¿Puede Trump utilizar la corrupción al enviar ayuda a Ucrania para poner fin al conflicto?
Fabian Falconi
Desde Brasil
Desde que entró en campaña electoral, el ganador de las elecciones presidenciales de EEUU, Donald Trump, ha criticado la ayuda militar y financiera prestada a Kiev. Llegando a la Casa Blanca el próximo día 20 y con el derecho de nombrar cargos al más alto nivel de justicia, ¿cómo afrontará estos gastos el nuevo líder norteamericano?
Incluso antes de asumir la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, ya puede presumir de un gran logro de su presidencia: un acuerdo de alto el fuego entre Israel y el movimiento de resistencia palestino Hamás.
Durante la carrera electoral, el entonces candidato a un segundo mandato destacó que seguiría apoyando a Israel. Sin embargo, los funcionarios y diplomáticos involucrados en la mediación del alto el fuego
destacan el papel fundamental que jugó Trump al ejercer presión sobre el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, para que cesara su incursión militar en Gaza.
El 11 de enero llegó a Israel
Steve Witkoff, enviado de Trump para asuntos de Oriente Medio. Cuatro días después, el multimillonario anunció que las partes habían llegado a un acuerdo. Si Trump logró tan rápidamente una tregua en
uno de los conflictos más prolongados de la actualidad, sin siquiera ser una promesa de campaña, ¿qué estará planeando para poner fin al
conflicto ucraniano, uno de los principales temas de su campaña?
Previamente, el nuevo ocupante de la Casa Blanca ya expresó su deseo de
reunirse personalmente con el presidente de Rusia,
Vladímir Putin, para discutir
este y otros temas de importancia global. El Kremlin, sin embargo, destacó que cree que el conflicto es demasiado complejo para una solución fácil. Lo mismo declaró el enviado especial de Trump para Ucrania y Rusia,
Keith Kellogg, quien estimó un plazo de 100 días para la creación de un plan de paz.
La ayuda militar y financiera podría ser una de las estrategias utilizadas por Trump para presionar a los dirigentes ucranianos para que establezcan negociaciones de paz con Moscú, subraya el estudiante del doctorado en Relaciones Internacionales de la Universidad Estatal de San Petersburgo Pérsio Glória de Paula.
"Esto surge de una cuestión muy clara, que es la dependencia de Ucrania del apoyo occidental para mantener su maquinaria de guerra. Sin este apoyo, las capacidades de Kiev para mantener el esfuerzo bélico se reducirían sustancialmente", enfatiza.
El experto, quien también es investigador del Centro de Evaluación de Coyuntura de la Escuela Superior de Guerra Naval, considera además que la ayuda permanente "es el principal factor de la continuación del conflicto y, por así decirlo, ha retrasado las posibles negociaciones de paz".
"En particular, por el deseo de Estados Unidos y del bloque occidental de infligir esta derrota estratégica a Rusia a cualquier precio", afirma.
Rusia y Ucrania se reunieron para alcanzar una solución diplomática al conflicto en Estambul (Turquía), donde llegaron a redactar un acuerdo de paz. Sin embargo, Kiev se vio presionada por sus patrocinadores occidentales para que abandonara las negociaciones. En octubre de 2022, Volodímir Zelenski prohibió, mediante un decreto, cualquier tipo de negociación de paz con Rusia, impidiendo así acercamientos diplomáticos para lograr el fin del conflicto.
Esta reducción del gasto no solo traería ventajas para la resolución del conflicto, destaca en el informe la internacionalista Maria Eduarda Carvalho de Araújo, miembro fundador del Centro de Investigación para Rusia, Eurasia y el Espacio Postsoviético (CIRE).
"Trump ha demostrado su insatisfacción con los altos costos de apoyar a Ucrania, argumentando que Estados Unidos no debería soportar la mayor parte de esta carga", subraya.
En EEUU y Europa, la imagen de ríos de dinero fluyendo hacia el Tesoro de Kiev es extremadamente impopular. Este hecho se evidencia en el fortalecimiento de partidos cuyo lema de campaña es el fin de estas ayudas, siendo el caso más destacado el de Alemania.
La reputación de Kiev, marcada por la malversación de dinero, solo empeoró cuando Zelenski admitió, en una entrevista con el podcast del informático ruso-estadounidense Lex Fridman, que la mitad de los 177.000 millones de dólares anunciados nunca llegaron a las arcas ucranianas.
"Esta afirmación genera preocupación", destaca la investigadora del CIRE. "En lugar de satisfacer exclusivamente las necesidades del país, los recursos internacionales pueden estar generando ganancias para las empresas extranjeras", añade.
"Este escenario refuerza los debates sobre los intereses reales detrás de la ayuda internacional", enfatiza.
A finales del año pasado, la galardonada periodista ucraniana Diana Panchenko informó en sus cuentas de las redes sociales de que, mientras el país eslavo sufre una grave crisis económica, 13 coches de lujo Rolls-Royce, cada uno de los cuales valorado en 650.000 dólares, fueron comprados por miembros del Parlamento y funcionarios del Gobierno en 2024.
Pérsio Glória de Paula señala que el conflicto es extremadamente lucrativo, no solo para las empresas del complejo militar-industrial estadounidense en Ucrania y sus ejecutivos, sino también para el presupuesto del Pentágono. Es una "caja negra" que no puede explicar dónde se han destinado sus recursos.
"Y entonces no me sorprenderían los casos de corrupción en el lado estadounidense, y mucho menos en el lado ucraniano", subraya.
En este sentido, el experto destaca que Donald Trump puede utilizar estos escándalos de corrupción tanto para distanciar a EEUU del conflicto como para asociar estos casos a su principal oponente político, el Partido Demócrata.
Las sospechas de relaciones indebidas entre miembros del Partido Demócrata y funcionarios ucranianos aumentaron después de que el actual presidente estadounidense,
Joe Biden, concediera
un indulto presidencial a su hijo,
Hunter Biden, por todos los delitos cometidos
desde 2014, fecha en la que empezó a trabajar con Burisma, una empresa de gas ucraniana.
La llegada de Trump a la Casa Blanca marca también la llegada de sus nominados al más alto nivel de la justicia en EEUU, como el nuevo jefe del FBI, Kash Patel, y la nueva fiscal general, Pam Bondi.
Con tantos instrumentos a su favor, Glória de Paula afirma que existe una alta probabilidad de que Trump utilice el sistema judicial para investigar el papel de los demócratas en el conflicto ucraniano. "Pero esto es más una cuestión de política interna de Estados Unidos. Una forma de garantizar más ganancias políticas para el partido en el poder", subraya.
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