lunes, 13 de octubre de 2025

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«El Fascismo por dentro»: Organización criminal al servicio del capitalismo -Septiembre/Octubre de 1934- (Parte II)

El 22 de septiembre de 1934, y durante once días, el «Servicio de Información Antifascista» del Partido Comunista comenzó a publicar en el diario Mundo Obrero una serie de artículos titulados genéricamente «El Fascismo por dentro. Falange Española de las J.O.N.S.: organización del crimen al servicio del capitalismo». Solo el comienzo de la Revolución de Octubre el día 5 de octubre, con el consiguiente cierre de centros y prensas obreras, pudo dar por concluida esta serie de informes, que prometía nuevas y más sorprendentes interioridades del fascismo español.

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El 28 de septiembre 1934 el título del sexto informe del Servicio de Información Antifascista era: «El inolvidable luchador De Grado, asesinado a indicaciones de un jefe de Falange que le conocía». El 29 de agosto de 1934, el dirigente de las Juventudes Comunistas Joaquín de Grado Escalona, escultor decorador de profesión y de 27 años de edad, fue asesinado con un tiro en la nuca cuando un grupo de obreros y jóvenes comunistas increparon a falangistas y nacional-sindicalistas que estaban repartiendo su propaganda entre los parados por la Glorieta de Cuatro Caminos. El artículo publicaba la fotografía y el nombre de uno de los pistoleros, «José Marañón Medrano», del Círculo de obreros católicos de San José, a quien en el forcejeo con De Grado se le cayó al suelo su documentación, pero hacía mucho hincapié en que quien dio la orden de hacerlo fue alguien que le conocía muy bien, y que sabía de su valía proletaria, Manuel Mateo Mateo, el jefe de la Sección Sindical de Falange que había sido antiguo dirigente comunista en Madrid: «¡pégale un tiro a ese, que es un dirigente!». De nuevo daban las señas de Mateo: vivía en compañía de Sotomayor en la Calle Preciados n.º 29. Con letras mayúsculas denunciaban que el asesino que disparó a De Grado en la nuca era uno de los que asesinaron a Juanita Rico, y que solo sabían que se apellidaba «Martínez», pero también su dirección: C/ Alonso Cano n.º 26, y que tenía unos 29 años y una «pinta de señorito inconfundible, vistiendo siempre con chaqueta gris». Como ya se ha dicho, el único falangista conocido en esa época con ese apellido era José Martínez Verquizas, uno de los 66 detenidos en la redada hecha por la policía en la sede madrileña de Falange de las JONS el 10 de julio anterior.

El sábado 29 de septiembre, en vísperas de la apertura de las sesiones en las Cortes, y cuando ya se conocían las fuertes presiones de la CEDA de Gil Robles para entrar en el Gobierno, Mundo Obrero abría su primera plana con estos titulares: «La contrarrevolución tiene ultimados los preparativos de un golpe de fuerza. ¡Trabajadores, alerta! Guerra sin cuartel a los monárquicos y fascistas», y a modo de Editorial: «Ante la gravedad del momento. Deberes ante un posible golpe monárquico-fascista». En su cuarta y última plana volvían a publicar otro capítulo de su dossier «El fascismo por dentro». Esta vez se titulaba «Se intenta asesinar al concejal socialista Manuel Cordero para que la reacción desorganizada de los trabajadores “justifique” la instauración de la dictadura fascista». Se denunciaba al «pistolero a sueldo de los fascistas» que intentó disparar contra Cordero cuando paseaba por la calle de Fuencarral, «José María Fernández Osorio», que ya se había señalado por colocar la bandera de Falange con el texto «F.E. ¡Viva el fascio!» en la Casa del Pueblo de Madrid el pasado mes de febrero, y publicaban su fotografía para advertir a los obreros. La orden fue dada por Ramiro Ledesma, También decían que los dirigentes comunistas José Díaz, Antonio Mije, Francisco Galán, Jesús Hernández y Eduardo Castro habían recibido amenazas de muerte y estaban siendo escoltados por jóvenes comunistas armados. Todo el artículo era una denuncia de lo que consideraban un «arma de la burguesía en su lucha contra el proletariado: la provocación». Tras el fracaso del primer pistolero, la dirección falangista decidió que lo intentara ahora el «sanguinario doctor» Groizard, y se esperaba que fuera la próxima semana.

En uno de sus apartados van a dar varios nombres de los personajes del Comité Contrarrevolucionario que se reunían unas veces en la sede de «Renovación Española» del monárquico Goicoechea Cosculluela (cuya foto publicaban) y otras en la de la Patronal de productos del alcornoque situada en la calle Cid n.º 8, cuyo secretario era un señor llamado Alegría, muy amigo del ex-general Sanjurjo, y uno de los que con más asiduidad iba a su residencia de Lisboa a transmitirle noticias e informes de dicho Comité. Además, el Presidente de esa Patronal en cuya sede se reunía el Comité Contrarrevolucionario era Cándido Casanueva Gorjón, terrateniente salmantino, líder del Partido Agrario y «afecto a la política de Gil Robles». En dicho Comité, decían, estaban los Tradicionalistas, Renovación Española, Falange, la CEDA, Partido Nacionalista Español y la Federación Patronal Española, pero, por encima de todos, los que «campan por sus respetos en esta Organización, son los fascistas de Falange, siendo un asiduo concurrente a sus reuniones el diputado falangista por Jerez, Francisco Moreno Herrera, marqués de la Eliseda (consorte), e hijo del Conde los Andes. Denunciaban que el encargado de confeccionar la lista de dirigentes comunistas y socialistas, así como de sus Juventudes, que debían ser amenazados y atacados, era el ex-coronel Emilio Rodríguez Tarduchy.

En el artículo se publicaban también las fotografías del ex-rey Alfonso «el sangriento», que seguía conspirando desde su exilio francés, la de Calvo Sotelo, «el hacendista de la Dictadura que asesora a los fascistas en la comisión de sus atentados», y la del doctor José María Albiñana, líder del Partido Nacionalista Español, y «gran amigo de los fascistas de Falange, antiguo jefe de los legionarios a las órdenes de Martínez Anido, y que forma parte del Comité Contrarrevolucionario que planea los asesinatos».

El lunes 1 de octubre de 1934, el día que se abrían las nuevas sesiones en las Cortes, y se fraguaba el final del Gobierno de Samper y la posible entrada de los ministros de la CEDA en el nuevo de Alejandro Lerroux, Mundo Obrero seguía con su dossier, y ahora le tocaba el turno al titulado «Varios asesinatos frustrados y otros en preparación». En él se denunciaba que Falange había situado en Madrid su sede policíaca con todo su aparato del crimen. Estaban reclutando a ex-legionarios como pistoleros, y el responsable de esa operación era Ruiz de Alda, siendo ayudado por un «negro argelino, ex-sargento de la Legión», con quien estaba organizando «un buen batallón de hombres especializados en el arte de matar». Además denunciaban a los pistoleros del monárquico Albiñana y su pistolero más famoso y secretario personal «Felipe Simón Luque», ayudado por «Heriberto Rivas, alias “El Poeta”, «que vive en Tetuán de las Victorias». También se señalaba al pistolero Marañón de los Sindicatos Católicos y a Mosteiro, como ejemplo de los pistoleros católicos «armados y “santificados” por los frailes», «muy conocido en la calle del Sacramento». En el siguiente apartado se desvela la identidad de la persona de confianza del ex-coronel Tarduchy encargado de seguir un tiempo a la persona señalada para su asesinato, con el fin de confirmar los datos de Tarduchy. Se trataba de una mujer joven, «bien parecida» y rubia, llamada María Marcos Bustamante y que vivía en la C/ Alonso Cano 55. Esta «fascista por convicción» era novia de otro pistolero de los de más confianza del jefe José Antonio Primo de Rivera, llamado Eduardo Ródenas Llusiá (1).

En el apartado «Cómo trabaja María Marcos, la dama rubia», se denunciaba la gran persecución que estaba sufriendo Carmen Meana (cuya fotografía también publicaban), obrera taquillera del Metro de Madrid que había visitado recientemente la URSS y estaba señalándose como gran propagandista de la sociedad soviética, especialmente del papel de la mujer, llegando a dar una conferencia en el Ateneo de Madrid. Pues bien, Carmen Meana vivía en la calle Río Rosas n.º 25, muy cerca de la «Dama rubia», y un día ésta vio a Carmen en compañía de un dirigente del Frente Antifascista, que creyeron que era Fernando Claudín -entonces secretario general del Comité Juvenil contra la Guerra y el Fascismo-, y desde entonces fue sometida a un seguimiento con la intención de asesinarla. Miembros del «Servicio de Información Antifascista» fueron advertidos de sus planes y el atentado se frustró. Según contaba Ramiro Ledesma Ramos en su libro «¿Fascismo en España?», (2), una buena parte de la información que publicó Mundo Obrero en «El Fascismo por dentro», provino del ex-legionario Anibal Calero, a quien Carmen Meana había engatusado para sacarle toda esa información, y como al final fue descubierto, huyó a Barcelona, y allí fue asesinado.

El artículo explicaba cómo fue preparado el asesinato frustrado del dirigente comunista Francisco Galán -hermano de Fermín Galán Rodríguez, mártir republicano de Jaca- la tarde del 28 de agosto pasado en la terraza del Bar «La Granja» de Chamberí. Fue organizado por Tarduchy y Ruiz de Alda, con la aprobación telefónica de Primo de Rivera, y encargada la misión al pistolero Alberto Ruiz «el Cejas», que iría al frente de una escuadra de falangistas. Solo el aviso del «Servicio de Información Antifascista», advertido a tiempo de los planes fascistas, salvaron la vida de Galán: «Los pistoleros fascistas pueden observar por este hecho la rapidez con que conocemos sus propósitos».

Otro asesinato frustrado ocurrió en el mes de mayo pasado sobre la persona de Jesús Puente Abuin (cuya fotografía reproducían), presidente de las Juventudes Socialistas madrileñas, tras ser sometido previamente al mismo procedimiento de señalamiento, espionaje y seguimiento. Según denunciaban, el ayudante de Ruiz de Alda llamó a «uno de los pistoleros más probados, llamado Francisco Nieto, también ex-legionario», quien sería cubierto por otros catorce pistoleros. A cambio, Nieto recibiría 3.000 pesetas y una carta de presentación para el sanguinario Martínez Anido, exiliado en Francia. Esta carta firmada por Ruiz de Alda era reproducida por Mundo Obrero. Sin embargo, Nieto falló el tiro y Puente resultó ileso de la criminal agresión.

Al final del reportaje se podía leer un «Aviso a los pistoleros», donde el «Servicio de Información Antifascista» les decía que podían seguir con las amenazas de muerte que estaban recibiendo muchos camaradas por carta o por teléfono, porque todos ellos estaban protegidos por la «vigilancia revolucionaria», y ninguno «habrá de caer bajo las balas asesinas», y que si lo intentaran al menos, «tendrán la respuesta que se merece».

El capitulo publicado el martes 2 de octubre de 1934 se titulaba «Los fascistas dirigen una banda de atracadores», y comenzaba contando que «a fines de agosto último, Primo de Rivera decidió el siguiente plan [para penetrar entre los proletarios] de una sencillez maravillosa, contando como contaba con la complicidad de la Patronal madrileña»: «Como en Madrid hay muchos obreros parados, nosotros les prometemos trabajo y esos hombres serán nuestros si logramos emplear a algunos». Para ello, claro está contaban con la Patronal madrileña, y especialmente Primo de Rivera contaba con Juan Baixeras Padrós, secretario de la Federación Patronal Madrileña y presidente de la Confederación Patronal Española. En un capítulo anterior ya habían publicado una carta de F.E. de las JONS donde le comunicaban a un empresario de la construcción el número de obreros que le podían dar para romper una huelga; y ahora volvían a reproducir volantes del Sindicato de Falange donde se autorizaba a determinados parados a trabajar en algunas obras de Madrid. También reproducían una carta de Baixeras dirigida a los Sindicatos Obreros Nacional Sindicalistas donde se mostraba satisfecho por el ofrecimiento de trabajadores, «que resolverá rápidamente la tragedia del paro obrero».

En otro lugar del artículo, se decía que el pistolero Johnny Huairal fue destituido por Emilio Alvargonzález porque Primo de Rivera había esperado de él «más eficacia» en el asesinato de Juanita Rico, y que Alvargonzález, en cuanto tomó el mando accidentalmente tuvo varias entrevistas con Mateo para que le indicase lugares y condiciones en que tenían que actuar los grupos de pistoleros. Ayudaron a Mateo en esta «innoble labor» los hermanos Diego y Juan Aparicio López, dos de los fundadores de las JONS junto a Ramiro Ledesma, quienes, denunciaban, habían proporcionado domicilios y costumbres de «algunos de nuestros camaradas».

De Emilio Alvargonzález Matalobos, ex-comandante retirado y hermano de un diputado de la CEDA por Asturias, que se convertiría en Jefe de provincias y Jefe de Recompensas de Falange Española de las JONS, aseguraban que había manifestado que era «preciso fomentar los desórdenes y el desquiciamiento para que el Gobierno se decida a actuar» y lo catalogaban como un «consumado provocador». Entre él y Primo de Rivera idearon desprestigiar a la clase trabajadora presentando a los obreros como atracadores y maleantes. Para ello perpetraban atracos y dejaban en el lugar algún carné, un Mundo Obrero o cualquier otro indicio de que parecieran que eran comunistas o socialistas los autores. En una de las columnas del artículo se comentaban el intento de atraco de los fascistas «¡a uno de los suyos!», al aristócrata Juan Vitórica, conde de los Moriles, cuya fotografía reproducían y comentaban. Por último, en el reportaje van a informar de nuevo de Johnny Hauiral, «el Goering español», quie -decían- al ver su retrato en el ejemplar comentado de Mundo Obrero, y ante la actitud crítica den Primo de Rivera que quería desprenderse de él, decidió hacer las maletas y desaparecer un tiempo de Madrid. Sin embargo, al ver las noticias en los periódicos que predecían un posible golpe de estado y echar a los republicanos del Gobierno, optó por regresar e implorar a Primo de Rivera el perdón por su «ineficacia» y haber puesto en peligro a su «hermanita» Pilar, que casi entró en la cárcel. Al principio no logró el perdón, y entonces Johnny se fue a implorar al marqués consorte de Villamagna, uno de los monárquicos que ayudaban financieramente al fascio, y éste logró convencer al «Jefe Supremo» para que pusiera de nuevo al «médico asesino» al frente de las bandas de pistoleros que «dirigen sus pistolas hacia el corazón de los mejores militantes proletarios».

El miércoles 3 de octubre de 1934Mundo Obrero abría con estos titulares: «¡No hay que dejar pasar a Lerroux-Gil Robles! ¡Todo el poder a las Alianzas, elegidas democráticamente! Lerroux es la CEDA: Vencerlo es un problema de vida o muerte para la revolución». Y nuevamente volvía a aparecer en la cuarta plana otra entrega de «El Fascismo por dentro», titulada esta vez «El capitalismo nacional y extranjero subvenciona a las cuadrillas de asesinos fascistas». El artículo mantenía que el fascismo y el capitalismo eran una misma cosa; que la CEDA había fracasado en su intento de aparecer ante los trabajadores y campesinos como un partido que defendía sus intereses, y por eso ahora la burguesía trataba de dar vida a un partido fascista con una nueva cara, que le hiciese aparecer «ante las masas como anticapitalista y antimarxista», un partido antipolítica y por encima de las clases sociales: Falange Española. Sin embargo, para ello, y con las prisas que la situación política le había imprimido al proceso, ello requería grandes sumas de dinero. La JONS al principio recibía «buenas cantidades de la Embajada italiana de Mussolini», pero ahora necesitaban cada vez más, sobre todo para pagar a los pistoleros -quienes cobraban 10 pesetas diarias, y 18 pesetas cuando estaban en prisión- y al servicio de espionaje, además de las armas, los sobornos a funcionarios y «las francachelas de sus jerarcas». Decían que habían visto los ficheros de Falange y es cierto que había unos 6.000 afiliados en toda España, tal como afirmaban ellos mismos, y con la recaudación de sus cuotas «no daba ni para cigarrillos», cuando ellos sabían que para el asesinato de algunos dirigentes socialistas y republicanos estaban dispuestos a pagar hasta 25.000 pesetas a los pistoleros.

El diario comunista reproducía una circular de Vicente Gaceo del Pino, Secretario General interino de Falange el 3 de septiembre de 1934 y pronto Secretario del Servicio de Prensa y propaganda del Partido, dirigida a todas las JONS regionales y provinciales integrantes de la Falange Española, sobre recuento de efectivos, carnets e insignias. Volvían a repetir que la fortuna millonaria de José Antonio Primo de Rivera, proveniente de la herencia del dictador, no se había empleado «ni un solo céntimo» en la financiación de su organización, por lo que «¿quiénes eran los que pagaban al fascismo español?»: los monárquicos le daban 100.000 pesetas mensuales. Recordaban las estrechas relaciones mantenidas entre Goicoechea Cosculluela, Calvo Sotelo y Falange, que ya habían demostrado cuando hablaron del Comité Contrarrevolcuionario, y especialmente Goicoechea demostraba la gran debilidad que sentía por el hijo mayor del Dictador, y la admiración por su Partido. Los monárquicos y los nobles terratenientes eran los que financiaban a Falange; asegurando que los dos partidos más ricos de España eran «Renovación Española» de Goicoechea y Calvo Sotelo, y los Tradicionalistas del Conde de Rodezno (cuya fotografía publicaban). Calvo Sotelo, antiguo ministro de Hacienda con el dictador Primo de Rivera, volvió del exilio en mayo de 1934 al acogerse a la amnistía del Gobierno de Lerroux, y, según Mundo Obrero, es el que consiguió que «Renovación Española» y los Tradicionalistas aportaran una importante cantidad mensual al partido de su antiguo jefe, «Falange Española», repitiendo que esa cantidad era de 100.000 pesetas.

A continuación, el artículo recordaba la discusión que tuvo lugar en junio de ese año en las Cortes por los suplicatorios para procesar al diputado socialista por Jaén, Juan Lozano, y al diputado de Falange por Madrid, José Antonio Primo de Rivera, y cómo el ex-ministro socialista Indalecio Prieto le estrechó entonces la mano a José Antonio. Pues bien, este hecho tuvo como consecuencia que Goicoechea le pareciera monstruoso ese apretón de manos, y llamara a consultas al líder de los fascistas españoles. El mensaje de Goicoechea era que le retiraban la subvención mensual por esa «actitud conciliadora con el enemigo». Esta ruptura de relaciones financieras duró solo unos pocos meses, y los monárquicos habían vuelto a sellar la paz. El diario publicaba la fotografía del empresario eléctrico y ferroviario vasco y millonario tradicionalista José Luis Oriol Urigüen, «cuya inmensa fortuna sirve para ayudar a los asesinos de Falange Española». Este diputado tradicionalista por Álava desde 1931 había sido uno de los fundadores de Hidroeléctrica Española, una de las empresas punteras del sector en aquellos años antes de 1936. El dinero lo enviaba a través de su hijo José María Oriol Urquijo, dirigente regional de Falange Española, que canalizaba el envío de cantidades de otros grandes capitalistas vascos a las manos del «Jefe Supremo».

Otra «vaca lechera» -así lo denunciaban- tenían los fascistas españoles: la «Compañía Metropolitana Alfonso XIII». Decían que era la primera empresa que comenzó a dar dinero en grandes cantidades a Falange, sin que ésta tuviera que ir a pedir la subvención. Fueron los altos dignatarios de la Compañía del Metro quienes fueron en busca de los fascistas para ofrecerle su ayuda financiera. El presidente del Consejo de Administración de la Compañía era Miguel Otamendi Machimbarrena, y él llevaba personalmente el asunto. A cambio de una suma mensual considerable, Falange se comprometía a «limpiar» de obreros revolucionarios y rebeldes al personal de la Compañía del Metro. El artículo prometía aportar más datos cuando trataran en próximas entrega sobre los Sindicatos Nacional Sindicalistas.

También denunciaban que la Compañía Telefónica de España, fundada en 1924 durante la Dictadura, «que le había regalado un servicio de primer orden» y que se había convertido en una gran empresa capitalista con el necesario capital estadounidense de la corporación International Telephone and Telegraph (ITT), y que, «en agradecimiento», debía ayudar al desarrollo del fascismo español con su dinero. Sin embargo, decían, no lo hacían directamente -que hubiera sido escandaloso- sino que utilizaban a un intermediario, que aunque no era muy conocido, sí tenía un cargo importante en la empresa y «sirve de espía de los fascistas en Telefónica». Solo aportaban su nombre de guerra: «Nicolás García», que era el que entregaba todos los meses una suma de dinero a los pistoleros de Falange.

Por último, otra de las empresas que denunciaba Mundo Obrero por financiar a Falange era «Granja Poch», pero por falta de espacio no aportaba ningún dato más. Esta empresa de derivados lácteos fue fundada en 1916 en San Fernando de Henares (Madrid) por una familia catalana, que al poco tiempo se trasladó a Torrelavega. Sin embargo, en 1933, cuando se unió con la empresa Nestlé, conservando el 51% de las acciones, abrió una tienda en Madrid. No se conoce ninguna relación de algún miembro de la familia Poch con el partido de Falange o los Tradicionalistas.

El dossier de ese día terminaba con esta noticia: «Uno de los nuestros mejores hombres en el “Servicio de Información Antifascista” ha tenido un contratiempo y se ha visto obligado a abandonar el material fotográfico que le servía para obtener copias de muy interesantes documentos y fotografías de personajes fascistas».

Por último, en el ejemplar del 4 de octubre de 1934 -el mismo día que comenzaba el Primer Consejo Nacional de Falange donde se materializaría lo adelantado por Mundo Obrero: el nombramiento de José Antonio como «Jefe Supremo»-, último que vio la luz antes del inicio de la Revolución de Asturias, y de que quedaran suspendidos todos los diario obreros, el informe de «El Fascismo por dentro» se titulaba «El Socorro Blanco, organización de prevaricadores».

Decían que Primo de Rivera necesitaba de vez en cuando, y para la publicidad de sus bandas, «algún preso», pero a continuación el artículo aclaraba «¡que nadie se asuste!», porque sus presos eran accidentales: por poco tiempo y solo como medio de propaganda y para reclutar a pistoleros entre los presos por delitos comunes, con el reclamo de la suculenta paga que recibían los pistoleros si caían presos: 18 pesetas al día. Para ayudar a esta población reclusa de falangistas, el partido utilizaba el Socorro Blanco, cuyas mujeres fascistas recaudaban mensualmente un «término medio de 9.000 pesetas», que era realmente poco para las necesidades, pero servía para solicitar a los funcionarios de prisiones pequeños favores para sus presos.

El diario denunciaba que quien estaba al frente de este grupo de mujeres era el ya mencionado De la Cuerda, «el pistolero y secretario de Primo de Rivera». En realidad, este «Socorro Blanco» se organizó en febrero de 1933 a iniciativa de la Sección Femenina del Partido Tradicionalista, las llamadas «Margaritas», dirigidas en ese momento por la mujer tradicionalista de mayor renombre, María Rosa Urraca Pastor, y con el fin de recaudar fondos para mejorar la vida en la cárcel de los numerosos presos que habían sido detenidos o deportados por el intento de golpe de Estado del general Sanjurjo. Como puede suponerse, el nombre fue escogido en contraposición al del Socorro Rojo impulsado por el Partido Comunista.

También se publicaba una fotografía de un grupo de mujeres derechistas titulada «Las damas de Estropajosa», que era como se le conocían también a las damas tradicionalistas y del partido de la CEDA, que trataban de ganarse el favor de las mujeres con su religiosidad y su «sacerdocio del hogar».

El siguiente apartado daba la reciente noticia de que el pistolero falangista Ricardo Sandoval Gaspari, farmacéutico de profesión y de nacionalidad italiana, acusado del asesinato en San Sebastián el pasado 10 de septiembre del ex-Director General de Seguridad y miembro de Izquierda Republicana, Manuel Andrés Casaus, había sido detenido en Madrid junto al otro acusado León Simón Sanz y habían salido escoltados hacia San Sebastián. Sandoval Gaspari fue detenido cuando había ido a Madrid en viaje de novios. Otra noticia que daban es que Alberto Ruiz «El Cejas», desde que leyó en Mundo Obrero su participación en el asesinato de Juanita Rico, con la publicación de su domicilio en la calle San Mateo, comenzó a planificar la huida hacia Fernando Poo, y desde las páginas de Mundo Obrero se avisaba a los obreros portuarios de Cádiz por si decidía embarcar en ese puerto.

El siguiente tema que trataba el «Servicio de información Antifascista» era el de las «muchas armas que tiene repartidas la organización de delincuentes comunes que se llama Falange Española de las JONS». Decían que el Servicio llevaba tiempo preparando una investigación que sorprendería, pero que había que esperar porque la tarea no era fácil, porque las armas se guardaban en palacios y pisos suntuosos donde la policía jamás se atrevería a hacer un registro, y que los domicilios de los grandes burgueses eran inexpugnables, aunque el diario denunciaba que en un establecimiento de la calle Hermosilla habían localizado un depósito de armas. Las JONS -decían- poseían sobre todo pistolas del modelo Tauler, de 9 mm., de fabricación española, cuya representación en Madrid estaba en la calle del Carmen n.º 23, y, ¡cosa rara!, según los libros de venta del citado establecimiento no se correspondían el volumen de negocio y el número de pistolas que había en Madrid; ¿de dónde salían entonces las pistolas?

Sobre Ruiz de Alda informaban que cuando salía a la calle nunca era visto por nadie: «si tiene que salir, lo hace primero un grupo de pistoleros, que “despejaba” la calle. Más tarde, él, seguido de un comandante del ejército cuyo nombre se desconoce. Siempre se desplazaba en automóvil; nunca a pie, y en su casa «siempre hay un grupo de pistoleros en servicio de protección».

En otro lugar del artículo publicaban la fotografía de Miguel Borrego Espejo, «alias Caraborso», o «El andaluz», otro pistolero falangista, que tuvo «la mala ocurrencia de dudar el domingo en Sevilla de la eficacia de nuestro Servicio de Información». En el pie de foto advertían a los compañeros sevillanos que este pistolero, del que publicaban la foto, intentó ingresar en las Juventudes Socialistas de Sevilla, que tiene un balazo en el muslo -hecho ocurrido el 18 de julio pasado- y que ha ido allí como agente provocador. Borrego dudaba del Servicio de Información porque no lo habían nombrado entre los asaltantes al Ateneo de Madrid del 9 de agosto, pero ahora decían de él, que era un joven tipógrafo que había solicitado su ingreso en el Sindicato de Tipógrafos de Sevilla, donde ahora vivía en casa de su madre; que trabajó en el Mercado de la Encarnación y que era conocido como confidente de la policía, y terminaban: «como asesino a sueldo del fascismo cobra 10 pesetas diarias».

Para terminar el dossier de ese día, publicaban una extensa noticia titulada: «¿Vigilancia! ¡Vigilancia! Anoche intentaron asesinar los pistoleros, por segunda vez, al camarada Galán», y subtitulaba: «La vigilancia de los trabajadores frustra el intento». La columna repetía que las informaciones que estaban sacando a la luz sobre la organización fascista los estaba sacando de quicio, y llamaban a todos los camaradas y simpatizantes a llevar una incansable labor de vigilancia en su barriada: «anoche, cuando se hallaba nuestro camarada Galán con unos jóvenes socialistas y comunistas en un Café de la calle de Santa Engracia (Cuatro Caminos), un dirigente fascista que lo reconoció acudió a un teléfono para presumiblemente avisar al mando. Porque a los pocos minutos llegaron varios pistoleros fascistas a los que se enfrentaron decididamente los jóvenes revolucionarios que le acompañaban y dieron al traste con los propósitos de los pistoleros.

***

A las 0:00 del 5 de octubre de 1934 comenzaba la huelga general convocada por la Unión General de Trabajadores y el Partido Socialista ante el anunció definitivo de la entrada en el Gobierno de Lerroux de los ministros de la CEDA en las carteras de Justicia, Agricultura y Trabajo. Fue el inicio de la Revolución de Octubre o Revolución de Asturias.

El 9 de octubre, cuando se reanudaron las sesiones en las Cortes, el jefe del Gobierno Alejandro Lerroux agradecía desde la tribuna en primer lugar a la Falange de José Antonio Primo de Rivera por el apoyo que había recibido y haber puesto su organización y sus milicias armadas a disposición del Gobierno y por «el ejemplo ciudadano en Madrid de ponerse al servicio de las autoridades municipales, hasta para los más humildes menesteres». De la misma forma agradecía el apoyo recibido de la CEDA, del Partido Agrario, de la Renovación Española de Goicoechea y del Partido Tradicionalista. Quedaba meridianamente claro el rumbo que tomaba el Gobierno más derechista de la Segunda República, apoyado en el «fascismo español» sin ningún complejo. Lerroux terminó su discurso con un ¡Viva España! y un ¡Viva la República! Sus socios quedaron contentos.

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NOTA 1: Ródenas fue fusilado en agosto de 1936 por milicias republicanas, y María Marcos fue detenida en el mes de septiembre y encarcelada durante 3 años, con sentencia firme de 17 de febrero de 1937 a tres años de trabajo obligatorio con privación de libertad por «Desafección al régimen», por haber pertenecido a Falange Española, como Secretaria de F.E. del distrito de Chamberí.

NOTA 2: «Roberto Lanzas» (Ramiro Ledesma), «¿Fascismo en España? (Sus orígenes, su desarrollo, sus hombres)», Publicaciones de «La Conquista del Estado», Madrid, 1935. Disponible en internet.

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