
La temporada de la cosecha de aceitunas en Cisjordania: raíces de resistencia frente al desarraigo
Con la llegada del otoño en Palestina, la cosecha de aceitunas regresa como un acontecimiento anual que trasciende su naturaleza puramente agrícola. Es una celebración de la tierra y la identidad, un ritual social y económico profundamente arraigado, y al mismo tiempo, una lucha continua librada por los palestinos contra las políticas de ocupación que apuntan tanto a los árboles como a las personas.
El olivo es uno de los símbolos más poderosos de la relación del pueblo palestino con su tierra y su historia. No es simplemente un árbol frutal, sino un testigo vivo de las profundas raíces que han unido a los palestinos con su tierra durante miles de años. Con el tiempo, el olivo se ha convertido en símbolo de paz, firmeza y resiliencia frente al desarraigo y el desplazamiento, profundamente arraigado en la conciencia colectiva palestina a través de proverbios, canciones y relatos populares que reflejan este vínculo perdurable con la tierra.
Presencia extendida y raíces profundas
Los olivos se encuentran en toda Palestina histórica, especialmente en las regiones montañosas y llanas caracterizadas por climas moderados y suelos fértiles. Las gobernaciones de Cisjordania —incluidas Nablus, Jenin, Ramallah, Tulkarm y Belén— figuran entre los centros más importantes de cultivo de olivos, mientras que las regiones costeras y meridionales como Gaza y Hebrón son conocidas por producir variedades distintivas.
Más de la mitad de toda la tierra agrícola palestina está plantada con olivos, lo que convierte a estos árboles en la columna vertebral de la agricultura del país.
El olivo es uno de los árboles cultivados más antiguos conocidos por los palestinos. Estudios arqueológicos indican que su cultivo se remonta a más de 6.000 años en el Levante. Se menciona en los textos sagrados y ocupa un lugar especial en el patrimonio palestino como símbolo de paz y perseverancia. A lo largo de los siglos —desde los cananeos y romanos hasta la era moderna— el olivo ha sido testigo del apego del pueblo palestino a su tierra a pesar de la ocupación, las guerras y el desplazamiento forzado.
Pilar económico y catalizador social
La importancia del olivo va mucho más allá de su simbolismo; constituye un pilar fundamental de la economía palestina. Más de 100.000 familias dependen de este sector como fuente principal de ingresos, y la temporada de cosecha genera miles de empleos temporales. El aceite de oliva palestino —entre los más finos del mundo— se utiliza en la cocina, la fabricación de jabón y productos tradicionales. Este sector contribuye de manera significativa a la producción agrícola nacional, siendo esencial para la seguridad alimentaria y para fortalecer la resiliencia de los agricultores frente a las políticas coloniales.
En el ámbito social y cultural, la temporada de cosecha es una ocasión nacional que une a familias y comunidades en un ambiente de cooperación y solidaridad. Los olivares se convierten en espacios de reencuentro que reconectan a los palestinos con sus raíces.
Cosecha de 2025: una cosecha bajo asedio
Sin embargo, esta imagen vibrante choca con una realidad dura. En la temporada de cosecha de 2025, el olivar ya no es solo un lugar de alegría, sino también un campo de batalla donde los palestinos enfrentan ataques implacables por parte de la ocupación y sus colonos.
Desde principios de año, organizaciones de derechos humanos han documentado el desarraigo o la destrucción de al menos 9.700 olivos en toda Cisjordania.
En la localidad de Al-Mughayyir, al norte de Ramallah, las fuerzas de ocupación israelíes arrancaron aproximadamente 3.000 olivos en agosto alegando “razones de seguridad”, mientras que colonos talaron alrededor de 200 árboles en la misma localidad en mayo. En Al-Sawiya, al sur de Nablus, 35 árboles fueron cortados durante un ataque, y 100 árboles fueron destruidos en la gobernación de Salfit en marzo. En Masafer Yatta, al sur de Hebrón, se arrancaron alrededor de 200 árboles adicionales, y en la localidad de Azzun, en Qalqilya, fueron destruidos 55 olivos maduros.
Informes locales indican que, hasta mediados de 2025, las gobernaciones de Belén, Ramallah y Nablus habían perdido no menos de 6.144 olivos.
Cifras que revelan la magnitud del ataque
Las pérdidas sufridas por los palestinos van mucho más allá de un solo año o temporada. Durante décadas de ocupación, miles de olivos han sido arrancados o destruidos cada año. Estudios e informes históricos estiman que cientos de miles, e incluso más de 800.000 olivos, han sido arrancados desde 1967, si se combinan datos de múltiples fuentes y períodos prolongados.
Esta cifra acumulativa no solo refleja promedios anuales; ilustra el profundo daño infligido al paisaje agrícola palestino durante décadas.
La Organización Al-Baidar, junto con agencias de la ONU y diversas organizaciones de derechos humanos y medios, ha documentado un aumento notable en los actos de vandalismo y ataques a los agricultores durante los períodos de tensión, especialmente después del 7 de octubre de 2023, con cientos o incluso miles de árboles dañados en oleadas y temporadas sucesivas. Este patrón apunta a una escalada deliberada en el ritmo de los ataques durante cada crisis política o de seguridad.
Las agresiones van más allá del desarraigo y la tala. Incluyen una serie de violaciones que reflejan una política israelí sistemática destinada a expulsar a los palestinos de sus tierras y apoderarse de ellas. Solo en los últimos dos días, los territorios palestinos ocupados han sido escenario de múltiples violaciones cometidas por el ejército israelí y los colonos, acciones que contradicen el derecho y las normas internacionales:
Destrucción de árboles en Kafr Qaddum: Colonos destruyeron unos 50 olivos en tierras de la localidad al este de Qalqilya, atacando directamente la fuente de sustento de los habitantes.
Tala de árboles en Marj Si’ah: Colonos talaron árboles pertenecientes a residentes palestinos entre las aldeas de Abu Falah y Turmus’ayya, en un intento de apoderarse de la tierra.
Robo de cosechas en Wadi al-Rababa: En Silwan, al sur de la Mezquita de Al-Aqsa, colonos robaron cosechas de aceituna mientras las fuerzas israelíes impedían a los propietarios ingresar a sus tierras y los agredían.
Acceso restringido en Rantis: Las fuerzas israelíes detuvieron a agricultores en Rantis, al oeste de Ramallah, y les prohibieron cosechar aceitunas sin permisos especiales, un paso destinado a ejercer control total sobre el acceso palestino a sus tierras.
Estos no son incidentes aislados, sino parte de una política israelí en escalada que apunta al entorno agrícola palestino y restringe el derecho de los palestinos a cultivar y beneficiarse de su tierra durante una temporada de enorme importancia económica y cultural.
Conclusión
Frente a estas violaciones, los palestinos insisten en continuar con su cosecha y en transformar la recolección de aceitunas en un acto cotidiano de resistencia. Los comités populares, junto con voluntarios locales e internacionales, organizan campañas para acompañar y proteger a los agricultores en los campos, una escena que refleja el firme compromiso de los palestinos con su tierra y su identidad a pesar del peligro.
La temporada de cosecha de aceitunas en Cisjordania este año no es simplemente una temporada agrícola; es una batalla por la supervivencia y la identidad frente a políticas que buscan desarraigar tanto la tierra como a su pueblo. Mientras las excavadoras israelíes intentan arrancar los olivos y secar sus raíces, los palestinos siguen plantándolos y cosechándolos, generación tras generación, afirmando que su conexión con la tierra no es estacional ni circunstancial, sino una raíz que corre profundamente en la historia y que no puede ser arrancada.
Y sin importar cuántos árboles sean arrancados de la tierra —ya sean miles cada año o más de 800.000 a lo largo de las décadas— el olivo en Palestina sigue siendo un símbolo poderoso de resiliencia y pertenencia, y una prueba perdurable de que los palestinos siguen firmes en su tierra a pesar de todos los intentos de desarraigo.
Dr. Rasem Bisharat es Comisionado de Relaciones Exteriores, Organización Al-Baidar para la Defensa de los Beduinos y las Aldeas Objetivo
Imagen de portada: La cosecha de la aceituna – Foto de eldiario.es – Licencia Creative Commons
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