domingo, 28 de abril de 2024

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EL CONGRESO ESTÁ LLENO DE ANTIPATRIAS. LA VERDADERA CASTA ESTÁ DENTRO DEL GOBIERNO QUE DICE COMBATIRLA

 

Imagen tomada de internet

*Por Diego Carbone

El lunes se debatirán en Diputados los proyectos de Ley Bases y paquete fiscal. Con la ayuda de opositores aliados, los libertarios están más cerca de privatizar el país.

Con modificaciones de último momento que se iban negociando en otras oficinas, La Libertad Avanza consiguió dictaminar su nuevo proyecto de ley ómnibus.  El dictamen contó con el acompañamiento del radicalismo, el PRO y Hacemos Coalición Federal (HCF), en un anticipo de la mayoría con la que Javier Milei buscará aprobar su ley el lunes que viene.

La sesión ya fue convocada

La versión final del proyecto, que se re-escribió hasta minutos antes del fin del plenario de comisiones en la Cámara de Diputados, incluye una reforma laboral, la eliminación de la moratoria previsional, facultades delegadas que le permiten a Milei eliminar organismos públicos, un régimen de inversiones con exorbitantes beneficios impositivos, y la privatización de empresas públicas.  Con una novedad: el oficialismo concedió sacar al Banco Nación del listado de privatizaciones.  Horas después, a su vez, La Libertad Avanza conseguiría dictaminar el paquete fiscal que funciona como prenda de negociación con los gobernadores.

El jueves a la mañana, la reunión plenaria de las comisiones de Asuntos Constitucionales, Legislación General y Presupuesto estaba repleta: aquel encuentro para debatir la nueva versión de la Ley Bases sería el primero y el último y nadie quería perdérselo. No habría mucho debate tampoco, ya que la mayor parte de las negociaciones se habían dado de manera informal entre el gobierno nacional y la UCR, el PRO y HCF en las últimas semanas. Ya sobre el cierre, incluso, José Luis Espert (presidente de Presupuesto), solo le daría tres minutos a los diputados para expresarse y, si se pasaban, les cortaba el micrófono.

El dictamen de mayoría terminaría siendo el de La Libertad Avanza con 61 firmas, aunque con disidencias del radicalismo y HCF. El texto final, sin embargo, había ido variando minuto a minuto, con decenas de borradores que iban cambiando mientras duraba el plenario.

A último momento, por ejemplo, se definió eliminar el Banco Nación del listado de empresas públicas a privatizar: una concesión de Milei para evitar que no se lo terminaran volteando en la votación en particular.

El listado final de privatizaciones, en cambio, será: Aerolíneas Argentinas, AYSA, Energía Argentina, Radio y Televisión Argentina, Intercargo, Correo Argentino, Belgrano Cargas, Ferrocarriles Argentinos y Corredores Viales. En tanto, Nucleoléctrica y Yacimientos Carboníferos Río Turbio, estarán sujetas a privatización parcial.

Hubo otros cambios. Uno fue la eliminación del capítulo que habilitaba la liquidación de los títulos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES. Otro, mientras tanto, tenía que ver con el artículo que derogaba la moratoria previsional del 2023 (que había permitido que miles de personas pudieran jubilarse a pesar de no contar con los años de aportes). A pedido de la UCR, el oficialismo incluyó un nuevo tipo de régimen que propone una "prestación de retiro proporcional" para aquellos que no cumplieron con los 30 años de aportes, pero sí con algunos.

Por unas horas, el proyecto de Ley Ómnibus había estado al borde de caerse y todo por la reforma laboral. La inclusión del capítulo laboral, que no había formado parte del proyecto original, había sido una propuesta de la oposición amigable, que pretende aprobar como leyes espejo varios de los capítulos del mega DNU. Se había trabajado sobre una propuesta de la UCR, que incluía la eliminación de la obligatoriedad de las cuotas solidarias a los sindicatos: un punto fuertemente resistido por la CGT, que le reclamó al gobierno nacional y a varios diputados opositores que lo quitaran. LLA estaba incómoda con el artículo, pero fue Miguel Ángel Pichetto el que terminó pateando el tablero y amenazó con que si no se quitaban la mayoría de los artículos de la reforma --como las cuotas sindicales-- él no acompañaba. La UCR, frente a eso, amenazó con quitar su apoyo si el gobierno quitaba la reforma del proyecto. Fue recién cuando, el miércoles a la tarde, llegó el secretario de Trabajo, Julio Cordero, con una contra propuesta que destrabó el acuerdo.

La reforma laboral, finalmente, terminó en el dictamen de mayoría, aunque una versión mucho más acotada. Incluye la ampliación del período de prueba a seis meses, elimina las multas por mala registración laboral y plantea la posibilidad de crear un fondo de cese laboral que reemplace las indemnizaciones.

Durante la discusión, la izquierda y Unión por la Patria cuestionaron con dureza que no se hubiera planteado ningún debate sobre el tema, ni con especialistas o referentes de las centrales de trabajadores. El titular del bloque de UxP, incluso, sugirió que podrían haber habido coimas para introducir el tema: "La reforma laboral del 2000 se llevó puesto un vicepresidente de la Nación por coimas en el Senado. Los que estaban detrás de Flamarique son los mismos que están detrás de esta reforma laboral. Guarda con lo que suceda en las próximas 72 horas porque podríamos estar frente a una situación de lobby nunca vista en la Argentina", deslizó Germán Martínez.

En total hubo unos cinco dictámenes: el de mayoría de LLA y otros cuatro de minoría, uno de UxP, otro de la izquierda, otro de la Coalición Cívica y, finalmente, otro de los socialistas Mónica Fein y Esteban Paulón, y Margarita Stolbizer. Los radicales Pablo Juliano y Fernando Carbajal, mientras tanto, se diferenciaron del resto de la UCR --que acompañó en disidencia con 14 firmas-- y no firmaron ningún dictamen: ambos se opondrán a la ley en el recinto. La clave de la votación, sin embargo, serán las disidencias que plantearon los diputados del radicalismo y HCF al dictamen de mayoría: esas son las objeciones que la oposición amigable intentará introducir, a la fuerza, en el recinto.

El reclamo que más se repitió, tanto en las disidencias de la UCR como en la de la mayoría de HCF --las firmas son de los cordobeses Ignacio García Aresca y Juan Brügge, Nicolás Massot y Oscar Agost Carreño-- tiene que ver con incluir el capítulo impositivo del tabaco. Este artículo, que estaba en la versión original del proyecto de ley pero el oficialismo luego decidió sacar, pretende igualar todos los impuestos internos para todas las empresas. La idea de eliminar el impuesto mínimo y de subir de 70 a 73 por ciento la alícuota del impuesto interno apunta a romper con un lobby que tiene nombre y apellido.  Es la tabacalera Sarandí: una empresa que se beneficia, gracias a una serie de cautelares, con impuestos menores que su competencia. Dado que el oficialismo se rehúsa a incluir la reforma impositiva, la oposición amigable buscará forzar su tratamiento en el recinto.

HCF, por otro lado, planteó la necesidad de ampliar el listado de organismos públicos que están exceptuados de una de la facultades más comprometedoras que se le delegan al presidente: la de intervenir y eliminar organismos del Estado. La oposición amigable había conseguido que el gobierno le garantizara un listado de excepciones a esta facultad: el Incaa, Conicet, Anmat, Enacom, UIF, INTA, el Malbrán, entre otros. Pero había varios que faltaban y HCF reclamó que se incluyera también el INTI y los institutos del Teatro y de la Música.

Otro de los puntos que introdujo el bloque conducido por Pichetto tiene que ver con un mecanismo de transferencia a las cajas previsionales de las provincias. Este constituye uno de los reclamos más fuertes de los gobernadores desde que Milei pisó los fondos y los mandatarios pretenden llegar a una suerte de compromiso este fin de semana que les garantice que estos fondos estarán. Aquella fue la condición que puso García Aresca, en tanto emisario de Martín Llaryora, para acompañar el dictamen. En el caso de que no hubiese acuerdo, HCF se reservó una disidencia parcial en la que plantea la posibilidad de usar el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES para hacer esos pagos.

Paquete fiscal

Apenas se dictaminó el proyecto de ley ómnibus, el oficialismo se puso manos a la obra para dictaminar el paquete fiscal: una dinámica que buscará poner en práctica de nuevo el lunes cuando se traten ambos proyectos en la sesión convocada para las 11.

La lógica del gobierno nacional es que solo se aprobará el paquete fiscal --que arrastra recursos para las provincias-- cuando se haya aprobado, antes, el proyecto de ley Bases de Milei.

La única novedad del paquete --que incluye también una moratoria impositiva, una reducción del impuesto a los bienes personales y un blanqueo de capitales-- tiene que ver con la restitución del impuesto a las Ganancias para los trabajadores. El gobierno había decidido dejar el piso en 1,8 millones de pesos, pero había una discusión en torno a la actualización, que el gobierno quería que fuera anual. Finalmente, Casa Rosada cedió y se definió que sería semestral con la excepción de este año, que se haría de manera trimestral.

Un último pedido

A ninguno de los diputados se le escapó que el día anterior Milei había dicho, en la cena de la Fundación Libertad, que no tenía problema con que le "tiren" su Ley Bases.

Le respondió Agost Carreño: "Resulta raro que el Presidente pida pacto, mande a sus funcionarios y después diga que no le importa que le tiren la ley. Sería bueno que el Presidente no use Twitter hasta la sesión porque pone en riesgo su aprobación". Varios se rieron.


Si el pueblo espera que esto no se vote, debería marchar a la plaza de los dos congresos y presionar a los diputados, que defienden sus sueldos y no al pueblo y están dispuestos a traicionar a todos los argentinos!!! Compañeros gremialistas, ustedes tienen que ponerse a la cabeza y hacer tronar el escarmiento!!!

 





 
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DESFINANCIAMIENTO UNIVERSITARIO ¿AJUSTE O CASTIGO?

 

Art: @pilardibujito

*Por Ludmila Chalon

La situación presupuestaria de las universidades públicas argentinas es crítica. El gobierno de Javier Milei anunció al comienzo de su mandato que el presupuesto para las casas de estudios nacionales iba a ser el mismo que en 2023. Por el altísimo proceso inflacionario que ha sufrido la economía argentina en el último tiempo, dicho presupuesto se encuentra tan devaluado que antes de la mitad del año todas las universidades del país corren peligro de no poder funcionar con normalidad. Esto afectaría el dictado de clases, la apertura de cátedras, becas, insumos para investigación e incluso los servicios básicos para el funcionamiento de cualquier edificio como la electricidad.

Si bien estas medidas responden de manera coherente a la línea ideológica y al tipo de políticas que el presidente y su gabinete vinieron a implementar, podemos comenzar a preguntarnos si esto es simplemente una cuestión de ajuste o existen otros motivos que llevan al gobierno a tomar este tipo de resoluciones. 

Al comienzo del mes de abril fue publicado el informe "El Estado del Debate Público" elaborado por Alaska Comunicación y Tres Punto Zero, en donde se evalúa la imagen del presidente Milei. En este informe podemos observar una particularidad: hay un único sector encuestado en donde la imagen negativa del presidente está inclinada de manera diferencial  y es dentro del grupo social que ha alcanzado estudios universitarios. Los argentinos consultados que han asistido a la universidad muestran una disconformidad con Milei superior al 63%.

Esta desaprobación por parte del sector más “educado” de la sociedad argentina, además de ser una curiosidad, podría explicar en otra línea porqué existe dentro de las políticas de este gobierno una dedicación particular a atacar a las universidades no solo a nivel presupuestario, sino también discursivo.

El gobierno de Javier Milei presenta una particularidad política y comunicacional que ejecutó durante la campaña y continúa en sus medidas de gobierno: la endogamia ideológica. Esta tendencia que proyectan con épica obtusa ha sido una fortaleza a la hora de diferenciarse electoralmente de otros candidatos, y sigue siendo una guía a la hora de construir medidas y discursos.

Para el presidente y su gabinete la posibilidad de direccionarse política y discursivamente hacia la conciliación y los sectores ideológicos no extremados, parece ser baja por decisión y estilo. Pero las más grandes batallas que presentan, a veces difamatorias y violentas, tienen como factor común la incomodidad con la disonancia ideológica que habitúa al presidente. Entonces cabe preguntarnos si el desfinanciamiento universitario es simplemente una medida de ajuste fiscal, o si además responde a que Javier Milei encuentra en las casas de estudios un espacio que le incomoda, no solo por sus cátedras dónde no encuentra simpatía ideológica sino también por sus egresados, que parecen ser mucho menos permeables a sus encantos políticos poco ortodoxos que los sectores menos instruidos de la sociedad.

Históricamente, la universidad pública argentina ha sido un bastión de libertad ideológica e igualdad de posibilidades para nuestros habitantes. También ha sido un bastión de resistencia proveniente de la organización docente y estudiantil. Es por eso que el desfinanciamiento, la difamación y la censura de la actividad política universitaria no es sólo una cuestión de ajuste fiscal o formas discursivas: refleja un mensaje más profundo donde se proyecta el modelo de país y de sociedad que se desea desde algunos sectores del poder. Comprenderlo nos ayudará a entender que esta discusión no se saldará simplemente con la hipotética aparición del presupuesto necesario para continuar las actividades de las universidades con normalidad, mientras desde el aparato del Poder Ejecutivo Nacional se siga promocionando el pensamiento único a través del hostigamiento que representan los discursos violentos y difamatorios, esta lucha debe estar activa.

La defensa de la universidad pública argentina es esencialmente la defensa de la libertad de expresión, de una sociedad más igualitaria y de un proyecto de país que abogue por la soberanía de la grandeza productiva e intelectual de esta nación.

 

*Lic. En Ciencia Política




 





“VAN A LA UNIVERSIDAD PARA HACER POLÍTICA”

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“VAN A LA UNIVERSIDAD PARA HACER POLÍTICA”


Imagen tomada de internet

*Por Alejandro Gimeno

Escribo estas líneas a horas de haber terminado la MARCHA FEDERAL EN DEFENSA DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA Y GRATUITA (podemos para agregar, Libre, Laica, Democrática, Federal e Inclusiva), donde más de un millón de personas se manifestaron en el centro de la Ciudad de Buenos Aires; a los que debemos sumar los cientos de miles, que se movilizaron en las capitales provinciales, y en cada ciudad donde hay una Universidad Nacional.

En los días previos a la marcha, ríos de tinta corrieron a favor y en contra de la educación superior argentina; las plumas de los acólitos del León, fueron las que más nos deben sorprender… “Van a la universidad para hacer política”, “le van a dar más puntos a los estudiantes que fueron a la marcha”, “hay que auditar las universidades porque son cuevas de corrupción” y otras cosas más…

Habría que recordarles a estos esbirros que, desde la fundación de la Universidad de Córdoba a comienzos del 1600, hasta la fecha, las universidades argentinas fueron un espacio de amplia participación política. El modelo universitario argentino es reconocido mundialmente, por el nivel de formación académica, la amplia oferta de investigación, y el compromiso en la extensión, y si a ello le sumamos los componentes, gratuidad y la ubicación geográfica de cada una de las 54 casas de altos estudios, entenderemos porque son tan respetadas nuestras Universidades Nacionales. 

A estos señores libertarios, habría que recordarles que el sistema de educación superior (público y gratuito) único en el mundo, dio como resultado cinco premios nobeles; profesionales y científicos que trabajan en los más prestigiosos centros de investigación y desarrollo del mundo; Debemos reconocer, también, aquellas instituciones que vienen caminando a la par y se nutren del sistema universitario argentino, el Instituto BalseiroINVAP, el CONICET, la CONEA,  por citar algunos, que fueron creados con los hijos de la Universidad pública y gratuita. La comunidad científica internacional respeta con altos honores a la educación superior argentina.

Sin la participación política, no hubiera existido la Reforma Universitaria de 1918, con la participación de los militantes radicales y el apoyo del presidente de la Nación, Don Hipólito YrigoyenA la gratuidad universitaria no se la puede separar del gobierno justicialista del Gral. Juan Domingo Perón; y obviamente que la creación de universidades nacionales, cerca de las casas de las y los pibes de las barriadas populares, como fueron las llamadas universidades del Bicentenario, están íntimamente vinculadas al gobierno de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. El aporte de profesionales y estudiantes universitarios, de extracción radical, a todos los gobiernos, democráticos y de facto, desde comienzos del Siglo XX, nadie lo puede negar. Es casi imposible, querer despolitizar a la universidad argentina, porque ahí radica el corazón de su prestigio y éxito mundial.

Expresiones como “Van a la Universidad para hacer política”, esconden en su interior las pulsiones inconfesables de los partidarios del anarco capitalismo gobernante, que discursivamente desprecian a las instituciones del Estado Nación, y las Universidades Nacionales (públicas y gratuitas) no son la excepción. Todos los discursos de los libertarios están atravesados por expresiones xenófobas o aporofobicas, prueba de esto son los ataques (de los cobardes y anónimos trolls) que sufrió Flor del Alba Cruz Valdez, nacida en República Dominicana y crecida en la República Argentina, que se desempeña como presidenta de la Federación de Centros de estudiantes de la Universidad Nacional de Rosario, afrodescendiente y mujer.

Les molesta la política como herramienta de conquista de derechos, y claramente que el poder estudiar en una universidad gratuita y federal, es un derecho adquirido por las y los argentinos; ellos quieren la política para una minoría, porque ellos defienden los privilegios de las elites extranjerizante, porque no dejan de ser “gatitos sumisos de los poderosos”.

Recorriendo la MARCHA FEDERAL EN DEFENSA DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA Y GRATUITA, pudimos ver cientos de remeras con los logos de tantas casas de altos estudios, también vimos los carteles con consignas, contestatarias, reflexivas, y graciosas; vimos la  solidaridad de las pibas y pibes de universidades privadas, para con sus pares de las universidades públicas; pero también vimos lo más bello que se puede ver en el pueblo argentino, la sonrisa en los rostros de todos los que marchaban, la alegría de encontrarse en el otro, como nos enseñó Don Arturo, el pueblo está alegre cuando disfruta los derechos conquistados, en cambio los seguidores libertarios, solo pueden mentir y agredir, destilando su odio por los privilegios perdidos.

Por una universidad nacional, publica, gratuita, inclusiva para todas las personas que habitan el suelo de la República Argentina, y que nunca más nos quiten las sonrisas.

 

*Periodista. Responsable Periodístico en Agencia de Noticias Clandestina ANCLA


 



LAS FUERZAS DEL AULA VS. LAS FUERZAS DEL CIELO

 

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LAS FUERZAS DEL AULA VS. LAS FUERZAS DEL CIELO



Imagen tomada de internet

*Por Florencia Bravo Heller

El pasado 23 de Abril y a casi cinco meses de asumir, el actual Gobierno se enfrentó a la mayor Movilización Federal de los últimos años, marcando así un precedente generacional.

En ese sentido, como en el Cordobazo, el martes se vivió un hito fundacional, nuevamente con las Masas Obreras y los Movimientos Estudiantiles como protagonistas, con los jóvenes retomando ese camino y herencia de lucha, muchos encontrándose quizá, con su primer sentido de politización.

Retrospectivamente, resulta lógico así imaginar que a cada gobierno le correspondería un detonante, del mismo modo que Néstor tuvo su Blumberg, Cristina su 125, Milei tuvo y tiene a los Universitarios.

Una marcha política en su esencia, como toda interacción social que alberga intereses colectivos, pero libre de partidismos, encolumnados detrás de los estudiantes, en absoluta consonancia con gente con la que probablemente disentimos el resto del año, porque comprendemos que más allá de la polarización que nos enfrenta, nos hermana el valor de la Educación Pública, Gratuita y de Calidad.

Y si se quiere, desde una perspectiva más general, frente a la indiferencia y orfandad dirigencial, y tanto individualismo, las calles sí supieron responder con pleno consenso.

Es innegable no reconocer que este Gobierno ha tocado una fibra muy sensible de la sociedad, el patrimonio público, la identidad cultural, incluso de la sociedad pre Peronista. Arremetieron con la promesa histórica hecha realidad de la clase media, de la movilidad social ascendente, de aquellos relatos individuales que emocionan y que en la marcha se tornaron plurales.

Bajo ese marco, un dato llamativo gratamente a destacar, es la gran presencia y Conducción Estudiantil Femenina, como es el caso de Piera Fernández de Piccoli, Presidenta de la Federación Universitaria Argentina y la encargada de cerrar el discurso del día, así como la heterogeneidad y la presencia de carteles artesanales de una movilización policlasista que marcó un indiscutido punto de inflexión, en donde confluyeron hasta votantes del propio Gobierno y aquí me detengo. Aquí la señal de alerta es clara; la bala esta vez sí entró. Las manifestaciones anteriores supieron ser partidarias, en esta, sus adherentes también estuvieron detrás del reclamo. ¿Por qué? porque las Universidades sostienen los lazos sociales, más allá de la formación, representan una comunidad, una herramienta de fortalecimiento personal en cuanto a la concientización de la dignidad como principio irrenunciable e independiente de la posición social o de origen; una clara muestra que los derechos adquiridos deben ser no solo defendidos, sino sobre todo, respetados.

Como contrapartida, a los argumentos banales para bajarle el precio a una inmensa movilización, popular y convocante, se esgrime la presencia de no Universitarios, como si la historia no nos hubiese demostrado incontables veces que no necesitamos ser la lucha para salir a defenderla, y que no nos movilizamos solo por las causas que nos vinculan individual y directamente, pero sí por todas aquellas que nos interpelan. De la misma manera, es preciso marcar la diferencia con sectores que fagocitados por un Gobierno que capitaliza la xenofobia y la aporofobia, hace apología al mérito, a ese sector que hoy goza de un determinado status se le recordó que a sus abuelos y bisabuelos extranjeros, también les pagamos la universidad, entonces habría que empezar a cortar con esa línea insensible, egoísta y discriminatoria. Es prioritario terminar por entender que ser inmigrante no es un delito, ser pobre no es un estigma, y la posición socioeconómica es un condicionante sí pero nunca debe ser motivo de vergüenza alguna ni frente al más poderoso.

Inclusive, aunque con el inicio de esta gestión, se haya resucitado a ciertos sectores clasistas y representantes de derecha que consideran dispendiosa la inversión pública, es menester aclarar que desfinanciar el aparato educativo, lo que nos engrandece como Nación, nunca va a ser la respuesta. La Educación Pública y Gratuita lejos de ser un gasto, es la garantía de todas las generaciones venideras de continuar con la movilidad social ascendente que nos enorgullece, y nos posibilita el progreso, entendiendo que esto se logra con igualdad de oportunidades que solo genera la Universidad Pública, para que el origen social no determine el futuro de nuestros hijos. Esta es la libertad que queremos.

En el país que una vez supo ser pionero en igualdad de oportunidades, es irrisorio tener que aclarar la importancia de la existencia de Universidades Públicas a lo largo y a lo ancho de nuestro país, y lo que eso, consecuentemente, puede generar en nuestra economía interna. Del mismo modo que resulta bufo explicar que las auditorias, independientemente de los gobiernos, funcionaron siempre.

Por último y para concluir, el verdadero interrogante es, en términos pragmáticos, ¿Sirvió la marcha? ¿Cuál es el límite del Gobierno? ¿Tendremos que salir nuevamente a defender otro derecho conquistado? Habrá eclipsado la Marcha Federal Universitaria la agenda? Y finalmente, ¿El Presidente dejará su postura confrontativa y cederá a la demanda? Porque en definitiva, la discusión sobre la Educación, engloba algo más grande. Cada movilización, manifiesta el modelo de país que queremos. En la región sobradas muestras tenemos de lo que sucede cuando el mercado se encarga de la educación, ya lo aprendió López Murphi, esperemos que no tenga que aprenderlo Caputo.

Este martes fue un termómetro y una primera pista de una gran encrucijada, dejando claro que la gratuidad no es el techo que debemos alcanzar, sino el piso sobre el que debemos construir condiciones que habiliten trayectorias académicas de calidad, significativas y relevantes.

Recordarnos además que como sociedad, somos muchas cosas, nunca indolentes. Primó como en cada manifestación, la sensación de lo colectivo, de no estar solos ante un escenario adverso de ajuste económico, de negacionismo y discursos de odio.

Fueron las fuerzas del aula contra las fuerzas del cielo.


*Analista política





 




MILEI Y SU RAZÓN POPULISTA


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MILEI Y SU RAZÓN POPULISTA


 

*Por Dante Augusto Palma

El periodismo se ha acostumbrado, a lo largo de las últimas décadas, a que deben ser tratados como profetas de la verdad única e incontrastable, a los que no se puede criticar, ni desmentir, ni corregir. Si alguien osa cometer esa imprudencia, es castigado al unísono por todos los miembros de la corporación y sus agrupaciones”. Quien afirma esto es el presidente de la nación, Javier Milei. Y tiene razón, claro.

El mensaje tuvo mucha repercusión porque además de esta afirmación también habló de extorsiones cometidas por un periodismo que estaría corrompido por “sobres” y “pauta oficial”, lo cual le ha valido una denuncia de Jorge Lanata, un contorsionista que supo cambiar su posición drásticamente al ser contratado por el multimedio al que tanto criticaba.  

Pero la polémica del presidente con el periodismo venía in crescendo desde algunos días atrás cuando, por ejemplo, se burló de Jorge Fontevecchia y celebró una eventual inminente quiebra de Perfil; o cuando insultó varias veces al escritor Jorge Fernández Díaz por haber indicado que el de Milei era un “populismo de derecha”. En este último caso, el presidente, además de los insultos, indicó que Fernández Díaz había leído mal y/o había hecho una “mala traducción” de un artículo de Murray Rothbard, referente ideológico de Milei, en el que consideraba, allá por 1992, que la mejor estrategia para el movimiento paleolibertario era avanzar hacia un “populismo de derecha”. Si bien el Fernández Díaz que escribe enojado suele ser bastante poco interesante y previsible, en este caso hacía una lectura correcta de un texto que, por cierto, es bastante explícito y que, justamente, habíamos desarrollado aquí un par de meses atrás. Se trata de “Populismo de derecha: una estrategia para el paleolibertarismo”. Según Fernández Díaz, Milei es un populista de derecha en el sentido que da Rothbard en ese texto y tal afirmación molestó profundamente al presidente. Es que, evidentemente, Milei no se siente cómodo cargando con la mochila de “populista”, de aquí que, para no entrar en contradicción con quien inspiró el nombre de unos de sus perros, afirmó que Rothbard llamaba a crear un paleolibertarismo “popular” pero no “populista”. Milei, entonces, acusa al escritor de una mala traducción, aunque quizás se haya referido a que Fernández Díaz habría interpretado mal el texto. Y lo cierto es que, en ambos casos, Milei estaría equivocado: en primer lugar, porque la traducción es la correcta ya que el texto original se llama “Right-Wing Populism: A Strategy for The Paleo Movement”; y, en segundo lugar, (lo más importante), porque la propuesta de Rothbard no es popular sino populista, en el sentido que el propio Ernesto Laclau, había expresado. Es decir, Rothbard, y luego Milei, parecen partir de la idea de una sociedad fragmentada en diversos grupos con demandas insatisfechas que se agrupa detrás de un liderazgo carismático que establece un “nosotros” (“los argentinos de bien” persiguiendo su interés privado) frente a un “ellos” que es “el poder” (“la casta”). Aun con la enorme falta de matices que supone una definición de un par de renglones como la recién brindada, se trata de un resumen bastante aproximado de lo que Laclau entiende por populismo en su famoso libro La razón populista.  

Ahora bien, como el propio Milei dijo en campaña y ejerciendo ya la presidencia, lo que se entiende por “casta” va mucho más allá de los políticos estrictamente. Incluye, entonces, otros actores de poder y, entre ellos, a los periodistas, incluso a aquellos que creen estar combatiendo “la casta” y pretenden erigirse como garantes de la democracia y las instituciones, aun por encima de los representantes del pueblo elegidos a través del voto.

¿Se trata de una idea original de Milei? No, de hecho está presente en el artículo que el presidente dice que ha sido “mal leído”. En palabras del propio Rothbard:

El antiguo Estados Unidos de la libertad individual, la propiedad privada y el minarquismo, ha sido reemplazado por una coalición de políticos y burócratas aliados con, e incluso dominados por, poderosas corporaciones y élites financieras antiguas (…); y la Nueva Clase de tecnócratas e intelectuales, incluyendo los académicos de la Ivy League y las élites de los medios de comunicación, que es la clase formadora de opinión social”.

El artículo es de 1992, de modo que Rothbard no podía prever el rol que tendrían las redes sociales al momento de comunicar y hacer política, pero si hay algo que caracteriza, por definición, al populismo, sea de izquierda o de derecha, es su pretensión de eliminar las intermediaciones entre el líder y el pueblo. En este sentido, las redes libertarias e incluso su criticada presunta cadena de trolls y bots van en esa línea: comunicación “directa”, sin filtros; el líder habla y el Tik Tok hace el resto. 

Aun cuando Milei sea ingrato con las corporaciones de medios que fueron las que lo catapultaron haciendo de él, por varios años, el economista con más minutos de aire en radio y televisión, es probable que esté convencido de lo acertado de la descripción de Rothbard y que sepa también que más allá de las veleidades y los sesgos de confirmación de las audiencias, lo cierto es que buena parte de la sociedad considera, con acierto, que el periodismo es parte de la casta.    

Es más, el comentario de Milei lo podría haber firmado cualquier kirchnerista en el medio de la disputa por la ley de medios, no por ser (presuntamente) populista, sino, sobre todo porque, como indicamos al principio, tanto Milei como los kirchneristas tendrían razón.     

Asimismo, si es inteligente, Milei también debería saber que los periodistas a los que les da notas asiduamente y que, deberíamos creer, no serían los ensobrados ni manipulados por la pauta a pesar de haber cambiado abruptamente su posicionamiento tras la salida de Bullrich de la contienda electoral, serán los últimos, pero serán, al fin, los que también le van a soltar la mano y van a levantar el dedo cuando regresen a su estadio republicano, ese que abrazaban cuando las políticas económicas no eran de su agrado.  

Probablemente nunca sabremos si la concepción que tiene el presidente de los periodistas responde a convicciones profundas y bien fundamentadas o se trata de raptos de ira donde es lo mismo un mercenario que alguien que, equivocado o no, simplemente piensa distinto que él. Pero el presidente debería saber que aun cuando la descentralización de facto que trajeron las redes hace que hoy sea más fácil resistir dos tapas de Clarín que la viralización de un tweet desafortunado, los mismos que lo elevaron al pedestal, aguardan agazapados la señal de los tiempos nuevos que en algún momento llegarán.

Como indicamos al inicio, en la nota publicada en este espacio algunas semanas atrás, decíamos que había que leer a Rothbard para entender a Milei y mostrábamos que de los 8 puntos que Rothbard estipulaba como camino populista a seguir, Milei abrazaba siete y solo se separaba en uno.

Efectivamente Milei impulsó el recorte de impuestos y de subvenciones, la abolición de políticas de discriminación positiva, la recuperación de las calles eliminando criminales y vagabundos, la defensa de los valores familiares y el cierre del equivalente al BCRA argentino, y solo se diferenció de la propuesta de Rothbard en lo que respecta a hacer “América grande otra vez” protegiendo al trabajador medio contra la euforia globalista (algo que sí hizo Donald Trump). 

Dicho esto, sin musculatura política, a Milei no le va a quedar otra que hacerle caso a la propuesta de Rothbard y, mal que le pese, seguir una estrategia populista también en lo que refiere a su relación con la gente y en lo que respecta al esquema “nosotros/ellos” que tan buenos resultados le ha dado. No lo podrá sostener por siempre y, sin los grandes actores de poder de su lado, el “ellos” será demasiado potente. Mientras tanto, que entre motosierras y licuaciones se filtre alguna que otra verdad no viene mal. Es que algo de razón tiene, aunque ésta sea una “razón populista”.


Publicando en: El Infierno de Dante