lunes, 13 de octubre de 2025


https://kaosenlared.net/decrecentismo-en-expansion-normalizacion-y-riesgo-de-integracion/

Decrecentismo en expansión. Normalización y riesgo de integración

El decrecentismo ha dado un paso importante en su creciente normalización, superando la marginalidad, ser considerado un rareza heterodoxa. Una prueba de ello, es la Conferencia Más Allá del Crecimiento, celebrada en Madrid, en el Congreso de los Diputados de España, durante toda la jornada del 26 de septiembre de 2025 (NOTA 1).

Este articulo contiene 9.068 palabras, y en mi ordenador ocupa 12 páginas.

Lo que diré a continuación, aunque por momentos pueda ser muy crítico, sobre todo con algunos puntos de la Declaración emitida por los organizadores de la Conferencia, no debe redundar en menoscabo de las intervenciones de los ponentes y políticos presentes en la misma, casi todas de mucho interés. Así que, vale la pena que las conozcáis viendo el video de la Conferencia, no solo leyendo las crónicas.

También es positivo que algunos sindicatos y partidos de izquierda se muestren más receptivos a los planteamientos decrecentistas, y los divulguen en documentos relevantes. Por lo que sé (gracias a la Crónica de la Conferencia), el partido vasco EH Bildu ha terminado un proceso de reflexión sobre el decrecentismo (NOTA 2).

Pero este reconocimiento no es gratis, y hay un peligro de cooptación del decrecentismo por el capitalismo y su Estado burgués, favorecido por las propias debilidades e inconsecuencias en el movimiento. Ya apunté sobre esto en mi artículo Decrecer ¿callejón o salida?. La futura estafa del capital” (2-5-2025) https://kaosenlared.net/decrecer-callejon-o-salida-la-futura-estafa-del-capital/ , abogando “Por un decrecentismo radicalmente anticapitalista que no pueda ser adulterado y domesticado por el capitalismo. Por una estrategia que nos aleje del tramposo capitalismo “verde” y belicista que nos compromete y lleva al desastre total.” .

Otro indicio de lo que afirmo puede estar en el siguiente hecho. La Declaración que ha salido de la Conferencia no tiene el apoyo unánime de todos los que la han impulsado. Así, en la Crónica II podemos leer: “no todas las entidades co-organizadoras de la conferencia la han firmado, lo cual apunta a que esos «denominadores comunes» no están tan claros.”; y en la nota 1: Aunque durante la preparación de la conferencia se propuso la participación también de Petrocenitales como espacio que lleva 14 años reuniendo a decenas de organizaciones y divulgadores en torno a las cuestiones del Decrecimiento, el Peak Oil y el rumbo de colapso civilizacional, finalmente el grupo puesto en marcha por el Instituto Resiliencia no fue invitado a participar.” (NOTA 3).

Intuyo (no aseguro) que, en este caso, tendrá relación con que apenas se menciona la entrada del capitalismo en su colapso, y cómo esa omisión se refleja en las propuestas prácticas de la Declaración. Al menos es mi posición ante esta conferencia y su declaración, como se verá. Aunque también pudiera ser que alguno de los promotores de la Conferencia no se sumen a la Declaración por considerarla demasiado radical. Pero no lo sé. En cuanto al tema del colapso del capitalismo, como no es este el lugar para volver a presentarlo, os remito a la NOTA 4.

Mis problemas con la Declaración no están tanto en lo que podríamos llamar la exposición de motivos, diagnóstico e intenciones (las tres primeras páginas), como en las Medidas propuestas. Aunque yo habría sido más contundente con el capitalismo, su marcha al colapso, cómo afectará a la industria y, peor aun, a la agricultura mundial, la amenaza que supone para la vida, las guerras que impulsa (incluida la nuclear), y los Estados burgueses como su baluarte, ante todo. Y de ahí la necesidad de un decrecimiento capaz de restablecer una huella ecológica global inferior a un planeta Tierra y dejar de sobrepasar los 9 límites planetarios, lo cual es imposible sin acabar con el capitalismo y sus Estados burgueses. Y pintar un cuadro del decrecimiento que no espante pero que tampoco sea idealizado, porque será “duro de cojones” (dicho así, con el mayor rigor conceptual y académico, para que no quepa la menor duda, que si no, no se llegan a entender nunca las cosas y no resistimos a la tentación de los eufemismos). Habernos sobrepasado en 0,7 planetas Tierra de huella ecológica, y ya en 6 o 7 de los 9 límites planetarios (“nos hemos pasado cuatro pueblos” y lo siguiente es un precipicio; el dicho coloquial dice tres, pero se queda corto para lo que quiero transmitir), no se arregla así como así, sino con mucho sudor, muchas lágrimas, y, seguro, más sangre de la que nos gustaría (y no lo digo fumándome un puro, como W. Churchill). Pero como son muchos los promotores de la Conferencia, y de variada orientación, habría que ceder en algo para sacar una declaración común e ir forjando alianzas. Pero donde ya se revelan las debilidades, sobrepasan las líneas rojas, y se acaba perjudicando a esta parte de la Declaración, es en las Medidas propuestas.

MEDIDAS BASE PROPUESTAS. Una crítica.

Me detendré en aquellas que considero más importantes y más peligrosos los errores.

1. Servicios básicos universales con perspectiva público-comunitaria:”

Está bien como orientación para conseguir o cuando menos resistir, ante una dinámica capitalista que chocará con algunos de esos puntos, sobre todo en lo que se refiere a gastos sociales garantizados.

2. Renta básica universal e incondicional como derecho de garantía de ingresos:

• Poner en marcha una renta básica universal, incondicional, individual y suficiente que garantice la seguridad económica de todas las personas, contribuyendo a las actividades dirigidas al sostenimiento cotidiano de la vida y a la participación social y democrática en la transformación socioecológica.

• La puesta en marcha de esta renta básica se fundamenta en un reparto justo y adecuado de la riqueza social y natural, por lo que su financiación conlleva una redistribución de la riqueza con impuestos progresivos, donde quien más contribuya sea el 1% de la población con mayores ingresos y riqueza, mayores responsables de la crisis ecológica actual, junto a otras medidas de fiscalidad ecosocial.”

Si, como parece, se esta pidiendo, ya en el capitalismo, una renta básica universal e incondicional, en sentido fuerte, es decir, no un subsidio mínimo de subsistencia que englobe lo que ya existe, sino algo “suficiente que garantice la seguridad económica”, que, por tanto, permita que nos resistamos mejor a la mercantilización de nuestra existencia, empezando por tener que vender nuestro trabajo en el sistema asalariado, entonces se trata de una pretensión irreal en el capitalismo actual, y más incluso, cuando ya estemos en el capitalismo en colapso.

¿Y cuánto de universal debiera ser eso?. No solo para los países más ricos del Norte Global, sino ¿para todos los países?. Sobre todo con la entrada del capitalismo en su colapso, si en los países ricos pudiésemos obtener algo parecido a esa renta básica garantizada, sería especialmente a costa de sacrificar a las masas de los países del Sur Global. Porque la burguesía verá cómo sus beneficios empiezan a descender y si ya hoy se niegan a un aumento de los impuestos, entonces más.

La entrada del capitalismo en su colapso, llevará aparejada un aumento del desempleo, pues cantidad de empresas deberán cerrar porque tienen pérdidas, porque se desincentiva la inversión ante una tasa de ganancia que se haya reducido a casi nada, porque disminuya la capacidad productiva a cuenta del encarecimiento y escasez de recursos energéticos, minerales, agrícolas, etc. En la Roma de la Antigüedad, al proletariado romano (los que no tenían más que su prole, o sea, descendencia) se lo mantenía “contento” a base de “pan y circo”. Pero esa “renta mínima garantizada” era a costa de explotar a los esclavos y pueblos de todo el Imperio.

Por otra parte, si el capitalismo existe, es porque ha creado una dependencia en las masas, no solo como consumidoras por la compulsión consumista, sino porque para poder consumir hasta lo más elemental, hay que conseguir dinero, y para eso, trabajar. Y necesitan que trabajemos para ellos porque es en la explotación del trabajo en el proceso productivo, donde se origina la plusvalía (plusvalor, parte del trabajo jamás pagada), origen del beneficio mercantil que se materializa en la venta. Así que, nada más estúpido para el capital que permitir que, universalmente, la gente pueda resistirse a entrar en el “mercado de trabajo” si no se le ofrecen condiciones satisfactorias o compensación suficiente (“mejor estoy sin trabajar”), pues tiene garantizada la “seguridad económica”. Es más, el capitalismo, para “funcionar bien”, siempre necesita de una masa de parados (el ejército industrial de reserva, que decía Marx) para que, con su presencia, contengan la subida de sueldos (“hay otros que quisieran el empleo que te ofrezco”) que se darían con un pleno empleo de verdad (“nos necesita, y somos insustituibles, así que cederá”) e incluso presionen a la baja. Y eso le vendrá muy bien cuando estemos en el colapso y, para mantener o recuperar su tasa de ganancia, deba exprimir al máximo a los trabajadores/as “afortunados” con tener un empleo. Para el capitalista individual, es bueno vender todas sus mercancías, y no le importa de dónde provenga el dinero de sus compradores (empleado, desempleado con subsidio, con renta garantizada). Pero no es tan individualista y tonto, y sabe que, para el capitalismo en su conjunto, y para su propia fiscalidad, no tiene sentido regalar el beneficio extraído de la explotación del trabajo, para que otros, sin trabajar ni ser explotados, compren las mercancías (fiscalidad para la renta básica garantizada). Y a la “clase media” ya se la habrá exprimido bastante con la fiscalidad y su desintegración hacia la proletarización. Esa es “gente que sobra” porque no produce beneficios con el trabajo. Y la dinámica del capitalismo se dirige claramente hacia el exterminismo de la “gente que sobra”, como estamos viendo con Gaza.

Esa seguridad económica básica para la gente, no vendrá de ninguna reforma fiscal radical del capitalismo, y menos durante su colapso, sino de una expropiación de todos los recursos del capital para ponerlos al servicio de la sociedad. Y esto no es posible sin una revolución socialista en toda regla, que acabe también con el Estado burgués, defensor y “brazo armado” del capital. Da lo mismo que astutos economistas con cierta conciencia social hagan cálculos para demostrar con los números, que se podría repartir la riqueza de tal o cual manera. No es un problema de cifras, sino de modo de producción y dominación, ¡de poder!, de poder económico, social y político, de quién posee los medios de producción (minas, campos, fábricas…), que le da la hegemonía en el Estado, y que ese Estado siempre ha estado y estará al servicio de sus intereses fundamentales, en una asociación clara del dinero y las armas.

El colapso del capitalismo debilitará a buena parte de la burguesía y a ella en su conjunto, pero más aún a la clase trabajadora que no disponga de un puesto de trabajo en el que, al menos, presionar con una huelga, aunque la masa de parados que pueden sustituirle en el empleo, le “invite” a desistir de hacerla; en cuanto a los parados, los medios de presión serán escasos (cortes de carreteras y vías férreas vitales para la economía, sabotajes, revueltas de saqueos y destrucción nihilista…) que podrían agravar todavía más la situación y generar caos, ganándose la dura represión del Estado; y otros sectores populares se verán todavía más dependientes de sus cadenas con el capital y su Estado burgués, en el que verán un clavo ardiendo al que agarrarse antes que caer en el proletariado sin empleo o la total marginalidad social.

3. Fin de subvenciones a actividades destructivas y finanzas ecosociales:

• Poner fin inmediato a todas las subvenciones públicas destinadas al sector de los combustibles fósiles y a las industrias de alto impacto ambiental y territorial, como es el caso de la agroindustria, asegurando una transición justa en todos los sectores afectados.

• Una política financiera y monetaria que ajuste los flujos de inversión privados, vía crédito guiado, para alinearlos con objetivos sociales y ecológicos definidos a través de procesos democráticos, anulando la lógica del lucro por lucro.”

No sé que sistema de subvenciones hay a los combustibles fósiles, a los campesinos y transportistas por su consumo de diésel, etc. Pero el asunto me parece que está un tanto desenfocado en la Declaración, pues es como si partiese de este supuesto: “todo lo podemos sustituir por energía renovable, así que subvencionar los combustibles fósiles solo sirve para retardar la transición energética y enriquecer al capitalismo fosilista.”. Desgraciadamente la realidad no es tan simple, sino una muy diferente.

Todo el consumo energético no puede sustituirse por electricidad o biocombustibles, sobre todo el de cierta maquinaria móvil (tractores, cosechadoras; en las minas; los barcos de pesca…) y transporte por carretera para llegar donde el ferrocarril no puede (camiones, furgonetas…). Como insisten otros decrecentistas, no es que vivamos subvencionando el combustible fósil, sino que este viene “subvencionando” desde hace dos siglos todo nuestro modo de vida (carbón, petróleo, gas…), gracias a sus extraordinarias ventajas energéticas, que nunca tendremos tomando directamente la energía del sol, del viento, del agua (la famosa TRE, Tasa de Retorno Energético; la relación entre lo que obtenemos de energía y la que hemos invertido para ello), y gracias a muchísimos productos derivados del petróleo, que van desde los plásticos, a los farmacéuticos, y que están omnipresentes en nuestra vida cotidiana (al punto de que ni nos percatamos).

Hoy en día, la mayor parte de la producción agroganadera en España está ligada a la industria e industrializada en mayor o menor medida (aunque sea por su mecanización e insumos en fertilizantes, pesticidas, plásticos para los invernaderos, sistemas de riego, etc…). Me temo que no puedes eliminar las ayudas que puedan tener en el combustible, si no se les da una alternativa. La subida del precio de sus productos (restando margen a sus intermediarios y grandes comercializadoras), tal vez permitiese eliminar esas ayudas, pero no por ello dejarían de consumir combustible si no hay una alternativa energética a eso.

Y son las subvenciones las que permiten en muchos países pobres, que sus ciudadanos pobres puedan pagar esos combustibles a precios inferiores a los del mercado mundial y de los países ricos que sí pueden soportarlos. Con más motivo, cuando es en esos países del Sur Global donde se extraen esos combustibles.

De ahí que la alternativa decrecentista sea mucho más complicada, porque supone, si no queremos seguir jugando a la ruleta rusa (un revolver cargado con una bala, apuntando a nuestra cabeza) con el clima a cuenta de las emisiones de GEI (gases de efecto invernadero), simplificar también los medios de trabajo y de transporte, recurriendo, en alguna medida, a los biocombustibles, y al trabajo de animales en el campo, que habían sido sustituidos por la maquinaria.

En cuanto a la segunda parte, sobre la política financiera y monetaria ¿le está diciendo al capitalismo financiarizado del siglo XXI, que deje de serlo y que no mire por el lucro?, ¿a la inversión de capital privado que no se centre en los beneficios?. ¿Está apostando por la posibilidad de un capitalismo financiero realmente ecológico, ecosocial?. ¿Quiere decir eso que, desde el capitalismo mismo (no eliminándolo), podemos transitar hacia el decrecentismo ecosocial?.

Aquí me parece oportuno citar parte del comentario de Álvaro de Regil (de La Alianza Global Jus Semper https://jussemper.org/Inicio/Index_castellano.html ) en la Crónica I:

Tanto en la conferencia como en la entrevista, Jason Hickel propone algo que suena a capitalismo regulado, especialmente en la esfera financiera, pues propone claramente dos políticas: un mecanismo de financiación pública para organizar nuestra producción en torno a nuestras metas de satisfacer necesidades reales… bien; pero luego propone un mecanismo de regulación de los mercados para limitar sus inversiones en combustibles fósiles. Esta última política implica la existencia de mercados capitalistas de inversión, lo cual contradice su aseveración de que la crisis climática no puede resolverse dentro del capitalismo. Hickel tendría que explicarlo bien porque aquí hay una contradicción muy clara, pues asume que seguirán los bancos comerciales, el capitalismo financiero, y si esto sigue, el motor del sistema, sigue todo el capitalismo.”

Alguna cosa se podrá hacer desde iniciativas públicas (sobre todo a nivel municipal, pero con sus limitadas atribuciones), pero no como la línea general de la política financiera y monetaria, que además, con los bancos centrales, y el Banco Central Europeo, escapan de las atribuciones de los gobiernos. El euro, ya no es la peseta, que controlaba el Gobierno de España a través del Banco de España (su banco central).

5. Transición agroecológica:”

En este punto confieso de entrada mi ignorancia sobre las alternativas agroecológicas eficaces frente a la agroindustria. Es una tarea pendiente que espero abordar en breve. Lo que se propone en la Declaración, parecen unos objetivos basados en sus valores ideales. No tengo tan claro que consideren cuál es la realidad actual de la agricultura y hasta qué punto esas propuestas se pueden hacer extensivas a todo el mundo y teniendo en cuenta el nivel de población actual. El primer interrogante es el de “la producción ecológica y su venta en circuitos cortos”. ¿Qué tan cortos?. Porque la posibilidades para que la agroecología pueda satisfacer la demanda necesaria (no me refiero a caprichos exóticos) no creo que sean las mismas en todos los territorios, a causa de las características de su tierra cultivable (a veces ya muy castigada por los métodos intensivos industriales), de la posibilidad o no de riego, y climáticas, y más si le añadimos las graves consecuencias que sobre la agricultura tendrá el agravamiento del calentamiento global, y de las dimensiones de la población allí concentrada. ¿Hasta qué punto podemos, no solo en España, o Europa, sino en otras partes del mundo, evitar la dependencia de la producción agrícola de otros países lejanos, como Ucrania o EE.UU., calificados como “graneros del mundo”?.

Una objeción más. La propiedad de la tierra cultivable varía mucho según territorios. Los hay con minifundios (todavía Galicia) y con latifundios (Andalucía…), y con una mayor o menor presencia de tierras comunales. La tendencia mundial, que seguramente no tendrá un desarrollo homogéneo, es a la mayor concentración de la propiedad de la tierra en manos de grandes corporaciones, algunas internacionales. Así que, si de verdad se quiere hacer cambios profundos en la agricultura a escala estatal y, no digamos, mundial, no habrá más remedio que cuestionar esa propiedad capitalista, y proceder a la expropiación, lo cual no resulta viable sin una revolución, pues, a diferencia de otros tiempos, en los que la agricultura podría considerarse secundaria con respecto al capital financiero-industrial, con el colapso del capitalismo e inviabilidad de la inversión en algunas industrias, la propiedad de la tierra, de un bien básico como los alimentos, con una demanda segura, adquirirá muchísima más importancia para los inversores capitalistas ansiosos de buscar nichos de mercado en los que volver a obtener beneficios. Así que, menos margen para políticas de reforma agraria, de reparto entre los campesinos, como en el siglo XIX y XX, porque tampoco necesitará la burguesía debilitar a una clase terrateniente con aspiraciones absolutistas-posfeudales, como en el siglo XIX y primera parte del XX, para poder completar su revolución burguesa. Y los bienes que sigan siendo comunales, correrán el peligro de la desposesión, como ya ocurrió durante la acumulación originaria del capital (en sus comienzos), en los procesos de colonización, y ahora mismo en parte del Sur Global.

Cierto que con la escasez y encarecimiento de la energía y materiales, el capital deberá adaptarse a esas condiciones “ecologizándose” algo en la medida en que no consiga acaparar energía y fertilizantes, pero eso no cambiará lo fundamental. En el esclavismo y el feudalismo también había una agricultura ecológica (no se había inventado la industrial), pero eso no impidió que fuese una clase minoritaria la propietaria de los medios de producción (campos, minas) que explotaba a los verdaderos productores/as, los esclavos o los siervos.

6. Impulso de la economía social y solidaria:” y “ 7. Reforma fiscal justa y verde:” .

Todo muy bonito y muy progre, pero de muy difícil desarrollo en el capitalismo actual y muchísimo más, cuando ya esté de lleno en el colapso. Entonces la competencia será más feroz que nunca, y dirá “por un euro, ¡yo, mato!”, y la intervención del Estado burgués será para evitar que se maten entre todos, pero para organizar una economía de guerra frente al exterior, y garantizar que, durante la caída, la burguesía siga teniendo el control de los medios de producción fundamentales, como la tierra, aunque deba deshacerse de algunos ya inviables (como ciertas industrias). La economía que, hasta cierto punto, haya conseguido estar al margen del circuito capitalista, se convertirá en una presa muy deseable para volver a integrarla en él, desde medidas fiscales, ahogo de la financiación que no busca el lucro, apertura a la competencia, buscar la rentabilidad (beneficio), hasta la desposesión pura y dura “por el bien de la Patria”, sobre todo en una economía de guerra. De modo que, lo avanzado con tantísimo esfuerzo, puede esfumarse con el capitalismo en colapso. Pero este peligro mortal no se ve, si se minusvalora la realidad del colapso y la necesidad de una estrategia frente a él, que no es la misma que para hoy.

8. Democracia deliberativa permanente y vinculante:

• Diseñar y poner en marcha mecanismos de democracia deliberativa y directa de carácter vinculante que permitan una planificación ecosocial a largo plazo, como es el caso de las asambleas climáticas permanentes. La participación de la ciudadanía es una herramienta clave contra la corrupción, para construir políticas de suficiencia a gran escala y desmantelar el secuestro de la acción pública por los lobbies y grupos de intereses. En definitiva, más democracia para hacer posibles modos de vida definidos desde una autonomía colectiva que acabe con estructuras tecnocráticas y corruptas.”

¿En serio?. Un organismo que no se limite a deliberar y a hacer propuestas, sino que tome decisiones vinculantes para toda la sociedad, y no de corto, sino de largo plazo. ¿Un “doble poder”, un “contrapoder”, frente a los parlamentos, gobiernos y ejércitos, y el poder de la patronal, que consiga imponer sus decisiones a la sociedad, contra las del Estado burgués, sin chocar frontalmente con él, con todos sus recursos (administrativos, policiales, militares)o contra el boicot patronal, mediante las “asambleas climáticas permanentes” que serían asambleas ciudadanistas?. ¿Cuánto creen que puede durar esa situación sin que se dirima, por la fuerza, cuál de las dos autoridades existe en realidad?. Pero no parece que se considere ese proceso, sino uno mucho más tranquilizador.

Detrás de semejante pretensión democratizadora está la creencia de que, si no hay democracia real, es solo porque no facilitan que la haya, y porque el Estado está “secuestrado” por los lobbies y grupos de interés (capitalistas). Que si logramos levantar esas ¡asambleas por el clima!, permanentes, podremos ejercer tal presión, que consigamos liberar al Estado de su secuestro por los lobbies y grupos de interés, y ponerlo a nuestro servicio, y por eso no habrá un choque a muerte con el Estado burgués. Pura fantasía propia de cierta pequeña burguesía profesional y, posiblemente, académica.

Si la “democracia” es lo que es en el capitalismo, se debe a que es la expresión de una sociedad de clases antagónicas, en la que una, propietaria de los medios de producción, tiene la clave fundamental del poder (dicho de forma académica: “tiene la sartén por el mango” o “nos tiene cogidos por las pelotas”) y de ella dependemos, hasta para simplemente alimentarnos (vendiendo nuestro trabajo por un salario). Y porque el Estado no es un agente revolucionario, sino expresión del “bien común” que, en el capitalismo, no es otro que ayudar a que el sistema funcione “bien”, “por el bien de todos” ¡qué remedio!. Por eso, no está para crear problemas a la dinámica espontanea del capitalismo, sino para apuntalarla y corregirla en sus consecuencias (como el rescate a la banca en la crisis; cubrir aquellas facetas de la vida social que no le interesa al capital pero deben ser satisfechas para que el sistema pueda funcionar; ceder a las masas en cuestiones secundarias), y hacerla más efectiva, no para torpedearla poniendo en cuestión el poder de la clase dominante. Y el Estado no es solo el Gobierno y el Parlamento, o los servicios sociales, sino un complejo aparato burocrático, jerarquizado, con muchos funcionarios identificados con el actual orden social, además de los represivos policiales y militares, con sus implicaciones imperialistas (OTAN…). Por eso no es simplemente un Estado neutro, a la espera de quien lo controle, sino un Estado burgués por naturaleza, y tan irrecuperable como el capitalismo mismo. De ahí que el recorrido para las reformas sea corto y no pueda afectar a lo fundamental de su naturaleza.

Es lamentable que, a estas alturas del siglo XXI y con lo que se nos viene encima y venimos viendo (ultraderecha ascendente y cada vez más influyente por todo el mundo), todavía no hayamos aprendido una lección del siglo XIX, confirmada por todo el XX, hasta la fecha. Y eso no solo causará frustración por los intentos fracasados, sino que se pagará un alto precio cuando el Estado burgués nos enseñe, en la práctica, lo que de verdad es su democracia, y no hemos querido reconocer a tiempo: una capitalcracia.

La democracia real que ahí se reclama, exige algo cualitativamente distinto. Nada menos que una revolución social capaz de vencer al Estado burgués y sus aparatos represivos y militares. Y para ello, la creación de organizaciones de masas democráticas que aspiren a ser un contrapoder e instituirse como el único poder existente. Y esto debe sustentarse en la clase trabajadora y sectores populares, aprendido y superando las experiencias históricas de Soviets Obreros, Campesinos (y Soldados), y de Consejos Obreros, etc.

9. Protección de derechos de las generaciones futuras y de la naturaleza:”

Eso está muy bien. Pero si algo nos está demostrando el genocidio de Gaza es que el capitalismo y las mayores democracias (burguesas) del mundo, pueden convertir en papel higiénico hasta los documentos más sagrados del derecho internacional, humanitario, sobre la guerra, etc. Disponer de ellos nunca está de más, puede servir para conseguir algo, y sobre todo poner en evidencia su hipocresía y que el capital y sus Estados burgueses, pisotean hasta aquello con lo que se les llena la boca, en cuanto les interesa y pueden, no porque les autorice la ley, sino por nuestra debilidad para impedírselo (como viene ocurriendo con Gaza).

10. Cancelación de los Tratados de Comercio e Inversión:” “11. Cancelación de deuda y reparación histórica:”

Con el capitalismo en colapso, colapsando la globalización, habrá tratados que se hundirán, o se romperán porque la competencia se vuelva feroz. Ya está ocurriendo con la política arancelaria de Trump. Pueden surgir nuevos, en los que algún Estado se imponga a otros de manera neocolonial. En cuanto a la deuda, al no ser posible ya el crecimiento continuo y por muchas décadas, está condenada a ser impagable y provocar una crisis de deuda y financiera internacional, que dejará en nada la de 2008 (una especie de justicia poética, pues las consecuencias también las pagaran los acreedores).

Lo que es completamente ilusorio es pretender que el capitalismo y sus Estados burgueses vayan a abordar estas cuestiones con una actitud verdaderamente humanitaria, de justicia social e histórica, de solidaridad internacional. Muchísimo más fácil lo tuvieron en la década pasada con la deuda pública de Grecia y ya vimos su sadismo con el pueblo griego, y también lo han podido con el genocidio de Gaza y hemos visto que ha sido imposible.

LAS CAUSAS DE LAS DEBILIDADES y sus terribles consecuencias.

Creo que la principal está en que no se ha asumido del todo que el capitalismo marcha hacia su colapso como civilización, en que eso está próximo, ya apuntando en problemas económicos (energéticos sobre todo) en algunos países, y en la deriva exterminista a la que ha dado el pistoletazo de salida el genocidio en Gaza.

Si el colapso se ve solo como una probabilidad o todavía a largo plazo, entonces se plantea el decrecentismo como una tarea a desarrollar dentro del capitalismo, que sería mucho más tolerante con él, haciendo posible una coexistencia pacífica desde los poderes económicos y políticos (arrancándole concesiones, protección, apoyo), dando así pie a las ilusiones reformistas. Como el planeta todavía podría aguantar nuestro sobrepasamiento de huella ecológica, lo único que metería realmente prisa, sería la urgencia de la cuestión climática. Cierto que tiene sus implicaciones económicas que la harían participar del colapso, pero que por sí solas son insuficientes para el colapso, al menos en tanto no pegue un salto enorme la temperatura causando un gran daño a la agricultura y a la tolerancia al trabajo en general. Por eso se propone las asambleas ciudadanas por el clima, cuando correspondería, más bien, para afrontar la crisis ecosocial, no solo climática, sino por el colapso del capitalismo, algo así como asambleas por el colapso del capitalismo y planetario (huella ecológica, los 9 límites…), el colapso social y ecológico, lo que supone un salto cualitativo en la problemática y cuales serán los agentes implicados y a movilizar, y los objetivos por los que luchar (NOTA 5). Porque no es lo mismo ponernos a hablar sobre el clima, por muy críticos que nos pongamos con el capitalismo fosilista (da pie a las ilusiones del capitalismo verde oliva) que del colapso del capitalismo (marrón o verde), que solo da pie a cómo superarlo con una civilización anticapitalista. Palabras mayores, ¡jugar en otra liga, la superior!.

Y es que para entrar de lleno en el colapso, basta con que algunas piezas del entramado económico capitalista se hundan, y que todo se desestabilice, como retirar una carta en la base de un castillo de naipes, o romper un eslabón clave en una cadena. Por ejemplo, el diésel es fundamental para la maquinaria pesada que no está conectada a la red eléctrica (agrícola, minera, motores de camiones…), por tanto, tan fundamental como la sangre para nuestro cuerpo, y ya sabemos qué ocurre si te desangras pues, por muy “cachas” que estés, no sobrevivirás. Y la provisión de diésel, no dependen del calentamiento global, ni de si nuestra huella ecológica sube de 1,7 a 1,8 o más planetas Tierra, o si sobrepasamos otro de los límites planetarios. Su reducción drástica puede ocurrir mucho antes de que eso pase, provocando algo que se percibirá inicialmente como una grave crisis (recordando a las del petróleo de la década de 1970, pero con un origen totalmente distinto), pero que será muchísimo más, esto es, la entrada de lleno en el colapso del capitalismo (NOTA 6). Entonces nuestra preocupación más urgente no será el clima, sino “la crisis” y la tentación de afrontarla mediante el acaparamiento del recurso, incluso recurriendo a la guerra, lo que tendrá no solo consecuencias sociales, sino políticas (recorte de libertades, etc.).

si desde antes no estamos avisando a la gente de que se avecina ese colapso, y solo hablamos del clima y de medidas poscrecimiento o decrecimiento (por no asustar, ser positivos, no provocar rechazo, etc.) no lo dudemos, la gente sufrirá tal shock que, como ya advertía Naomi Klein con la “doctrina del shock”, será aprovechado por las fuerzas de la reacción, alentando que la gente se diga “¿el clima?, eso puede esperar, no es una emergencia”, “¡asegúrame la energía, cueste lo que cueste y a costa de quien sea, y cuanto menos me cuentes, mejor, que ya miraré yo para otro lado -como los israelís ante el genocidio en Gaza-!”, “¡que se jodan los ecologistas y decrecentistas, pues no les importa nuestra pobreza!”, porque no podrán echar la culpa al capitalismo y sus Estados (ya se encargarán ellos de dar “explicaciones” falsas y de echar las culpas según les convenga para manipular a las masas), ya que lo que sucede no lo verán como su sentencia, largo tiempo anunciada por aquellos a quienes detestarán (nosotros), porque no se lo habremos advertido. ¿Temíamos el rechazo por decir la verdad?. Pues lo tendremos por no haberla dicho a tiempo, bien alto y claro. Así que, nuestra “moderación” tendrá como consecuencia la radicalización de las tendencias reaccionarias, ecocidas y genocidas. Los más conscientes se preguntarán “¿Para qué “coño” servís, si no habéis sido capaces de avisarnos de esto, como vulgares economistas burgueses que nunca la ven venir, o si lo hacen, no advierten al pueblo?. Habéis dedicado esfuerzos enormes a experiencias de economía social y decrecentista que ahora son desposeídas por la burguesía y su Estado, cuando avisarnos del colapso a tiempo habría sido también la mejor forma de poder defenderlas”.

De modo que, si, por ejemplo, hubiese previsiones serias de que dentro de dos años nos encontraríamos con una crisis energética (debida al diésel) que afectaría a muchos países, incluidos del Norte Global, advertir sobre eso tendría prioridad en nuestras tareas sobre, por ejemplo, conseguir construir en cooperativa algunas viviendas más con derecho de uso vitalicio. Porque las implicaciones económicas, sociales, políticas y militares, son ¡incomparables!.

Cierto que en la Declaración se menciona el término colapso en dos ocasiones: nada más empezar “un modelo que nos está llevando al colapso ecológico y social.” y en la página 2 “el colapso climático, de biodiversidad y de recursos.”. Pero pareciera que pudiésemos evitarlo si implementásemos una política decrecetista en base a los objetivos de las “Medidas base propuestas” que, como hemos visto, algunas de ellas resultan totalmente ilusorias si previamente no se rompe con el capitalismo y sus Estados burgueses. De pretender imponer al capital esas medidas de decrecimiento, que son incompatibles con su “buen funcionamiento” (hasta que se estrelle del todo), lo que se provocaría es su colapso acelerado.

A algo de esto viene a apuntar el autor de la crónica de la Conferencia, en el artículo II cuando dice, comentando la intervención del representante de “Alianza por el Clima”, Javier Andaluz, “no abordó en su intervención las consecuencias que esto tendría para una civilización industrial construida a medida de —y gracias a— dichos combustibles.”

Y cuando el cronista llama la atención (artículo II) sobre el hecho de que el colapso “término este que —pese a ser una perspectiva muy debatida en el ámbito decrecentista y ecologista— apenas fue escuchado durante la jornada en boca de otras personas intervinientes en los diversos paneles.”, o “colapso (nuevamente tuvo que ser una política la que mencionase el temido concepto)”.

Esa débil asunción de la realidad, es consecuencia a su vez, de una débil comprensión de lo que es el capitalismo y cuál es su verdadera relación con el Estado burgués, que está influenciada por las ilusiones propias de la ideología de la clase media, como tantas veces hemos observado en la historia del capitalismo. En estas circunstancias históricas, tendrá consecuencias letales.

En un momento de la Declaración se dice “Hoy en día, el dogma del crecimiento económico, permite seguir acumulando riqueza y poder en pocas manos a costa de la vida y con ello se perpetúan guerras, expolios y genocidios como el de Palestina.” (página 2).

Lo que permite seguir acumulando no es mantener el dogma del crecimiento económico, sino la dinámica espontanea del capitalismo. El motor del capitalismo no es ideológico (crecimiento, productivismo, consumismo), sino el de su ADN o algoritmo básico, que es: Dinero – Mercancía producida- Dinero plus (D-M-D´) que, estimulado por la competencia, lleva al crecimiento (reinversión del Dinero plus- Mercancía producida plus- Dinero plus plus; y así en secuencias sucesivas, lo que se llama reproducción ampliada del capital). Este mecanismo, por encima de las decisiones humanas, es lo que Marx llamó el sujeto automático (podríamos asemejarlo al piloto automático). Y es esto lo que, en consecuencia, se convierte en dogma, no a la inversa. Luego están las motivaciones de los agentes humanos que son la traducción a nuestra especie de ese mecanismo, y que también contribuye a lubricarlo (crecimiento – más producción de mercancías que se venden gracias a la compulsión consumista).

Si esto no se tiene claro, cabe pensar en que, superando ese dogma, es posible transitar a una sociedad superadora del capitalismo, pero desde dentro del capitalismo, a base de reformas que vayan modificado su funcionamiento, y transformándolo en otra cosa. Como si esas reformas no fuesen incompatibles con el sistema, de modo que lo natural sería que sus anticuerpos económicos, sociales y políticos (y militares) las rechazasen, porque de lo contrario, solo cabe esperar el caos, como una mutación malformadora que impidiese sobrevivir. Si no se entiende esto, tiene su lógica que luego se hagan las propuestas reformistas-utópicas que he comentado.

Si se cree que, en el plano político, el Estado sería neutral y bastaría liberarlo del secuestro por el capital, para transitar a una verdadera democracia, a su vez, en el plano económico, se creería en que, una vez liberados del dogma del crecimiento, podríamos cabalgar el capitalismo y cambiar su naturaleza; además, con la red de seguridad que nos ofrecería la renta básica universal. De esta manera, la transición podría tener un montón de pendientes, pero en el fondo, podría ser tan segura como una montaña rusa del parque de atracciones. Todo sin necesidad de un proceso de ruptura revolucionario con las reglas del juego, tanto políticas, como económicas.

Pero el capitalismo ya ha demostrado, con las experiencias socialdemócratas y “comunistas”, que es capaz de adaptarse a muchos cambios aparentemente profundos, para salir adelante en su naturaleza fundamental, que, como un corcho, acaba emergiendo a la superficie con las contrarreformas neoliberales, y la vuelta a sus modalidades más auténticas (como el paso del Capitalismo de Estado de la URSS y cía., al capitalismo privado de Rusia y cía.). Lo echas por la puerta ¡y te entra por la ventana!. Tiene más vidas que un gato. Y puede disfrazarse de su contrario. En China, el capitalismo dice que está construyendo ¡el socialismo!, a lo chino, como si fuese una especialidad de la cocina cantonesa. Aquí, no lo dudéis, llegará un momento en que querrá “vendernos la moto” de que está decreciendo ecosocialmente, ecofeministamente, eco esto y eco lo otro.

Si incluso eliminando el “brazo armado” del capital que es el Estado burgués, ya es complicado superar el capitalismo (no basta con la nacionalización, la estatización, ni siquiera la autogestión, ni la planificación…), no digamos, si se quiere hacer reformando el Estado burgués, y mutando el capitalismo a otro sistema social, ¡un imposible!. La transición del feudalismo al capitalismo, no fue una mutación del primero en el segundo, una transformación del servilismo al capitalismo, como de una oruga a una mariposa (metamorfosis), sino la crisis del primero y la imposición del segundo, como una especie se impone a otra que se acaba extinguiendo. Pero a diferencia del capitalismo, que pudo coexistir durante un tiempo con el feudalismo, la civilización a la que debemos aspirar, no podrá hacer otro tanto por su radical antagonismo y porque nosotros (clase trabajadora, proletariado), no podemos partir de un poder económico creciente como el que sí dispuso la burguesía para oponerse al de la aristocracia feudal.

El hecho de que el capitalismo vaya a colapsar, no nos lo pondrá más fácil, sino más difícil, porque exacerbará hasta el paroxismo todas sus tendencias destructivas (dictaduras, guerras, exterminismo), y arrastrará a la propia civilización industrial, por lo cual, no deberemos solo vencer al Estado burgués y superar el capitalismo, sino crear algo radicalmente diferente en muchísimos aspectos, insospechados hasta hace bien poco, en cuanto a las bases de la civilización (fuerzas productivas: recursos, tecnología, capacidades humanas). El hecho de que acabe siendo una civilización menos compleja que la actual, no le resta complejidad al proceso transformador, sino que se la añade (no se trata solo de cambiar de conductor, ni de añadirle otro vehículo, sino de la modalidad de transporte, y ponerlo marcha atrás), si no queremos que el descenso se descontrole y convierta en la caída por un precipicio. Los cambios a realizar habrían sido incomparablemente menores en la década de los 1960 cuando todavía no habíamos llegado a la huella ecológica de 1 planeta Tierra ni sobrepasado tantos límites planetarios, aunque igualmente habríamos debido modificar aspectos fundamentales del sistema productivo (combustibles fósiles) para no tener un socialismo emitiendo GEI, y acabar parecido a como hemos terminado; pero habríamos contado con un margen de tiempo para la transición, mucho mayor, y no a última hora como estamos.

Y así se termina en el autoengaño reformista de siempre, que abre las puertas a que el movimiento decrecentista pueda ser recuperado, cooptado, domesticado, por el sistema capitalista, degenerándolo y vaciándolo de todo su potencial radical. El decrecentismo, antes del colapso, sería la pretensión de “poner a dieta” al capitalismo (Miquel Amorós), y durante el colapso, simplemente colapsar menos mal, un colapso “verde”.

De esta manera, la famosa transición ecosocial, acabaría pareciéndose a la afamada Transición española a la democracia, que no rompió del todo con el franquismo, porque conservó todo lo fundamental del aparato de Estado burgués franquista (monarquía, burocracia, policía, ejército, judicatura, cárceles…) y, por supuesto, el poder económico del gran capital y del de menor entidad.

Puestos a hacer propuestas de medidas, me temo que, si de verdad queremos reducir las emisiones de GEI como es necesario para cumplir con los objetivos que se han marcado desde el IPCC y otros organismos internacionales, para 2030, 2040, 2050, como vamos postergando y empeorando las cosas, poniéndolas cada vez más difícil de alcanzar, creo que ya no tendríamos más remedio que adoptar medidas extremadamente más radicales que las planteadas en la Declaración, y que entraríamos en un escenario económico y social que se parecería mucho al del periodo de confinamiento domiciliario (pero sin él) y actividad económica limitada a las consideradas esenciales que conocimos en algún momento de pandemia de la covid-19, incluso en China. No puedo asegurarlo con cifras, pero intuyo algo así. Cierto que esto, “no es sexy”, pero tampoco las enfermedades de transmisión sexual (las consecuencias de lo que sí ha venido siendo “sexy”). Y esto solo sería el principio, para detenernos con los GEI que sobrepasan los límites de prudencia climática, pues todavía quedaría una enorme tarea de decrecimiento para poner orden a nuestra relación metabólica con el planeta, y las generaciones futuras (huella ecológica de 1,7 planetas Tierra, 6 o 7 de los 9 límites planetarios ya sobrepasados, en las que no solo intervienen los GEI).

Para todo esto haría falta unos acuerdos internacionales de obligado cumplimiento. Pero del capitalismo no cabe esperarlos debido a su competencia irrefrenable, pues si uno renuncia y se disciplina, se pondrá en una situación vulnerable, porque otros se aprovecharán de esa energía y materiales disponibles, de ese margen (“ya que tú renuncias a emitir esos GEI, lo haré yo”), para sacar ventaja; y el hecho de que unos no cumplan invita a que otros tampoco lo hagan, porque salen perdiendo; y a escala global, estaremos más o menos en las mismas. Más cuando comprendan que su futuro es el del colapso, donde su competencia se agudizará para sobrevivir, y por tanto, les conviene entrar en él ocupando ya las mejores posiciones. Esto debiera ayudar a entender que no podemos esperar la solución desde el capitalismo, ni desde actuaciones nacionales “modélicas”, salvo que fuesen las de las grandes potencias como China o los EEUU, cosa que no ocurrirá. La prueba más clara la tenemos en que los EEUU de Trump se han echado atrás en los acuerdos de París y se desbocan en la dinámica fosilista, pues es la única manera de no quedar más atrás en la competencia con China que tiene más capacidad para adoptar las renovables (competencia de costos, tecnología y materias primas cruciales en su país, como los metales de tierras raras y su procesamiento y refino) aunque sigan emitiendo muchísimos GEI.

Pero el decrecimiento implicará no solo la reconversión de muchas empresas hacia una producción socialmente útil y sostenible, sino el cese de numerosas actividades económicas insostenibles (no solo las evidentemente negativas, como las militares) que hoy día dan empleo a muchísima gente, sobre todo, en los países ricos del Norte Global. A esos trabajadores/as habría que garantizar unas condiciones de vida como la de quienes sí tuviesen una actividad necesaria y sostenible, y asignarlas a una forma de contribuir a las tareas de mantenimiento de la sociedad, bien en la producción o la reproducción. Ello supondrá una transformación tan profunda como la de la revolución industrial, pero “a la inversa”. Y esto no puede minimizarse como si estuviese en la misma escala de la “reconversión industrial” y tercerización de la economía de la década de los 1980, solventable con una simple recolocación en el empleo o las jubilaciones anticipadas, ni edulcorarse como si se tratase de pasar unas vacaciones en el pueblo rural de los abuelos. Que toda esta masa de gente no “sobre” y sea candidata al exterminio (aunque solo sea dejándola que se vaya consumiendo entre miseria y pandemias), solo es posible si la sociedad es lo más opuesto al capitalismo y no existe ya el Estado burgués, es decir, si no es el resultado de un capitalismo en colapso, sino del decrecimiento ecosocialista, porque de uno u otro lo será, inevitablemente, o sea, por las malas o por las buenas.

Superar esta debilidad teórico-política es lo primero que debe hacer el decrecentismo hegemónico, en vez de convertir el Foro Social de 2026 en una ocasión para abundar en el error y sumar, a las medidas aquí presentadas, otras, tanto o más ilusorias. Eso sería un paso para sacar al decrecentismo de su marginación, pero también para integrarlo en las corrientes que serán incapaces de romper con las versiones más “verdes” del capitalismo verde oliva (oliva, por lo del color de los uniformes militares).

Pero la verdad es que lo tenemos, si no imposible, sí muy mal. En muy poco tiempo deberíamos conseguir una reducción bestial en las emisiones de GEI. Aunque lo consigamos y para permanecer ahí, necesitamos un tipo de civilización diferente, decrecentista. Para eso precisamos de una revolución social y política anticapitalisa y anti-Estado burgués, en toda regla, que, para no fracasar, debe expandirse rápidamente por los principales países. Pero antes de que eso ocurra, ya se nos habrá echado encima el colapso del capitalismo con sus derivas dictatoriales, belicistas, exterministas, y entramos débiles en ese escenario, que ya de por sí, nos debilitará. Así que, las posibilidades de hacer entonces la revolución, que seguirá siendo imprescindible, se reducen ante la aceleración del tiempo histórico que se dará por la tentación de “resolver” los problema del colapso, por la vía depredadora militar que, rápidamente, puede llevarnos, en la escalada bélica, y ante la dificultad energética de una guerra convencional a gran escala, a la “solución rápida y definitiva” del uso del armamento nuclear (está ahí, esperando que de una vez se aproveche, ¡con tantísimo dinero que cuesta!) en la fantasía de aplastar al contrario antes de que pueda reaccionar y hacer otro tanto, en la destrucción mutua asegurada que hasta ahora les contenía, pero sobre todo, porque su situación nunca ha sido desesperada como lo será con el colapso.

Da miedo, ¿verdad?. Creo que hemos demostrado hasta la saciedad que los razonamientos, los estímulos en positivo, la dosis de miedo que hemos recibido, no son suficientes, para que reaccionemos a tiempo. Demasiado miedo puede paralizarnos. Pero todavía no se ha dicho con suficiente claridad que el riesgo de que el capitalismo nos conduzca al holocausto nuclear es cada vez más real, y que debemos creerlo así, lo mismo que hace solo dos años, no creíamos que podría ocurrir un genocidio en Gaza ante la complicidad e impotencia general https://kaosenlared.net/informe-internacional-gaza-bajo-el-cielo-del-genocidio/ ). El calentamiento global podría acabar con nosotros. Pero puede que terminemos con el calentamiento global gracias al invierno nuclear (https://es.wikipedia.org/wiki/Invierno_nuclear ), pero habrá sido como caer de la sartén al fuego, the end. Esas son las verdaderas dimensiones de lo que queremos decir cuando afirmamos que el capitalismo ha declarado la guerra a la vida. No son tiempos para los sueños naif ( https://es.wikipedia.org/wiki/Arte_na%C3%ADf ), los happy flower, sino para lo que decía en mi artículo https://kaosenlared.net/valentia-y-madurez-en-tiempos-revueltos-y-terminales/ . Dejémoslo, de momento, aquí, y pensad en ello.

NOTA 1.- Para saber lo que ha sido la Conferencia, lo más fácil es leer la crónica de Xoxé de Cea en la Revista para una nueva civilización, 15-15-15, en tres parteshttps://www.15-15-15.org/webzine/2025/10/02/cronica-de-la-conferencia-mas-alla-del-crecimiento-beyond-growth-espana-i ; https://www.15-15-15.org/webzine/2025/10/06/cronica-de-mas-alla-del-crecimiento-beyond-growth-espana-ii-la-declaracion ; https://www.15-15-15.org/webzine/2025/10/11/cronica-de-mas-alla-del-crecimiento-beyond-growth-espana-iii-experiencias-practicas/ .

Para acceder al documento de la Declaración de la Conferencia, haced clic en la imagen de la misma que se ofrece en la crónica II. (o directamente aquí https://beyondgrowth.es/wp-content/uploads/2025/09/Declaracion-Conferencia-Mas-Alla-del-Crecimiento-2025.pdf ). Para un conocimiento más detallado de la iniciativa, programa del acto, participantes en la Conferencia, etc., en la web https://beyondgrowth.es . Y en cuanto al video (nueve horas), en https://www.congreso.es/es/archivo-audiovisual seleccionad en el calendario el día 26 de setiembre y el video “Conferencia Beyond Growth”. Por partes (cinco) se puede descargar en https://app.congreso.es/AudiovisualCongreso/audiovisualEmisionSemiDirecto?codOrgano=497&codSesion=438&idLegislaturaElegida=15&fechaSesion=26/09/2025 , incluyen la traducción de quienes intervienen en inglés.

La versión extensa, completa, de la intervención de Manuel Casal Lodeiro, se puede leer en https://casdeiro.info/textos/2025/09/29/mi-intervencion-en-la-conferencia-mas-alla-del-crecimiento-26-09-25-version-extensa/ .

NOTA 2.- De lo que conozco (solo si está publicado en español), estoy pensando en lo siguiente:

Un extenso informe (78 páginas) de Adrián Almazán y Luis González Reyes para el sindicato vasco ELA, sobre el decrecentismo para Euskadi y Navarra“Una propuesta de hoja de ruta para la transición ecosocial para la economía de Hego Euskal Herria” https://mrafundazioa.eus/es/articulos/una-propuesta-de-hoja-de-ruta-para-la-transicion-ecosocial-de-la-economia-de-hego-euskal-herria — Y de ahí a https://mrafundazioa.eus/es/centro-de-documentacion/medioambiente/una-propuesta-de-hoja-de-ruta-para-la-transicion-ecosocial-de-la-economia-de-hego-euskal-herria — Directamente el pdf en https://mrafundazioa.eus/es/articulos/una-propuesta-de-hoja-de-ruta-para-la-transicion-ecosocial-de-la-economia-de-hego-euskal-herria . Que el sindicato más importante de Euskal Herria, ELA, se muestre receptivo (otra cosa es su orientación práctica) a este planteamiento decrecentista, es una buena noticia.

Para Cataluña, en un informe de 132 páginas, “Transición ecosocial en Cataluña. Una propuesta decrecentista” por Luis González Reyes, Erika González Briz y Adrián Almazán https://decreixer.noblogs.org/informe/ , hay versiones en catalán y castellano.

Un texto más general sobre el colapso del capitalismo y la propuesta decrecentista, de Luis González Reyes, para el sindicato vasco ELA“Colapso del capitalismo global y transiciones hacia sociedades ecomunitarias. Mirando más allá del empleo.” del 2020 https://www.ela.eus/es/medio-ambiente/noticias/201ccopalso-del-capitalismo-global201d-la-nueva-publicacion-de-la-coleccion-inguru-gaiak

Del partido vasco EH Bilbu, la ponencia Bizigintza“La vía de Euskal Herria para la transición ecosocial” de 56 páginas https://berria.ehbildu.eus/es/noticias/eh-bildu-culmina-su-proceso-interno-sobre-transicion-ecologica-que-la-ejecutiva-califica-de-muy-productivo-constructivo-y-esperanzador https://ehbildu.eus/dokumentuak/albisteak/ES_1751455859.pdf (pendiente de lectura).

NOTA 3.- Por si alguien se percata que en el número 53 (en el momento de revisarlo, es el último de la lista) aparece Aurora Despierta, soy yo. Pero aunque aprendo muchas cosas de los miembros de Petrocenitales, de ninguna manera deben interpretarse mis tomas de posición como necesariamente representativas, ni siquiera de una parte significativa, y menos, mayoritaria, de sus miembros, y en ningún caso, como si yo me arrogase su representación, ni formal ni informal, por ejemplo, para este artículo. Es más, seguro que en Petrocenitales habrá quien no esté de acuerdo con buena parte de lo que mantengo en este. No he mencionado esto con ocasión de otros publicados porque mi integración es reciente, y no venía a cuento (no hay motivos para ocultarlo, pero tampoco para alardear de nada); pero ahora sí para quienes puedan leer la Crónica, el enlace a Petrocenitales, y este artículo, y quede el asunto perfectamente aclarado. Es más, yo no he tomado parte, en ningún momento, ni de cerca ni de lejos, del proceso para esta Conferencia. Me he enterado, como quien dice, de víspera. Pero visto el resultado, yo tampoco habría firmado esa Declaración tal cual ha salido, lo que no significa que los motivos para que finalmente Petrocenitales no fuese invitado a la Conferencia, sean necesariamente los mismos que esgrimo en mi valoración. Por ejemplo, yo soy marxista, pero Petrocenitales no lo es, ni mi presencia lo convierte en eso, como tampoco le ocurriría a un sindicato porque yo me afiliase, o a un club deportivo, o de jubilados, o a mi grupo de amigas (a veces, generosamente, me aguantan cuando les doy “la chapa”), y creo que mi “club de fans” cabría en un taxi.

NOTA 4.- A quienes todavía no estéis lo suficientemente enterados sobre el tema del colapso, para un cursillo acelerado, os recomiendo la lectura de tres textos, de menos a más complejidad y extensión: el Anexo I en https://kaosenlared.net/jubilacion-y-pensiones-error-estrategico-en-vistas-al-colapso/ (lectura mínima imprescindible para entender algo de todo lo que sigue, de Manuel Casal Lodeiro) ; la sección 2 de https://decreixer.noblogs.org/informe/ de varios autores , hay versiones en catalán y castellano ; y https://www.ela.eus/es/medio-ambiente/noticias/201ccopalso-del-capitalismo-global201d-la-nueva-publicacion-de-la-coleccion-inguru-gaiak , de Luis González Reyes .

Para una fundamentación desde el marxismo, entre otros, mi artículo del 11-4-2025 https://kaosenlared.net/capitalismo-en-colapso-y-canibal/ .

NOTA 5.- Para conocer una propuesta que iría en esta dirección, véase en La Alianza Global Jus Semper ( https://jussemper.org/Inicio/Index_castellano.html ), estos documentos https://jussemper.org/Inicio/Recursos/Info.%20econ/Resources/AdeRegil-GeocraciaTransitando-1osPasos.pdf ; https://jussemper.org/Inicio/Recursos/Info.%20econ/Resources/AdeRegil-GeocraciaTransitando-1osPasos.pdf .

NOTA 6.- Para estar al tanto de esto, aunque no es infalible en sus valoraciones y predicciones, conviene hacer un seguimiento del blog de Antonio Turiel https://crashoil.blogspot.com/ . No tiene su misma motivación ni orientación social, y yo no soy una experta para valorarlo bien, pero creo que también conviene seguir la pista al blog de Quark (seudónimo) https://futurocienciaficcionymatrix.blogspot.com/?m=1 .

PARA LOCALIZAR los ARTÍCULOS que voy publicando en kaosenlared.net , “mi página” – https://kaosenlared.net/author/aurora/ — (desde mediados de junio de 2023 era lo mismo pero con autor , sin la h; parece que desde febrero de 2025 vuelve a tener la h intercalada ). Como puede que el último artículo publicado no aparezca ahí hasta tal vez pasadas veinticuatro horas, podéis buscar por https://kaosenlared.net/?s=Aurora+Despierta . Dentro del artículo, dando en el nombre activado. Como último recurso, en el buscador de la web, escribid Aurora DespiertaLos artículos anteriores al hackeo del 7-10-2021, del histórico de kaosenlared.net ahora están en Hemeroteca (arriba, en la página de Portada o Inicio) y para localizar los míos de septiembre de 2021 a enero de 2015 la dirección es https://archivo.kaosenlared.net/autor/aurora-despierta/ . Para búsquedas anteriores, con instrucciones muy detalladas para reconstruir la URL de artículos, véase esta recomendación final en versión muy extensa, en otros artículos (hay una intermedia). Uno donde vienen: https://kaosenlared.net/divino-amor-v-la-pasion-y-su-salvacion-su-actualidad-con-el-colapso/

Invito a que se estudien dos aportaciones totalmente originales. Mi revisión de la teoría marxista de la plusvalía (por la izquierda, 9-1-2020) https://archivo.kaosenlared.net/plusvalia-y-ganancia-revision-urgente-de-una-teoria-necesaria/index.html . Un estudio mío muy serio y totalmente innovador en la materia, que os alucinará https://archivo.kaosenlared.net/divino-amor-iv-sacrificar-para-dios-a-los-hijos-primogenitos-en-la-raiz-del-cristianismo/index.html (16-9-2021) (Erratas: En la sección XI y en el Anexo I, donde pone Éxodo 13,12, debe poner Éxodo 13,1-2; donde pone Éxodo 13,16 o 13,16s o 16s, debe poner Éxodo 13,11-16). Y sobre el futuro auge de la religión (también del cristianismo) y cómo orientar la lucha psico-ideológica contra él en el tiempo del colapso del capitalismo https://kaosenlared.net/divino-amor-v-la-pasion-y-su-salvacion-su-actualidad-con-el-colapso/ (10-4-2023) .

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