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El precedente de Gaza: cómo la respuesta mundial moldeará la justicia global

Si las acciones de Netanyahu logran normalizar el genocidio en el siglo XXI, este horrendo crimen podría convertirse en una estrategia política sancionada por tiranos y regímenes de todo el mundo.
Por Ramzy Baroud | 27/09/2025
Cada día surgen nuevas acusaciones contra Israel. Las primeras acusaciones de genocidio por parte de Sudáfrica se están convirtiendo rápidamente en una definición legal aceptada tanto por organismos internacionales como por gobiernos. La última acusación provino del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
“Las autoridades y las fuerzas de seguridad israelíes han tenido y siguen teniendo la intención genocida de destruir, total o parcialmente, a los palestinos en la Franja de Gaza”, declaró inequívocamente el informe de la Comisión Internacional Independiente de Investigación (CII) del CDHNU . Si bien esto puede parecer obvio para quienes observan el genocidio israelí en tiempo real, la medida es histórica.
Según el profesor Triestino Mariniello, experto en derecho internacional y miembro del equipo legal que representa a las víctimas de Gaza ante la Corte Penal Internacional (CPI), el informe es de “importancia histórica” y “sin precedentes”. Si bien comisiones anteriores de la ONU habían acusado repetidamente a Israel de cometer crímenes de guerra en Palestina, “nunca habían llegado al extremo de afirmar que Israel también es responsable de lo que representa el crimen más grave a nivel internacional: el genocidio”.
Desesperados por ver suficiente presión internacional para obligar al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y a su gobierno extremista a poner fin al exterminio masivo de palestinos en Gaza, muchos se preguntan si estos informes bastan para exigir responsabilidades a Israel. Navi Pillay, jueza sudafricana que presidió el Tribunal Internacional para el Genocidio de Ruanda de 1994, admite que la justicia «es un proceso lento», pero no considera «imposible que haya arrestos y juicios» en el futuro. Para quienes anhelan ver algún grado de justicia, las referencias específicas a arrestos y juicios resultan reconfortantes. Las imágenes de miles de personas inocentes, en su mayoría mujeres y niños, masacradas son simplemente insoportables.
El informe es particularmente importante porque se relaciona con las acciones en curso de la CPI contra los presuntos criminales de guerra israelíes, Netanyahu y su ex ministro de Defensa, Yoav Gallant.
Aunque el informe no es vinculante para la CPI ni para la Corte Internacional de Justicia (CIJ), proporciona una sólida base jurídica para sus investigaciones. Por ejemplo, se tuvieron en cuenta informes similares durante la investigación de crímenes de guerra en Sudán. La credibilidad del CDHNU, la COI y sus reputados jueces es de inmenso valor.
Igualmente importante es que el informe no es una conclusión aislada; es la culminación de dos años de investigación exhaustiva y se alinea con las conclusiones de otros organismos internacionales de derechos humanos y jurídicos de gran prestigio, entre ellos Amnistía Internacional y Human Rights Watch .
La última de estas importantes declaraciones fue la resolución de la principal organización mundial de académicos sobre genocidio, la Asociación Internacional de Académicos sobre Genocidio (IAGS). En una resolución aprobada por mayoría absoluta el 31 de agosto, el prestigioso organismo concluyó que las políticas y acciones de Israel en Gaza cumplen con la definición legal de genocidio.
Muchos esperan que todas estas conclusiones, informes y resoluciones impulsen a la CIJ a acelerar su investigación sobre la conducta de Israel en Gaza. Pero incluso si la CIJ sigue dando largas a la presión de Estados Unidos y otros aliados europeos de Israel, el informe sigue siendo de gran valor. Ahora, los gobiernos y las organizaciones de la sociedad civil pueden utilizar las conclusiones del informe para tomar medidas independientes, y así seguir presionando a Israel y a quienes lo apoyan. De hecho, este proceso ya está en marcha.
El 19 de septiembre, un grupo de abogados presentó una denuncia penal contra el canciller alemán, Friedrich Merz, y altos funcionarios, incluyendo ejecutivos del comercio de armas, por «alardear abierta y reiteradamente de su apoyo incondicional e ilimitado» a Israel. «Dadas las innegables consecuencias genocidas de este apoyo», argumentaron, deberían rendir cuentas.
En Italia se están llevando a cabo esfuerzos similares para lograr la rendición de cuentas. El movimiento italiano Alleanza Verdi-Sinistra (AVS) ha presentado una denuncia contra su gobierno, no ante un tribunal italiano, sino ante la CPI, lo que indica la naturaleza globalizada de la lucha legal contra Israel. El grupo solicitó al tribunal que investigara la posible complicidad italiana en el genocidio israelí en Gaza.
En el mismo plazo, la Fiscalía General de España ha autorizado una investigación oficial sobre los crímenes de guerra de Israel en Gaza. La investigación responde directamente a una solicitud de la Fiscal Jefe de Derechos Humanos y Memoria Democrática, Dolores Delgado.
Estos son sólo algunos ejemplos de cómo la etiqueta de genocidio utilizada por organizaciones independientes y vinculadas a las Naciones Unidas puede impulsar acciones directas por parte de expertos legales, policías nacionales y fiscales generales en todo el mundo.
Aunque Netanyahu sigue actuando con la misma vieja actitud arrogante de que él, su gobierno y su país están por encima de la ley, incluido el derecho internacional, es responsabilidad de todos nosotros recordarle a él y a otros criminales de guerra que ningún individuo, ninguna entidad y ningún gobierno es inmune a la rendición de cuentas cuando se trata de la sangre de los inocentes.
Esta lucha no es solo por el bien de Gaza; es por el alma misma de la humanidad. Si las acciones de Netanyahu logran normalizar el genocidio en el siglo XXI, este horrible crimen podría convertirse en una estrategia política autorizada por tiranos y regímenes de todo el mundo. El mundo no puede permitir que esto suceda. El futuro de la justicia global pende de un hilo.
Ramzy Baroud es periodista y editor de The Palestine Chronicle. Fue también editor jefe de Middle East Eye y de Brunei Times y editor jefe adjunto de Aljazeera online, y en su momento dirigió el departamento de Investigación y Estudios en inglés de Al Jazeera. Es autor de seis libros, “En busca de Yenín: Testimonios de la invasión israelí” (2003), “La Segunda Intifada Palestina: Crónica de la lucha de un pueblo” (2006), “Mi padre fue un luchador por la libertad: La historia jamás contada de Gaza” (2010), “ La Última Tierra: Una Historia Palestina” (2018), “Estas cadenas se romperán: Historias palestinas de lucha y desafío en las cárceles israelíes” (2019).
Su último libro, coeditado con Ilan Pappé, “Nuestra visión para la liberación: Líderes e intelectuales palestinos comprometidos se expresan” (2022). Es también investigador sénior no residente del Centro para el Islam y Asuntos Globales (CIGA).
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