
Un Ejército Global para liberar Palestina: Una lectura investigativa del discurso del presidente colombiano Gustavo Petro
En una de las intervenciones políticas más audaces y controvertidas que han resonado en los pasillos de las Naciones Unidas en décadas, el presidente colombiano Gustavo Petro, en su discurso ante la Asamblea General de la ONU el 23 de septiembre de 2025, pidió la creación de un ejército internacional que trascienda el equilibrio tradicional de poder y cuya primera misión sería la liberación de Palestina de la ocupación israelí y el cese del genocidio en curso en Gaza.
El discurso atrajo amplia atención mundial, abriendo un debate complejo sobre el futuro del orden internacional, los límites del derecho internacional y la posibilidad de una transformación fundamental hacia una nueva arquitectura de relaciones internacionales que supere la bipolaridad y la centralidad del poder estadounidense.
Petro: El Fin de las Palabras y el Comienzo de la Acción
En su discurso, Petro criticó con dureza el orden internacional actual, argumentando que un mundo dominada por una sola potencia y cómplice de un genocidio no puede pretender defender la democracia ni los derechos humanos. Subrayó que las declaraciones ya no son suficientes frente a las masacres en Gaza, y propuso crear una fuerza armada internacional compuesta por Estados que rechacen el genocidio, con el mandato de proteger a las poblaciones amenazadas e imponer justicia internacional.
Petro declaró: “Necesitamos un ejército fuerte de naciones que no acepten el genocidio… Debemos reunir armas y ejércitos. Debemos liberar Palestina.”
En referencia a Simón Bolívar, añadió: “Estamos cansados de palabras… Es tiempo de la espada de la libertad o la muerte.”
Posteriormente, en declaraciones publicadas en X (antes Twitter), Petro anunció su intención de presentar un proyecto de resolución ante la Asamblea General de la ONU para establecer un “ejército global por la justicia”, cuya primera misión sería la liberación de Palestina.
De la Paz a la Justicia: Un Cambio de Paradigma
La propuesta de Petro representa un cambio cualitativo en el discurso político internacional. Desde 1945, las fuerzas internacionales de la ONU se han limitado mayormente al mantenimiento de la paz tras los conflictos, operando con mandatos restringidos y con el consentimiento del Consejo de Seguridad.
Petro propone, en cambio, una fuerza no para preservar el statu quo sino para cambiarlo, que intervenga militarmente para prevenir genocidios y poner fin a la ocupación. Este paso de la neutralidad a la acción desafía los principios tradicionales del derecho internacional, como la soberanía estatal y la no intervención, y cuestiona el monopolio del Consejo de Seguridad, especialmente de sus cinco miembros permanentes.
Petro sugirió que dicha fuerza podría establecerse a través de la Asamblea General, citando el precedente de 1950, cuando la resolución “Unidos por la Paz” permitió a la Asamblea eludir un Consejo de Seguridad paralizado para autorizar la intervención militar en Corea.
Obstáculos Políticos y Jurídicos
A pesar del tono revolucionario del discurso de Petro, los obstáculos para su proyecto son enormes. La estructura jurídica de la ONU vincula cualquier uso de la fuerza al Consejo de Seguridad, donde Estados Unidos tiene poder de veto y no permitirá una fuerza que pueda actuar contra Israel.
Las alianzas geopolíticas dificultan formar una coalición global fuera del paraguas occidental, y los Estados críticos de Israel, incluso miembros de la UE o del Sur Global, podrían dudar en unirse a una fuerza que los enfrente directamente con Israel o EE.UU.
Además, existe una falta de voluntad política colectiva: los Estados medianos y pequeños pueden usar una retórica fuerte, pero traducirla en acción militar requiere consenso, actualmente ausente. Intentos previos de reformar el Consejo de Seguridad o crear tribunales internacionales muestran la dificultad de convertir la ambición en realidad bajo el equilibrio actual de poder.
Importancia y Contexto del Discurso
A pesar de estos desafíos, el discurso de Petro no puede reducirse a populismo o retórica. Su importancia radica en el impacto simbólico y político sobre la discusión global acerca de Palestina y el orden internacional.
Primero, redefine la discusión sobre Palestina, de un “conflicto” a un “genocidio”, y de una cuestión política a una de liberación y justicia internacional. Sus referencias a la “espada de Bolívar” y al “ejército de justicia” buscan colocar la causa palestina en el centro de una lucha global por la legitimidad y contra la doble moral internacional.
Segundo, impulsa el debate global sobre la reforma de la ONU, señalando el fracaso del sistema para prevenir genocidios en Ruanda, Siria, Myanmar y ahora Gaza. En este sentido, el ejército propuesto simboliza la necesidad de reconstruir un orden internacional más justo y plural.
Tercero, refleja un cambio en el Sur Global: países de la periferia, de Colombia a Sudáfrica y Brasil, utilizan la ONU para desafiar el monopolio de poder del Norte Global y redefinir la legitimidad internacional, dando a la causa palestina un nuevo peso en alianzas emergentes.
Justicia en la Era del Genocidio
El discurso de Petro llega en un momento crítico, mientras Gaza sufre una de las campañas militares más brutales desde la Nakba. Organismos de la ONU y de derechos humanos, como OCHA, Oxfam y Human Rights Watch, reportan decenas de miles de civiles asesinados y la destrucción generalizada de infraestructura vital, incluyendo hospitales, escuelas y centros de ayuda humanitaria. La ONU documentó también la muerte de cientos de trabajadores humanitarios, en lo que organizaciones internacionales describen como el mayor ataque al sector humanitario en un conflicto moderno.
En este contexto, el discurso de Petro trasciende la teoría, convirtiéndose en un grito contra un mundo que permanece en silencio ante el genocidio. Su llamado a formar un “ejército de justicia” refleja el fracaso del sistema internacional en cumplir su deber fundamental: proteger civiles y aplicar el derecho internacional. Aunque hoy sea irrealizable, expone la brecha entre la retórica y la realidad de la ONU, invitando a repensar los mecanismos de acción colectiva internacional.
Conclusión
El proyecto de Petro de crear un ejército internacional para liberar Palestina puede parecer, desde la perspectiva del realismo político, un sueño utópico difícil de alcanzar en el actual equilibrio de poder. Sin embargo, desde la perspectiva simbólica y estratégica, refleja un cambio profundo en la manera de concebir la justicia internacional, la Palestina y el orden global.
El discurso no cambiará el mundo de inmediato, pero puede marcar un punto de inflexión en el camino hacia la reconfiguración de las instituciones internacionales, haciéndolas capaces de enfrentar genocidios e injusticias. Así como las palabras de Simón Bolívar encendieron la liberación de continentes enteros, el discurso de Petro podría, a largo plazo, ser la chispa que impulse al mundo a considerar un ejército global por la justicia, cuya primera misión comenzaría en Gaza, si Gaza aún existe como la conocemos.
Dr. Rasem Bisharat – Doctorado en Estudios de Asia Occidental y Especialista en Asuntos Latinoamericanos
Imagen de portada: Presidente Petro en la ONU – Pressenza
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