Contra el genocidio y el rearme
Denunciamos el asalto en aguas internacionales del Mediterráneo, del Ejército israelí a la flota SUMUD que portaba alimentos, medicinas y recursos a la población cercada de Gaza. Se trata del último episodio de la escalada militar del Gobierno de Netanyahu. Un gobierno asediado por casos de corrupción, persecución política e ilegitimidad democrática, que ha encontrado en la guerra un medio para seguir en el poder. Su absoluto desprecio por el derecho internacional ha ido denunciado por la inmensa mayoría de países del mundo y ya tan solo cuenta con el apoyo explícito de la administración Trump.
Estamos ante un grave ataque a los derechos humanos, que degrada a todos aquellos que no actúen ahora y aquí, para detener esta locura.
El cerco inmisericorde a la población de Gaza, con el pretexto del secuestro de 250 personas por parte de Hamas, ha mantenido durante dos años a más de 2 millones de personas encerradas, bombardeadas sistemáticamente y asediadas sin alimentos, medicinas, ni agua. Se trata de una acción sin precedentes en la historia de la humanidad. De hecho, el asedio por parte de los nazis del Gueto de Varsovia en 1943, una de las más crueles acciones contra el pueblo judío, lo fue sobre unas 55 mil personas que resistieron 5 meses.
Tolerar un genocidio de estas dimensiones en pleno siglo XXI, es una grave amenaza a la convivencia y la paz en todo el mundo, que degrada la convivencia entre las personas y estimula el desarrollo de la irracionalidad y la violencia.
COESPE y el movimiento pensionista denuncia estos hechos y exigimos la inmediata liberación de los activistas de la flotilla (500 personas secuestradas por el ejército israelí) procedentes de más de 40 países y la inmediata distribución de la ayuda humanitaria que portaban entre la población de Gaza. Exigimos la apertura de pasillos humanitarios que acaben con este cerco inhumano y la paralización del genocidio que sufre la población.
En un mundo en que los poderosos muestran cada vez un mayor desprecio por la vida humana por los derechos de las personas, es necesario que la ciudadanía defienda el derecho a la vida, exigiendo la desmilitarización y el cumplimiento del derecho internacional, como forma de articular la convivencia entre pueblos, priorizando atender a las necesidades de la mayoría, deteniendo la escalada con la que los fabricantes de armas y sus financieros tratan de utilizarnos para resolver sus crisis y su pérdida de legitimidad ante la ciudadanía.
El terrible escenario que contemplamos, debe convertirse en una llamada a ponernos en pie, proponer soluciones a los problemas que derivan del aumento de la pobreza y como ha hecho la flotilla (que una numerosa representación de COESPE despidió al salir de Barcelona), situar la solidaridad como instrumento de construcción de un mundo en paz, que priorice el bienestar de la gente común, por encima de la insaciabilidad por aumentar el lucro de aquellos que promueven las guerras y los conflictos entre pueblos.
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