
En Génova, una vez más, los estibadores detienen las armas para Israel: “La clase obrera marca el camino, adelante hacia la huelga general”
Génova se confirma como la capital de la movilización contra la guerra y el genocidio en Palestina. En la tarde del sábado 27 de septiembre los estibadores del Colectivo Autónomo de Trabajadores Portuarios (Calp), junto con la Unión Sindical de Base (USB), bloquearon la carga del buque Zim New Zealand, atracado en la Terminal Spinelli y listo para embarcar diez contenedores de material explosivo con destino a Israel.
La acción se desencadenó de manera espontánea y decidida: la noticia de la carga llegó mientras en la ciudad se desarrollaba la marcha de antorchas por Gaza, con miles de personas que pedían el fin del asedio y la masacre. Los estibadores interrumpieron inmediatamente el trabajo, se desplazaron en cortejo hasta el puerto y proclamaron la huelga, ocupando el acceso del puente Etiopía. Con ellos estudiantes, activistas y ciudadanos, hasta formar un plantón de más de dos mil personas.
Las imágenes confirmaron después la victoria: el Zim New Zealand abandonó Génova sin cargar nada. “Es una nueva victoria, concreta y simbólica – explicaron desde el Calp – porque en Génova no hay espacio para los tráficos de muerte. Seguiremos bloqueando cada barco de la compañía israelí Zim”.
El sábado Génova fue escenario de una gran marcha de antorchas por Gaza que recorrió la ciudad con la participación de más de 25 mil personas. La ciudad, Medalla de Oro por la Resistencia, respondió unida al llamamiento de Music for Peace, apoyando la Global Sumud Flotilla, la misión humanitaria dirigida a Gaza que en días pasados fue atacada en aguas internacionales al sur de Creta.
La iniciativa genovesa también tuvo un respiro europeo: gracias a la hospitalidad de la USB, delegaciones de estibadores procedentes de España, Francia, Grecia, Chipre, Marruecos y Alemania discutieron estrategias comunes para detener el tráfico de armas hacia Israel. “Las consignas son ‘más fuertes juntos’ – subrayaron los organizadores – y esto es solo el inicio de una coordinación que puede transformarse en un verdadero boicot comercial”.
En España ya está activa la poderosa Coordinadora, en Francia la CGT Ports & Docks, en Grecia y Chipre los principales sindicatos de los puertos del Pireo y de Limassol, en Marruecos la ODT de Tánger. Todos unidos por una convicción: los puertos del Mediterráneo no pueden ser cómplices del genocidio.
Vasapollo: “Adelante hacia la huelga general unitaria”
Comentando la movilización, Luciano Vasapollo, economista y docente que en años pasados llevó a los estibadores de Génova a Papa Francisco para denunciar la complicidad italiana en los tráficos de armas, afirmó: “Lo que ocurrió el sábado es una señal fortísima: la clase obrera está indicando el camino de la movilización incesante. Detener un barco cargado de armas significa detener un pedazo de genocidio. No es un gesto simbólico: es acción concreta, que habla al mundo entero”.
Según el decano de economía de la Sapienza, “en Italia hay una flotilla de mar y una flotilla de tierra guiada por USB, Potere al Popolo, Osa, Rete dei Comunisti, Cambiare Rotta. Realidades que en las cien plazas y en los preparativos de la participación de clase en la manifestación del 4 de octubre en Roma, en las ocupaciones de escuelas y universidades, en el lanzamiento del lema ‘bloqueemos todo en todas partes’ hacen vivir el antisionismo, el antiimperialismo, el antifascismo y toda la solidaridad internacionalista por la tierra y la libertad que deben ser restituidas a los palestinos y por el fin de todo bloqueo contra los procesos socialistas de Cuba y Venezuela”.
Para Vasapollo, la lucha de los estibadores no puede estar aislada: “El bloqueo de Génova debe transformarse en una movilización general. Debemos apoyar la Flotilla, debemos unir a los estibadores de todo el Mediterráneo, y debemos avanzar hacia la huelga general unitaria contra la guerra y contra el gobierno Meloni, que está llevando a Italia a una espiral de rearme y complicidad con el genocidio”.
El economista subraya también el valor político de la coordinación internacional: “No olvidemos que hace pocos meses los puertos de Marsella y del Pireo fueron bloqueados. Hoy Génova relanza con fuerza. Es la demostración de que cuando los trabajadores levantan la cabeza, los dueños de las armas deben retroceder. La perspectiva es clara: detener no solo las armas, sino toda mercancía dirigida a Israel mientras continúe la masacre en Palestina”.
De la marcha de antorchas al puerto, la ciudad en marcha por Gaza
La movilización genovesa unió generaciones distintas y realidades sociales diferentes, creando un frente común que va mucho más allá de los estibadores. “Ese es el sentido del movimiento que crece en Italia y en Europa – añade Vasapollo – unir estudiantes, trabajadores, asociaciones y ciudadanos en una lucha que no es solo contra la guerra, sino contra un modelo de sociedad basado en la opulencia de unos pocos y en la opresión de los pueblos”.
La lucha por Palestina, para Vasapollo, se entrelaza con la batalla social interna: “Quien hoy bloquea un barco cargado de bombas para Gaza, mañana puede detener el chantaje de los patronos y defender los derechos de todos los trabajadores. La lucha contra la guerra es también lucha por salarios dignos, por los servicios públicos, por una Italia libre del yugo de la OTAN y del capital financiero. La consigna es una sola: fuera el gobierno Meloni y adelante con la construcción de una alternativa de paz y justicia social”.
Con el bloqueo del sábado, Génova reiteró que no hay complicidad posible: ni con las masacres en Gaza ni con el rearme que prepara nuevas guerras mundiales. Y una vez más fueron los trabajadores quienes mostraron el camino.
Rita Martufi y Salvatore Izzo
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