jueves, 9 de octubre de 2025



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¿Para cuándo una huelga por Palestina en CAF?

 

El genocidio de Gaza ha aumentado la presión contra la entidad sionista en muchos ámbitos, y cada vez apunta más a los colaboradores del sionismo. La implicación de CAF en el proyecto del tranvía de Jerusalén de la mano de la empresa israelí Shapir ha sido denunciada por el movimiento BDZ/BDS desde el principio. Han pasado ya seis años.

Cuando se cumplen dos años de la operación de exterminio de gazatíes televisada a diario, CAF es citada a diario en la calle, los medios y las redes sociales. Su mención en informes de la ONU y otras organizaciones y un número cada vez mayor de agentes acusando a CAF de colaborar con el apartheid han aumentado considerablemente la presión.

En Euskal Herria no es cómodo tener a CAF de compañera de viaje. La marcha atrás en el aula EHU-CAF prevista en el campus de Ibaeta*, la suspensión de la edición 2025 de los premios CAF-Elhuyar, la renuncia de Saioa Alkaiza al premio literario Igartza financiado por CAF… Actualmente, CAF es la versión vasca del Israel Premier Tech. Mejor si no aparecemos juntos, pues contaminarías mi imagen…

Fruto de esta presión llegó el comunicado de la empresa el pasado 25 de septiembre, en el que se lanzan algunas «joyas» para intentar hacer frente a las críticas recibidas. Para defender que su actividad no está relacionada con la violación de derechos humanos ni con la discriminación, se señalan los beneficios del proyecto para la población árabe: que muchos árabes utilizan el tranvía y valoran muy bien el servicio, o que una cuarta parte de los trabajadores de las obras del tranvía son árabes… Además del evidente cinismo, se evita la cuestión clave: los derechos humanos son también los derechos de todo un pueblo. Derecho a la tierra, a la soberanía, a su propia organización, a la defensa, a la cultura, a la salud, a mantener su identidad… No entraremos en refutar las declaraciones de la nota de CAF, que darían para un libro, pero sí nos quedaremos con una constatación: CAF no tiene ninguna intención de renunciar al proyecto.

El beneficio es demasiado alto y sienten el apoyo decidido del Gobierno Vasco.

De hecho, su alineamiento con la empresa es total, en defensa de los intereses de la burguesía.

El Lehendakari de las tres provincias pide que no se haga demagogia, pero el último comunicado de CAF y las declaraciones del Consejero de Industria («CAF hace trenes, no bombas”) son la cúspide de la demagogia.

CAF está fabricando colonización, disfrazada de tren. Y son plenamente conscientes de ello. Ante la evidencia, sólo queda el miedo populista como mensaje, bien ejemplificado por las declaraciones de la Diputada General de Gipuzkoa: “El fin de ese contrato podría suponer el cierre de la empresa o llevársela fuera”. El impacto sobre nuestro nivel de vida es el único argumento al que aferrarse, que puede servir para justificarse ante cualquier actuación, entre ellas la defensa de la industria armamentística (como han hecho hasta ahora y seguirán haciendo, aún más, en el futuro próximo…). Para quienes de forma directa o indirectamente justifican la muerte y la opresión solo queda la denuncia. Pero en esta ecuación hay otros elementos que son parte indispensable del engranaje de exterminio y apartheid contra el pueblo palestino: los y las trabajadoras que producen armas para el sionismo, las transportan, las cargan en los puertos, y contribuyen a la colonización.

Además de ser, en algunos casos, accionistas de CAF (si bien sin peso suficiente para influir en las decisiones de la empresa), las y los trabajadores han sido piezas del normal desarrollo de este proyecto. Ello a pesar del destacado papel que tuvieron en su día para exigir a la dirección que no se incorporara al mismo.

En una carta de febrero de 2019, el Secretario General de la Organización para la Liberación de Palestina agradecía al personal de CAF su no participación en las tareas de desarrollo del tranvía en Jerusalén. Sin embargo, hoy, siguen implementando este proyecto, incluso tras estos dos últimos años en los que se han superado los niveles de violencia anteriores. La interpelación directa es, por tanto, inevitable. Entre otras cosas, para que rompan intereses comunes con la burguesía local y pongan en práctica la solidaridad de clase con el pueblo trabajador palestino.

El aumento de la presión sobre CAF ha provocado una reacción de los y las trabajadoras de la empresa a través de un paro. Ello es positivo, ¡cómo no!, pero llega con retraso y es insuficiente. En opinión de muchas personas, obligados por la presión social. El silencio que sobre este tema llegaba desde dentro de CAF era realmente atronador, como el silencio que demasiados sectores políticos y sindicales mantienen aún en torno al asunto.

En la calle se percibe cada vez más rabia en relación a este tema, pero la alusión a CAF no aparece aún en demasiadas movilizaciones y reivindicaciones a favor de Palestina. Hace unos meses, la petición de cortar todas las relaciones con el sionismo se les atragantaba a unos cuantos.

En las últimas semanas y, especialmente, tras lo ocurrido en la Vuelta a España (demostrar que es posible romper la normalización del sionismo, derribando para ello las vallas impuestas por la democracia burguesa) han sido muchos los actores que se han visto obligados a subir esa ola cada vez mayor ante el temor de que pudiese terminar engulléndolos. Dentro de los partidos de derecha también es evidente el nerviosismo. Hoy en día, y a pesar de no haber ido apenas más allá del discurso, la exigencia de cortar relaciones ha pasado a ser políticamente correcta (en gran medida gracias a la lucha de muchos años del movimiento de solidaridad con Palestina; ¡no lo olvidemos!).

Sin embargo, la contradicción asociada al elemento CAF parece insalvable para muchos en este nuestro paradójico ecosistema vasco. ¿Acaso es demagógico pedir públicamente a CAF que salga del proyecto? Houston, tenemos un problema. Sí, detrás hay muchos puestos de trabajo y muchas familias; lo sabemos. Nos explican que CAF es una empresa estratégica, intentando llevar el debate a parámetros estrictamente económicos.

Es un tema difícil, sí. Un tema contradictorio. Pero la contradicción no se supera mirando para otro lado mientras nos hacemos fotos entre cientos de banderas palestinas. También en el discurso pro-palestino hay un área de confort en la que, dentro de la corrección política, se busca la imagen de multitudes, utilizando escenificaciones innovadoras y mensajes moderados y amables, a la vez que se evitan algunos elementos claves, incómodos pero imprescindibles de abordar.

El punto de partida previo a la solidaridad es la no complicidad con los opresores. Y tenemos mucho trabajo en ese sentido. Aquí mismo, en Euskal Herria. La mejor contribución que podemos hacer por el pueblo palestino es no colaborar con el sionismo. Y desde tierras vascas agentes y empresas siguen aportando a ese proyecto supremacista oxígeno, que viene de vuelta a los bolsillos de accionistas y trabajadores/as en forma de euros. La complejidad del tema no puede seguir siendo una excusa. Aunque insuficiente, hemos visto incrementarse el posicionamiento contra el proyecto del tranvía de la vergüenza desde dentro de la empresa.

¿Para cuándo trasladar el nivel de movilización en las calles al interior de la empresa? ¿Para cuándo una huelga en la propia CAF para exigir que se baje del tren del apartheid? Para el pueblo palestino es imprescindible la retirada de CAF de los territorios ocupados. Euskal Herria también lo necesita.

Que sea lo antes posible.

Iñaki Etaio – Internacionalista

* El aula CAF creada en 2022 en la Escuela de Ingeniería de Bilbao de la EHU continúa en activo.

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