martes, 21 de enero de 2025


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Cuba. ¡Gracias, Potato!: a 27 años de la visita a Cuba de San Juan Pablo II

La Habana, 25/01/21.- Entre el 21 y el 25 de enero, pero de 1998, la tierra de José Martí recibió a Su Santidad San Juan Pablo II, primer Papa en visitar a Cuba.

Nunca olvidaré un momento jocoso, asociado al acontecimiento. Ocurrió en noviembre de 1996, tras entrevistarse en el Vaticano el entonces presidente Fidel Castro con Su Santidad y formalizarse la invitación para que el también llamado Juan Pablo Magno visitara a la tierra de José Martí.

Bastó un día, tras el encuentro: pasó ante mí un vendedor de periódicos callejero, quien voceaba a ronca voz de alcoholes peleones la noticia; el periodiquero andaba entre arrebatos de ejemplares, -vendidos a cinco veces el precio oficial-, y un pregón único en La Habana: «¡Vaya, el Papa habló con el ‘Papa’!«

Fidel Castro y San Juan Pablo II en el Vaticano. Cubadebate.

Avenida abajo el vendedor, recordé a la Carta Pastoral de los Obispos Católicos criollos «El Amor todo lo espera«, de 8 de septiembre de 1993, puro aldabonazo que estremeció a la Cuba que se estrenaba en dolarizar parcialmente a su economía… y parece terca en el asunto, a juzgar por la ola de indignación que sacude a sus redes sociales.

Nadie sabe cuántos compatriotas se pasaron de mano en mano la carta pastoral – en humildes cuartillas, mecanografiadas «por cuenta propia» -, que calló con sólo un soplido de verdades a ciertos anatemas, publicados en una prensa pública que ¿prestó el servicio de ofrecer «ambos lados de la colina» a su auténtico dueño, el pueblo de Cuba?

Vayan dos párrafos de «El Amor todo lo espera»:

«El carácter excluyente y omnipresente de la ideología oficial, que conlleva la identificación de términos que no pueden ser unívocos, tales como: Patria y socialismo, Estado y Gobierno, autoridad y poder, legalidad y moralidad, cubano y revolucionario. Este papel, centralista y abarcador de la ideología produce una sensación de cansancio ante las repetidas orientaciones y consignas…

«Las limitaciones impuestas, no sólo al ejercicio de ciertas libertades, lo cual podría ser admisible coyunturalmente, sino a la libertad misma. Un cambio sustancial de esta actitud garantizaría, entre otras cosas, la administración de una justicia independiente lo cual nos encaminaría, sobre bases estables, hacia la consolidación de un estado de pleno derecho».

«Dios no juega a los dados»; cualquiera diría que los obispos se inspiraron en palabras de nada menos que Rosa Luxemburgo, la comunista más lúcida de la Historia: «La libertad sólo para los partidarios del Gobierno, solo para los miembros de un partido -por muy numerosos que éstos sean- no es libertad en absoluto. La libertad es siempre y exclusivamente libertad para quien piensa de manera diferente».

¿Precoz anuncio de la buena nueva, «El Amor todo lo espera»? Su Santidad recorrió la tierra de José Martí entre un mar de pueblo, y devino un haz de luz. Aún hoy, en horas de tanta oscuridad para Cuba, iluminan sus palabras .

«Esta liberación no se reduce a los aspectos sociales y políticos sino que encuentra su plenitud en el ejercicio de la libertad de conciencia, base y fundamento de los otros derechos humanos…hay que evitar el enriquecimiento de unos pocos a costa del empobrecimiento de muchos...La verdad os hará libres«, predicó San Juan Pablo II un 25 de enero, tres días antes del natalicio del Apóstol. Cual si hiciera y hace recordar que Cuba, la soñada por Martí, «no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos», si no hace cotidiano el «ejercicio íntegro de sí y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de los demás…»

Vista de la Plaza de la Revolución José Martí el 25 de enero de 1998, en ocasión de la misa oficiada por San Juan Pablo II. NJ.com

Periodista, y por entonces ya nada novato, cubrí para un medio radicado en el exterior la visita; concluí mis reportes con el artículo que ofrezco, escrito de un plumazo tras ver por televisión a los cientos de miles de cubanos -hasta un millón, se dice -, que asistieron a la misa celebrada a la diestra del Apóstol, y aclamaron a un hombre que por los caminos de Dios defendió a su patria del nazismo y por puro milagro no fue reo del Gulag stalinista, del que no hubo retorno para sus 17 hermanos de Seminario. Murieron, o los mataron…

Hoy, si recordar mi artículo es verídico, bueno y útil -dijo Sócrates – es porque contó de anhelos , de esperanzas.


Gracias, Potato

Por Manuel David OrrioCubaNet

La Habana, 98/01/27.- – En la usanza de este hervorio de ninfas de rítmicas cinturas y efluvios afrodisíacos cuyo nombre es Cuba, se estila castigar ciertas expresiones de opinión con retiros espirituales y enrejados, una vez que los inquisidores las clasifican como desacato a la figura de tal y más cual. Nada de confesarse con el párroco…y ego te absolvo: purgatorio, y de cabeza.

Sin embargo, herejes pululan, con perdón de Su Santidad Juan Pablo II, apenas ido de la ínsula. Por ejemplo, la incorregible caterva de degenerados humoristas propia del país no vaciló ante la posibilidad de arder en el Infierno por el supuesto pecado de echar a andar por toda Cuba una legión de chistes a costa del mensajero de la Verdad y de la Esperanza, según los carteles, y de su anfitrión de Estado. No faltaba más, en tierra promocionada como producto turístico y por lo tanto de diversión y entretenimiento.

Como debe ser en la tradición nacional, la gavilla de chistosos cambió al Papa de nombre, índice de la popularidad profunda ganada por el Santo Padre entre los cubanos. De acuerdo con una historieta de esos pecadores desenfrenados, en el Comité Central del Partido Comunista decidieron que cada uno de sus miembros saludara a Su Santidad en un idioma distinto. A Pedro Ross Leal, Secretario General de la oficiosa Central de Trabajadores de Cuba y hombre de pocas luces, según los cuentos de los cuenteros, le tocó hacerlo en inglés. Cuando se vio frente al Papa, Ross le estrechó las manos efusivamente y díjole: «¡Welcome, Potato!»

Caricatura de San Juan Pablo II. Facebook CaricaturizArte.

 

¡Vaya lío! El Papa convertido en potato. Es decir, en alimento. Y parece que sí, que de verdad ha sido un alimento… para los sufridos espíritus de todos los cubanos.

Haciendo uso del respeto que ni el mismísimo Fidel Castro pudo negarle, Su Santidad puso los puntos sobre la íes en prácticamente todos los asuntos objeto de conflicto entre los hijos de la tierra de Félix Varela. Hoy por hoy, cuando parece comenzar en la Isla un debate para determinar quiénes ganaron y quiénes perdieron con esta visita, todo parece indicar también que los únicos perdedores fueron los fundamentalistas y los fundamentalismos. Sí a la libertad de expresión y asociación. Sí al derecho de los padres a decidir qué educación quieren para sus hijos, no obstante el rol importante que deben tener en esa materia las instituciones estatales. No al embargo y no al capitalismo salvaje. «Cuba debe abrirse al mundo y el mundo debe abrirse a Cuba«, afirmó Su Santidad. «El Papa libre nos quiere a todos libres «, corearon cientos de miles de cubanos en La Plaza José Martí. ¿Quién dijo que no gritamos libertad? ¿Alguien nos obligó? ¿Quién pudo impedirlo?

Papa San Juan Pablo II en un encuentro con el pueblo de Cuba durante su visita en 1998. Knockshrine.

Por primera vez ¿en cuántos años? un pensamiento alternativo al del Partido Comunista se expresó en medios de comunicación social. A Dios gracias, con el respeto debido. A nivel de la calle, la santiaguera intervención de Monseñor Pedro Meurice está adquiriendo el carácter de un discurso legendario. «Durante años este pueblo ha defendido la soberanía de sus fronteras geográficas con verdadera dignidad, pero hemos olvidado un tanto que esa independencia debe brotar de una soberanía de la persona humana que sostiene desde abajo todo proyecto como nación», afirmó el Obispo.

«La libertad sólo hace posible que se manifieste lo que ya existe», escribió Carlos Marx. Y el paréntesis de libertad significado por la visita de Juan Pablo II, efectivamente, lo mostró. ¿De dónde salieron esos maravillosos coros que admiraron al mundo entero? Pues de las parroquias de Cuba, adonde la gente va a cantar sin obligación alguna. Ahora, ido el Papa, ¿permitiremos que se disuelvan?

San Juan Pablo II saluda al pueblo cubano.»Hace 25 años que la Navidad vuelve a ser festiva en Cuba. El país se prepara para conmemorar la histórica visita de Juan Pablo II». Agencia FIDES, 2022.

 

Hechos como ésos y preguntas como ésas indican la existencia de una sociedad civil cada vez más pujante, que por primera vez en decenios tuvo la oportunidad de remontarse desde las expresiones informales o restringidas hasta ser, con toda propiedad, voz. Y no le dieron esa oportunidad. Se la ganó.

Pero a la vez hechos como ésos y preguntas como ésas plantean nuevos retos, el primero de los cuales es cómo consolidar esa voz, cómo ganar el espacio electrónico para ello; cómo acceder, en fin, a los medios de comunicación social de Cuba en pleno derecho y en ejercicio del acatamiento a la voluntad de la mayoría y el respeto a la opinión de las minorías.

Corresponde a los laicos católicos liderar esa batalla. Y les corresponde, no por ser laicos católicos, sino por ser ciudadanos. ¿No es llegada la hora de presentar esas demandas a tenor de la Constitución de la República? ¿No es llegada la hora de dar misiones a los diputados a la Asamblea Nacional de filiación católica? ¿No es llegada la hora de ejercer la iniciativa legislativa y reunir firmas por todo el país?

San Juan Pablo II camino a pronunciar su homilía en la Plaza de la Revolución José Martí. La Iglesia en Cuba conmemoró el 25º aniversario de la histórica visita de san Juan Pablo II. 

Lo evidente de las jornadas ha sido la presentación en público del pueblo católico como grupo de interés debidamente constituído y de programa concreto, cuyo nombre fue enunciado por Juan Pablo II: Evangelio Social de la Iglesia.

Ese evangelio tiene muchos, muchísimos puntos de contacto con el consenso social ya andante desde lo profundo de la Cuba profunda. «No se trata en absoluto de una ideología ni de un sistema político o económico, sino de un camino de paz, justicia y libertad verdaderos», afirmó Juan Pablo II en La Plaza José Martí, el Apóstol a la diestra del pueblo reunido y la escultura de Ernesto Guevara a la siniestra. Mirando de reojo, dicen los degenerados humoristas.

Sin lugar a dudas, los más lúcidos pensadores del gobierno de Fidel Castro están ahora haciendo el balance, al igual que los de la Iglesia y los de la oposición. Por lo pronto resalta algo curioso: fuentes de esos preceptores dicen sentirse satisfechas con los resultados de la visita de Juan Pablo II, prueba al canto de que el acontecimiento les rebasó al iniciar el traslado de los discursos políticos hacia cotas más altas, donde el contrapunto «municipal y espeso» entre La Habana y Miami parece estar quedando atrás ¿Habrá llegado la hora de la alta política?

En la respuesta a esa pregunta tiene la palabra, en primer lugar, Estados Unidos. Su política hacia Cuba fue calificada por Su Santidad de éticamente inaceptable. Eso lo dijo un hombre nada sospechoso de comunista y ante multitudes que fueron a aplaudirle del modo más libre visto en Cuba a lo largo de decenios. Nadie puede decir que se trató de concentraciones manipuladas por el partido de Fidel Castro. Más de dos mil reporteros informaron a todo el planeta que nadie fue obligado de modo alguno a asistir. Y la frase papal «Cuba debe abrirse al mundo y el mundo debe abrirse a Cuba» dejó las manos enrojecidas.

Los degenerados humoristas tienen ahora una misión patriótica. Es su responsabilidad crear un chiste donde la imagen típica del criollo Liborio aparezca diciendo a Juan Pablo II: ¡Gracias, Potato!

Manuel David Orrio del Rosario

* Imagen de portada: El Papa Juan Pablo II celebra la Santa Misa ante el altar construido en las cimas de Adamello, el 16 de julio de 1988. Autor Gregorini Demetrio.  Licencia Creative Commons Genérica de Atribución/Compartir-Igual 3.0.

  • Este artículo corresponde exclusivamente a la opinión del autor y no es necesariamente compartido por el colectivo editorial de Kaos en la Red.

 

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