de portada:  Colapso –  creativecommons.org | Detalles de la licencia

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