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Argentina llega a Milán en búsqueda de inversiones para Vaca Muerta

© Foto : Portal del Gobierno de Argentina
De la mano de YPF, la principal compañía del sector, el país austral participará de la feria Gastech 2025 con el objetivo de motorizar la llegada de capitales para acelerar la licuefacción del gas y consolidarse como uno de los principales exportadores de la región. "Hay un marco favorable para apostar a este sector", dijo a Sputnik un experto.
Argentina desembarcó en Milán con un objetivo claro: convencer a los grandes jugadores de la energía mundial de que Vaca Muerta puede ser la próxima gran fuente de gas natural licuado (GNL) en Latinoamérica. La feria Gastech 2025, en Italia, reúne a corporaciones y fondos de inversión, es la vidriera elegida para presentar el proyecto Argentina LNG, la iniciativa mediante la cual Buenos Aires busca transformar la abundancia de recursos no convencionales en divisas para una economía estructuralmente marcada por la falta de dólares.
Quien encabeza la delegación es Horacio Marín, presidente de YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales), la empresa de participación estatal más relevante en el desarrollo hidrocarburífero del país austral. Junto a la plana mayor de la compañía, el objetivo es lanzar el plan que contempla una producción inicial de 18 millones de toneladas anuales hacia el final de la década, lo que ubicaría a Argentina entre los principales exportadores mundiales, junto a Estados Unidos, Catar y Australia.
La base del proyecto tiene nombre: Vaca Muerta, la segunda reserva de gas natural no convencional más grande del mundo y la cuarta de petróleo. Combinada con la infraestructura de licuefacción —a la que se destinarían las inversiones—, el objetivo apunta a producir 27,5 millones de metros cúbicos diarios de gas hacia 2028, una magnitud inédita para el país austral, que actualmente apenas participa en el tablero global del recurso. Los responsables del proyecto saben que el reloj de arena está corriendo.
Dado el contexto internacional, los expertos hablan de una "ventana de oportunidad" a aprovechar: en un contexto donde los principales importadores buscan diversificar sus fuentes de abastecimiento, el escenario para Argentina luce optimista. Sin embargo, las proyecciones de la Agencia Internacional de Energía advierten que, a partir de 2028, la demanda global superará la oferta. Argentina, con la segunda mayor reserva de gas de lutita del planeta, aspira a cubrir parte de esa brecha.
YPF ya cerró acuerdos con firmas de peso como Shell y Eni para avanzar en las fases iniciales del proyecto, mientras que la italiana aportará su experiencia en terminales flotantes desarrolladas en África. A su vez, el consorcio Southern Energy, integrado por Pan American Energy, la propia YPF y Harbour Energy, invertirá más de 3.000 millones de dólares en la primera fase.
El plan busca apoyarse también en un nuevo andamiaje legal impulsado por el Gobierno del presidente argentino Javier Milei. El Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), aprobado en 2024, garantiza a los inversores sendos beneficios tributarios, aduaneros, regulatorios y cambiarios durante tres décadas. Las concesiones —a todas luces extraordinarias en comparación con otros Estados productores— apuntan a acelerar el desarrollo y garantizar "seguridad jurídica" en un país signado por la inestabilidad.
Para Buenos Aires, lo que está en juego es la posibilidad de generar un flujo sostenido de divisas. Según cálculos de la empresa estatal, las exportaciones podrían superar los 20.000 millones de dólares entre 2027 y 2035, una cifra crucial para un país con recurrentes crisis de balanza de pagos. El desarrollo completo de Argentina LNG demandará más de 15.000 millones de dólares de inversión en 20 años, pero el retorno potencial para las arcas públicas podría ser aún mayor.
Para la economía argentina, marcada por la falta de dólares y la volatilidad cambiaria, Vaca Muerta representa una carta estratégica. El yacimiento ubicado en la provincia de Neuquén (sur) ya aporta casi la mitad del gas que consume el país y se convirtió en motor de exportaciones a Chile y Brasil. Pero el salto al GNL implica escalar a un mercado global donde la competencia es feroz. En ese marco, el desafío es no solo técnico, sino también financiero: la inyección de dólares resulta crucial para aprovechar la ventana de oportunidad.
El optimismo que suscita el proyecto choca con la incertidumbre que atraviesa Argentina. La derrota electoral del Gobierno de Milei en la provincia de Buenos Aires aceleró la incertidumbre financiera, elevando indicadores sensibles como el Riesgo País a sus mayores valores en un año. Además, recrudeció las presiones devaluatorias, ante un escenario de crecientes ventas de reservas de dólares por parte del Ejecutivo para contener el tipo de cambio.
La joya de la corona
"Vaca Muerta es el principal activo que tiene Argentina. Durante los últimos 15 años se ha desarrollado ininterrumpidamente: es, quizás, una de las pocas políticas de Estado que el país logró sostener en la última década", dijo a Sputnik Marcelo Guiscardo, ingeniero y exvicepresidente de Exploración y Producción de YPF.
De acuerdo con el experto, las inversiones que pueda conseguir el país austral "van a traducirse en un desarrollo proporcional. Además, la rentabilidad es bastante auspiciosa: hoy el gas es uno de los recursos que más potencial tiene para generar dólares frescos. Hay un marco favorable para apostar a este sector".
Más allá del optimismo generalizado, los especialistas intentan poner "paños fríos" para moderar las expectativas. En diálogo con Sputnik, Alex Valdez, ingeniero industrial y consultor energético, explicó que "hoy el gas es el principal motivo de optimismo en Vaca Muerta, y por eso vemos tanto movimiento. Pero no hay que apurarse: más allá de lo inmediato, el objetivo es posicionar al país sostenidamente como productor".
"Hoy el mundo está demandando el gas que Argentina puede ofrecer, y nosotros tenemos casi todo listo para explotar el recurso. El desafío es contar con la infraestructura para extraerlo y salir a ofrecerlo al mercado mundial cuanto antes", apuntó.
Salir del laberinto
El complejo hidrocarburífero argentino no representa solamente la posibilidad de consolidar la soberanía energética: el optimismo que despierta radica sobre la posibilidad concreta de que el sector logre aliviar la "restricción externa" de dólares que estructuralmente padece el país.
"Es difícil trazar previsiones de divisas, porque los precios internacionales fluctúan. Pero hoy el potencial inmediato es que podemos lograr un ingreso de divisas similar al de todo el complejo agroexportador, superando los 30.000 millones de dólares", explicó Guiscardo.
El exfuncionario de YPF remarcó que el efecto del desarrollo del sector no se limitaría a la macroeconomía. "Ser exportador de gas tiene un impacto directo en las familias argentinas. Primero, que la producción para abastecimiento interno es estable. Segundo, que la competitividad lleva a que los precios sean algo menores para ganar mercados y eso es un alivio para los hogares locales", destacó.
Consultado al respecto, Valdez precisó que "esto puede terminar de consolidar el superávit energético a largo plazo, no solo dejando de consumir divisas sino generándolas. Hay que tener presente que es un desafío en caudal de inversiones, pero también en tiempos, para que se convierta en una realidad cuanto antes, pero, sobre todo, para aprovechar el contexto internacional favorable".

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